El 2 de octubre de 1968, los diarios de circulación nacional anunciaban que la Asociación de Academias de la Lengua Española aceptaba el uso de la letra x en la palabra México, pues, según lo que se publicaba, la celebración de los Juegos Olímpicos en el país había reactivado "el debate sobre la correcta grafía de la palabra México".
Esa misma figura —la equis— no sólo marcó a México para siempre en su ortografía; también lo hacía a través de la mira de las armas que portaban soldados y francotiradores dispuestos en las azoteas del conjunto habitacional Tlatelolco, quienes cobraron cientos de vidas de estudiantes y aliados del Movimiento estudiantil que se concentraron en un mitin en la Plaza de las Tres Culturas.
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En MILENIO hicimos un recuento de los eventos y notas culturales que se publicaron hace cincuenta años al mismo tiempo que aquellas voces exigían justicia y libertad. Si bien no tienen nada que ver con los hechos ocurridos durante la matanza del 68, un par de estas notas parece traer consigo un aire de premonición del terrible hecho que aquella tarde sucedería.
Novedades, El Nacional, El Universal y Excélsior anunciaban como uno de los eventos especiales en su cartelera la transmisión de la película La brigada del diablo, como una exclusiva en el cine Tlatelolco, promocionada con la frase ¡Lo que hicieron unos a los otros fue nada comparado con lo que hicieron al enemigo!
Y para el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz todo aquel que estuviera del lado de los estudiantes que exigían libertad de los presos políticos, desaparición del cuerpo de granaderos y la derogación del artículo 145 del código penal federal —entre los seis puntos que conformaban el pliego petitorio— eran enemigos del gobierno.
Otra de las películas que se anunciaban como un estreno en México era El cielo amenaza, promovida con el eslogan "Usted se quedará aterrado... petrificado de tan sólo pensar que esto puede suceder...".
Y aunque estas cintas eran sólo ficción, los mensajes que acompañaban su anuncio no estaban muy alejados del horror que ese día se estaba viviendo en el país.
A 13 días de la Olimpiada México 68, las noticias culturales —que en aquel entonces no se concentraban en una sola sección, sino que compartían espacio con las de sociales, nacional o espectáculos— privilegiaban la información sobre el evento deportivo con el que el gobierno trataba de proyectar una imagen de bienestar económico y social, a pesar del ambiente de represión bajo el que se encontraba el país.
El Ballet Folklórico de Amalia Hernández era una de las agrupaciones que ocupaban las planas aquel día, en las que se anunciaba la colaboración de la bailarina mexicana con coreógrafos extranjeros para realizar el Ballet de los Cinco Continentes, que se presentaría como parte del Programa Cultural de la XIX Olimpiada.
Hace cincuenta años también se informaba sobre la muerte de la mezzosoprano mexicana Josefina Chacha Aguilar, considerada como una de las mejores exponentes operísticas de América. Según las publicaciones del momento, “su máxima actuación la alcanzó en la Scala de Milán, en donde interpretó la ópera Carmen”, sin embargo, se daba cuenta de que había muerto “en la miseria”.
Mientras los integrantes del Consejo General de Huelga se organizaban para ocupar la Plaza de las Tres Culturas, el cuerpo de la cantante era velado en la capilla 7 de la funeraria Gayosso, ubicada en la calle James Sullivan 71.
Cien, doscientos y hasta quinientos fueron los números que se manejaron para dar cuenta de los cuerpos caídos en uno de los hechos más aterradores de la historia de México. Trescientos veinticinco —cifra que proporcionó The Guardian— y que más tarde citaría Octavio Paz en su libro Posdata, es la que se ha considerado como más certera, sin embargo, en México todavía se vive con la incertidumbre de cuántas vidas se perdieron ese día.
Mientras que el 2 de octubre, hace cincuenta años, se anunciaba la inauguración de la exposición El deporte en el arte clásico en el Palacio de Bellas Artes y la entrega de El atleta cósmico, pintura que Salvador Dalí hizo especialmente para el programa cultural de la Olimpiada México 68 —ambas para el 3 de octubre— el escenario que dejaba la matanza de Tlatelolco asemejaba una pesadilla, más que uno de las pinturas de ensueño del pintor español.
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