Ya se encuentra en los días en que se abren las posibilidades para alejarse del encierro, pero los dos meses de confinamiento no necesariamente le sirvieron para la escritura, por el contrario: “Ni se escribe, ni se lee de la misma manera”, cuenta el escritor español Santiago Posteguillo.
“Aun cuando uno pudiera pensar que estar confinado es la situación natural de un escritor: eso es correcto, pero cuando el entorno de la persona que escribe está bien; una cosa es que yo tome la decisión de encerrarme en mi casa, en la montaña, en el interior de Valencia, y escribir sabiendo que la gente lleva sus hijos al colegio, toma unas cervezas con los amigos, si quiere, y otra es estar preocupado por las enfermedades o por la pérdida de los puestos de trabajo”.
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Para el autor de novelas históricas, en la actualidad hay múltiples desafíos para la escritura, en especial porque la pandemia ha implicado la necesidad de esforzarse para “abstraerte del dolor que la gente siente por la enfermedad o por familiares que la puede padecer, o por personas que están preocupadas por sus puestos de trabajo”.
“Debes abstraerte porque sabes que lo que tú haces entretiene y también hace pensar a mucha gente. Lo hago porque sé, que precisamente ahora, si hay algo que puede estar ayudando a la gente es leer libros o conectarse en la televisión a ver una serie.
“La labor nuestra, como creadores de contenidos, ha de ser crear historias que distraigan y hagan pensar; también creo que es labor nuestra transmitir que, siendo prioritario hacer frente al tema de la pandemia, no debiéramos hablar de nuevas normalidades, porque hasta leo de forma diferente”.
En sus últimas obras se encuentran Yo, Julia y Y Julia retó a los dioses, ambas publicadas por Planeta; incluso, está en la escritura una nueva novela sobre la antigua Roma y en una serie de guiones para televisión sobre la mujer en la antigua Roma.
“Si me dejaba llevar por las fuentes históricas clásicas, historiadores todos hombres, siempre han dado preminencia a contar la historia de los Hombres, no de la humanidad completa y, si bien podemos admitir que, por ser sociedades patriarcales en el mundo antiguo, había menos mujeres en lugares de poder, sí que hubo unas cuantas que destacaron inmensamente en la vida pública en su momento, aunque luego los historiadores las hayan silenciado”.
Santiago Posteguillo no piensa en rescribir la historia o en lo que se sabía del emperador Severo, sino mostrar que a su lado estaba una emperatriz como Julia, tan importante como él, y contar la historia completa.
PCL