La idea de adaptarse a la modalidad que ha impuesto la pandemia y presentar la obra Ricardo III vía streaming para celebrar 12 años de la compañía de Teatro Penitenciario, que dirige Itarí Martha y de la que ellos, Javier Cruz e Ismael Corona son parte, los mantiene muy ocupados, emocionados e incluso “nerviosos”, confiesan al iniciar la entrevista con M2.
“El tiempo apremia”, pues a partir de hoy (25) y hasta el 28 de marzo estaremos presentando la obra vía streaming, en la plataforma Teatrix”, destaca Javier, quien con orgullo comenta que él está en la compañía “desde que inició”.
Y con un dejo de sinceridad, añade: “Conozco el teatro estando en Santa Martha Acatitla, en 2003, 2004; de niño me llevaban al teatro (recuerda); y luego ya estando allá (en la cárcel), un compañero me decía: ‘Vamos al teatro’, porque siempre ha habido programas o talleres. Comencé siendo técnico, conectando cables. Allá adentro se acostumbra hacer pastorelas, festejar el día de la mamá, el 15 de septiembre; pero un día llegó Itarí Martha (quien dirige el Foro Shakespeare) a donde estábamos ensayando, y nos la presentaron, y un compañero le dijo, si nos podía regalar un taller de 4 sesiones, y ella respondió que sí. Llegó ese miércoles y ya llevamos 12 años”.
Su primer personaje fue un “pastor”, que condicionó “que estuviera hasta atrás” porque siempre le dio pena que lo vieran y “más estar en un escenario”.
Sin embargo, la idea que propone Itarí Martha a través del concepto que ha llevado y desarrollado en el penal, en el cual los reclusos encuentran una oportunidad de aprender una profesión, que incluso les reditúa una ganancia y hasta una forma de vida, como en el caso de Javier e Ismael, le atrajo.
“Yo decidí hacer teatro, porque Itarí nos dijo que nos iba a enseñar herramientas que nos iban a servir tanto para la vida, como para el teatro. Y dices: ‘Ah chinga, pues a ver’, Pero sí. Así ha sido”, dice Javier, quien durante sus últimos tres años en el penal se integró a la compañía por lo que también dio vida “al diablo y a un arcángel”.
Y a partir de 2012, como externo, siguió con su carrera, que además de darle la oportunidad de protagonizar la obra Ricardo III “soy uno de los 8 que hay en la obra”, también le ha permitido reintegrase a la sociedad, pues ahora se encarga de “la pre producción, utilería, escenografía y logística, pues antes de la pandemia llevábamos público a la Peni, al teatro Juan Pablo de Tavira, y teníamos que checar los ingresos y egresos de la gente y todos los detalles del montaje”
"Pensaba que el teatro era para cierta clase social"
Sin embargo, obligados por la pandemia, la compañía se ha reinventado, por lo que “esta vez la gente podrá ver la obra Ricardo III desde la comodidad de su trono, en su casa, gracias al streaming”, comenta Ismael, a través del Zoom.
“Para nosotros es una gran oportunidad, porque necesitamos economía, dinero para ganar la guerra, como dice un personaje de la obra”.
La analogía con el montaje es porque como parte de la labor de la compañía, cuando los reclusos que forman parte de ella obtienen su libertad, “tienen una oferta laboral estable, pues egresan como actores y pueden formarse en las áreas como técnicos, dramaturgos, mantenimiento en general”, actividades que desarrollan “en un espacio que tenemos, que se llama El 77, que es El Centro Cultural Autogestivo, donde gestionamos más proyectos, para que esto funcione, para que seamos autogestivos”, explica Ismael.
Muestra de sus palabras es otro montaje que también ocupa parte de su tiempo: “En abril vamos a estar el 9, 10 y 11 en el Teatro Helénico, con Las hijas del Aztlán, así que vamos a cabaretear al aire libre con la dirección de César Enríquez”, dice con cierta picardía, pues sus palabras distan mucho de lo que pensaba cuando llegó la primera oportunidad de subirse a un escenario.
“No quería hacer teatro, siempre pensé que era para cierta clase social y de que solo era un hobbie, pero la compañía ha cambiado mi pensamiento de que un trabajo es sudar, ganarte el dinero con un trabajo pesado, porque he descubierto que no tiene por qué ser así siempre; el teatro tiene muchas áreas y ahora vivo del teatro”.
Reconoce que el teatro “me ha ido modificando, pues aunque sigo teniendo la información mala, ya no ando por la vida como sí no lo supiera. Yo tuve la fortuna de cometer el delito a los 17 años, y la sentencia para los menore es de 5 años, ni antecedentes penales tengo, es una gran ventaja; pero además pensaba que no quería regresar ahí. Y lo que me ayudo a equilibrar esa información fue estar en escena”, destacó.
“No quería verme extorsionando a la gente y dije: vamos a hacer otra cosa, y llegó el teatro”, enfatizó.
Valeria Lemus, una actriz invitada
En la compañía, además de la directora, hay otra mujer, es Valeria Lemus, quien llegó “a los 19 añitos, procedente de San Luis Potosí, donde conocí a Itarí Marta en un taller de Impacto Social que ofreció”; con la idea tener la formación en el foro Shakespeare para su faceta de actriz y productora.
Y en 2013, a un año de haber llegado a la Ciudad se dio la oportunidad de convertirse en la asistente de la producción de El Mago Dioz, uno de los montajes que han presentado en el penal; de entonces a la fecha se ha convertido en pieza clave de la compañía, donde ha hecho equipo con Javier e Ismael, pues los tres comparten las tareas en la sede de El 77.
“Yo coordino a nivel proyecto, papel y administrativo los proyectos que hacemos en Teatro penitenciario y también coordino los proyectos de Impacto Social del Foro Shakespeare”, dice orgullosa.
Claves
- Dentro de los planes de la compañía que surgió en 2009, destaca el montaje de Macbeth para finales de año.
- Cabaret pánico, Ricardo III, El Mago Dioz, Esperando a Godot, Xolomeo y Pitbulieta, La Espera, Las hijas del Aztlán y La mordida son los títulos que han presentado.
- Para los reclusos que desean formar parte de la compañía se lanza una convocatoria anual en febrero.
bgpa