Hace 25 años comenzó lo que Carlos Fuentes llamaría "la primera revolución posmoderna del mundo": el alzamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, en San Cristóbal de las Casas.
La cineasta canadiense Nettie Wild estaba interesada en los grupos marginados y discriminados. Hablar con los protagonistas del levantamiento armado en la región más olvidada de Chiapas se volvió indispensable para ella, a pesar de los riesgos: “Las personas con quienes platiqué eran zapatistas, algunos eran finqueros, militares, gente de la iglesia... todos ellos se pusieron en una posición vulnerable al aceptar que los filmáramos”, explica.
Durante ocho meses, Nettie captó eventos relevantes para presentar un testimonio único sobre la sublevación indígena comandada por el subcomandante Marcos. Ella cree que los problemas persisten, como se vio hace unos días con el asesinato de dos activistas a manos de paramilitares.
"La película no es de un pasado lejano. Los zapatistas están en zonas donde la gente pelea por tener el control de sus vidas, corriendo de los paramilitares, como sucedió la semana pasada con los dos activistas chiapanecos; eventos así ha mostrado que los patrones que vimos cuando hicimos Un lugar llamado Chiapas son exactamente los mismos", explica.
Wild, a través de su compañía y junto con la embajada de Canadá, decidió donar todo el material original a la Filmoteca. Hugo Villa, director de Actividades Cinematográficas de la UNAM explica que “además, tenemos un centro de documentación importante de materiales, a donde se donaron la película, el pietaje, recortes, artículos y todo está disponible en ese centro de documentación".
¿Cómo lograr este equilibrio sin perder la objetividad? ¿Cuáles fueron las responsabilidades que Nettie Wild tuvo al mostrar una realidad social como la de Chiapas? Ella cree que “la responsabilidad número uno es ser muy cuidadoso, darle un contexto correcto a las historias y no hacerlas convenientemente simples. Y la segunda, es que me siento muy, muy contenta de poder regresar esas historias a México, pues esta historia es de ustedes.”
Documentales así encierran cientos de historias qué contar y vivencias de sus realizadores, además de significar una intensa experiencia emocional. "Una gran emoción que tuve fue de confusión, porque como extranjera era muy, muy difícil comprender todo, y eso es muy importante (ligar) me preguntaba todo el tiempo: ¿qué hago aquí? una mujer blanca canadiense. ¿soy arrogante por creer que puedo estar aquí? (ligar) algunas personas me lo preguntaron directamente. es una buena pregunta. pero creo que tenía que ser muy dura en mi punto de vista, basado en una genuina curiosidad. Otra emoción es que, físicamente, fue muy difícil hacerlo. para los miembros mexicanos de mi equipo fue muy peligroso, mucho más que para mí. Esto fue tremendo pero, a fin de cuentas, me doy cuenta de que fue un privilegio", resume.
Gracias a la iniciativa mexicano-canadiense, Un lugar llamado Chiapas se estrenará el jueves 24 de enero en el Cinematógrafo del Chopo, en Ciudad de México.