Rockeando a pesar de todo

La segunda mitad de la década de 1980 trajo la consolidación del rock mexicano con bandas como Caifanes, La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio y Maná.

La tienda de discos Hip 70 abrió un pequeño club en el piso superior del local.
Walter Schmidt
Ciudad de México /

Para el rock hecho en México, la década de 1970 transcurrió a la sombra del festival de Avándaro, años de represión en los que no se permitieron festivales ni conciertos masivos. En la primavera de 1980 apareció póstumamente el disco El poeta del ruido (Orfeón) de Decibel, que se había desintegrado. El baterista de la banda, Jaime Castañeda, se fue a vivir a Italia y el saxofonista, Javier Baviera, a Los Angeles. Los miembros restantes, Carlos Robledo —teclados—, Alejandro Sánchez —violín— y yo, en los sintetizadores, reformamos la banda con Cuauhtémoc Novelo en las percusiones y realizamos una presentación en el Teatro del Fuego Nuevo de la UAM–Iztapalapa, que marcaría el punto final de la primera etapa de la banda, que no volvería a tener presentaciones en vivo hasta 1993, año del lanzamiento del CD Contranatura.

Tras la desaparición de Decibel, Carlos Robledo y yo decidimos hacer una música distinta. Dejando a un lado el rock progresivo y el rock en oposición, formamos Size con Illy Bleeding en la voz principal, y Dean Style, batería, con influencias del punk rock y la New Wave de bandas como Wire, The Damned y XTC. Dangerous Rhythm fue la primera banda punk de México, que había tomado su nombre de una canción del grupo inglés Ultravox, y que junto a Size abanderó el nuevo movimiento musical.

Las tiendas de discos tuvieron una parte importante en el desarrollo de la música en nuestro país, especialmente Discos Yoko en la Zona Rosa (con sucursal en San Ángel), y Hip 70, fundada por Armando Blanco. En 1980 Yoko cerró su local de San Ángel y Size actuó en dicho evento. En el acelere de la tocada, Illy rompió una botella de refresco y un trozo de vidrio salió disparado contra la cara de uno de los asistentes. Yo seguía tocando y pensé: “Ya nos metimos en un problema”, pero no, afortunadamente el chavo se sintió muy punk y no pasó nada.

La tienda de discos Hip 70 abrió un pequeño club en el piso superior del local. Se hacían tocadas los fines de semana con bandas como El Tri, Dangerous Rhythm y Size. La banda de la casa era Sacudobotas, con El Peli, Horacio Reni y Marino en las guitarras y, eventualmente, Felipe en la batería. Se podría decir que Hip 70 fue el centro de operaciones del punk rock al sur de la ciudad. Surgieron otras bandas como The Casuals (con Ulalume como cantante), The Vomits y Los Pijamas a Go–Go, con Tin Larin (Guillermo Santamarina) y el Capitán Pijama.

Rogerio Azcárraga, hijo del dueño de Discos Orfeón, creó un sello independiente, New Rockers, para producir a los nuevos grupos y así editó los sencillos “No, no, no/ The Bar” y “Electroshock” de Dangerous Rhythm, y “Tonite/ Daily Matrix” de Size.

En esos días estar en un grupo de rock implicaba verse involucrado no solo en el proceso creativo de componer e interpretar canciones, sino también en la publicidad de los conciertos, hacer volantes, repartirlos y cargar con el equipo —nunca tuvimos roadies, (secres)—. Yo tenía un bafle Acoustic para el bajo ¡que pesaba media tonelada! Tocábamos en el Teatro Antonio Caso de Tlatelolco que regenteaba Paco Gruexxo, que era más un hoyo fonki, y en el Salón Revolución.

No teníamos representante ni agencia. Nosotros mismos elaborábamos los contratos y las tocadas se hacían de buena voluntad. En una ocasión fuimos a tocar a una discoteca de Veracruz y no hubo el público esperado. El dueño del antro no solo no quería pagarnos, también secuestró mi sintetizador para cobrarse a lo chino. En Aguascalientes y en Jerez nos presentamos en varias ocasiones. En Acapulco se tuvo que suspender una presentación de Dangerous Rhythm y Size porque ¡una rata había mordisqueado los cables del sonido del antro!

Rogerio Azcárraga falleció en un accidente y entonces Armando Blanco produjo el primer álbum de Dangerous Rhythm. Otros nos decidimos por la autoproducción. Syntoma editó su primer sencillo, “Heloderma/ Engrapadora”; Silueta Pálida “El paso del tiempo”, y Size “El diablo en el cuerpo/ La Cabellera de Berenice” de manera independiente. La música había cambiado. Estos grupos formaban un nuevo contingente, el tecno–pop, que utilizaba sintetizadores y demás equipo electrónico. Poco después apareció Corporación Sintética, que lanzaría discos de Syntoma y del grupo de rock progresivo Iconoclasta.

Discos Polygram firmó a Size con José Luis Villareal como productor pero salió de la compañía, que decidió no continuar con la producción. En esos días contrató a Botellita de Jerez. Afortunadamente, con la carta de retiro nos entregaron la cinta máster con las grabaciones de Size. Estas canciones verían la luz hasta 1993, cuando Rock n’Roll Circus editó un CD recopilatorio.

En 1984, Carlos Robledo y yo fuimos invitados por Ulalume para musicalizar unas letras y hacer una presentación en el bar El Nueve. Conocía el lugar y había visto cómo se había ido transformando de un bar gay algo ñoño (no se permitía la entrada a mujeres) en un centro cultural de la diversidad sexual, gracias al hábil manejo de Henri Donadieu. Esa actuación con Ulalume daría lugar a la formación de Casino Shanghai. Después de su primera actuación, fue firmado para grabar Film, su álbum debut, con Humberto Álvarez en los sintetizadores. Chela Braniff y Juan Navarro formaron el sello Comrock, que incluyó a grupos como El Tri, Luzbel, Mask, y editaron el álbum de Casino Shanghai.

El sello independiente Noise Kontrol lanzó el CD Backup, recopilado por Roberto Proco, que incluyó buena parte del tecno mexicano de bandas ochenteras como Volti, Artefacto, Size, Cou Cou Bazar, Silueta Pálida, Casino Shanghai y Década 2.

La segunda mitad de la década de 1980 trajo la consolidación del rock mexicano con bandas como Caifanes, La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio y Maná.

Creo que la mayor diferencia entre la década de 1980 y nuestros días, radica en la tecnología, el teléfono celular, las computadoras, Internet y YouTube. Las descargas digitales van desplazando a los CDs, como en su momento éstos desplazaron al vinilo. Ahora hay una gran apertura a la música y a los conciertos de todo tipo, incluyendo el Vive Latino y los festivales de música electrónica. Hay muchos lugares para tocar: el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, el Plaza Condesa, El Imperial, el Lunario. Hay conciertos masivos en el Palacio de los Deportes y en el Foro Sol, ya que ahora los grandes artistas incluyen a México en sus giras.

En la década de 1980 los grupos musicales se contaban con los dedos; hoy son legión.

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