La obra de Rodrigo Ímaz se presenta en el Claustro de Sor Juana

Cultura

En 'Trópicos de la modernidad', el artista muestra una visión crítica de la sociedad: “Mi trabajo es alumbrar temas que no queremos voltear a ver”.

Desde su perspectiva, el tema del arte es darle visibilidad a temas que son escabrosos y que no se quieren abordar (Juan Carlos Bautista)
Ciudad de México /

Rodrigo Ímaz (México, 1982), artista visual y documentalista, experimenta con la memoria, con el presente, con el dibujo, la pintura, la instalación, la escultura, el cine y el grabado en la exposición Trópicos de la modernidad, en la Celda Contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana.

La muestra, en palabras del creador, tiene una visión crítica de la sociedad y al mismo tiempo intenta revelar algunas claves para hablar de ello. Desde su perspectiva, el tema del arte es darle visibilidad a aquello que no se ve, darle luz a los temas que son escabrosos y que no se quieren abordar.

“A mí me parece que mi trabajo, a lo que intenta abonar es a que se inicien esas conversaciones y, en términos sajones, hablar de elefante encerrado en el armario, hablar del problema que tenemos y que normalmente damos por hecho y no vamos a platicar de él. Alumbrar aquellos que tenemos arrinconados y no queremos voltear a ver. Esa es una función de mi trabajo, que puede tener un impacto social”, indicó Ímaz, quien estudió artes visuales en la ENAP y la maestría en práctica artística en la UPV en Valencia, España.

La narrativa de Ímaz, que ha realizado residencias artísticas en Art Cube Artist Studios en Jerusalén, Israel, en 2017, y Residency Unlimited de Nueva York (Fonca 2014), lleva al espectador a reflexionar sobre el acontecer a través de la presentación de 25 de sus obras.

Ímaz dice que el encapuchado se ha convertido en una figura más compleja que ya forma parte de esta sociedad. (Juan Carlos Bautista)

Lo hace de una manera clara. Un ejemplo es la obra In medias res, inspirada en la retórica literaria en la que la narración inicia en medio del relato, según explicó el artista.

Ese “en medio”, detalló, es el naufragio donde hay una suerte de diluvio y una gran inundación, lo que queda son los yacimientos, que por un lado es nuestro pasado prehispánico, por otro son las antenas de televisión de paga junto con los castillos de la esperanza, que son los remates que se dejan en las construcciones para levantar el siguiente piso.

“En el centro está la bandera y justo ahí coloqué una barca a la deriva, cuyos tripulantes son encapuchados, evidentemente hay una referencia hacia el zapatismo y más recientemente a los encapuchados, que tiene que ver con el problema de la violencia, el sicariato y el narcotráfico, pero también con los autodefensas que se cubren para poder sobrevivir, por lo que el encapuchado se ha convertido en una figura más compleja, que ya forma parte de esta sociedad”.

La obra que recibe a los espectadores es Pemexgate, una pieza que Ímaz inició en Nueva York hace ocho años: “Cuando comenzó el desmantelamiento de Pemex en el sexenio de Enrique Peña Nieto, y la continué durante todo este tiempo.

“Es la primera vez que se exhibe esta pieza, que de alguna manera deconstruye el lábaro patrio. Lo que está en juego es el águila y la serpiente, con los volcanes y la noción femenina y masculina, que habla de origen y de la identidad de lo mexicano. Me da gusto que por fin la terminé y que la pude traer para que la vean”.

Ímaz agradeció la oportunidad de mostrar su obra en la Celda del Claustro de Sor Juana, y también extendió su agradecimiento a la curaduría de Aldo Sánchez y la museografía de Alex Aceves.

Pero sobre todo agradeció porque “aquí suena la voz de sor Juana Inés de la Cruz, una de las poetisas más importantes de nuestra historia y probablemente del castellano. Una mujer que en esa época representó libertad poética y artística, para mí es un honor poder presentar estas piezas por los pasillos donde resuenan sus palabras”.

"Mi trabajo intenta abonar a que se inicien conversaciones, a hablar de elefante encerrado en el armario", dice. (Juan Carlos Bautista)
Tiro libre en el MAM

Trópicos de la modernidad se exhibe de forma paralela a Tiro libre, que Rodrigo Ímaz presenta en el Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno (MAM), la cual se podrá visitar hasta 26 de mayo.

Es una intervención de 100 balones reciclados convertidos en macetas dispuestas para intervenir, como semillitas, los alrededores de las esculturas de artistas consagrados que integran el Jardín Escultórico.

“Mostrar mi obra en el MAM es un gran honor porque es un peloteo entre varias generaciones de artistas, de alguna manera es restituir ese valor natural de reforestación

"Al mismo tiempo esas piezas remiten a mi carrera truncada como futbolista, aunque también resuenan con el hecho de que mi abuela que murió hace un año; ella era etnobióloga, así que todo lo que sé de las plantas ella me lo enseñó. La pieza también alude al nacimiento de mi hijo Pablo Ímaz, sus 11 meses es mi último balón ponchado, el último brote que llegó a mi vida”.

En el interior del museo se encuentra una mesa de trabajo y siete balones ponchados, elaborados en mármol, ubicados debajo de la bóveda principal del MAM para que resuenen y se haga eco de la necesidad de respetar los ecosistemas y revertir el calentamiento global.

BSMM

  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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