Salón y Feria del Libro Teatral

Tenía por lo menos 5 o 6 años de no asistir al Salón Internacional del Libro Teatral que organiza la Asociación de Autoras y Autores de Teatro (AAT) de España.

La conocí hace 13, en que ocurría en el hermoso Círculo de Bellas Artes. Luego perdió lustre, según leía a la distancia. Por tanto, la sorpresa y gozo por el resurgimiento de esta fiesta del teatro convertido en papel de imprenta en el Centro Dramático Nacional de Lavapiés son totales.

Quedó increíble el espacio que dispuso el equipo de Ernesto Caballero, director del CDN, en el Teatro Valle Inclán con galerón de exhibición editorial y pequeño foro.

Gran vuelta de tuerca ha dado el presidente de la AAT, el gran dramaturgo Ignacio del Moral, a esta XIX edición del Salón. Sorprendido y halagado estaba de enterarse que fue mi visita de hace 13 años, primero, y luego un año más tarde una segunda a Buenos Aires a la Feria del Libro Teatral que hacía el Teatro Nacional Cervantes, lo que catapultó la creación de la versión mexicana (FeLiT) que ha llegado a su cita XI; este 2018 inserta en el contexto de la Muestra Nacional de Teatro que ocurrió en CdMx y se realizó en la Plaza Ángel Salas del Centro Cultural del Bosque.

El Salón y nuestra Feria poseen en común lo obvio: presentaciones, mesas redondas, conferencias, lecturas dramatizadas y concursos (en el caso del primero uno de Dramaturgia Express, en el de la segunda un Rally Teatral), así como la entrega y anuncio de premios, respectivamente uno para Textos Teatrales y en nuestro caso el Premio Internacional de Ensayo Teatral. Ambas son aún precarias en lo internacional.

En algunas cosas difieren y está bueno incorporar —o no— las que sean interesantes. Por ejemplo, en el Salón sucede un encuentro de traductores de teatro en español —en esta ocasión— al hindú, italiano, coreano, hebreo, rumano e inglés.

El Salón enfoca sus baterías, como tenía que ser siendo la AAT quien convoca, en el autor dramático. La FeLiT abre, además, al ensayo, la teoría, la discusión conceptual.

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TRAS BAMBALINAS
La nueva administración del INBA tendrá como reto repensar y potenciar la FeLiT para hacerla aún más importante. No desaparecerla ni hacerla apéndice de otra fiesta pues es, en sí misma, una celebración en calidad y significado.