En la pantalla de una laptop hay casi una veintena de recuadros. Son los rostros de quienes toman una clase virtual. El maestro, desde su casa, está impartiendo la clase. Los estudiantes, casi todos adolescentes, siguen atentos las indicaciones como si estuvieran de forma presencial en el aula.
Los poblanos en confinamiento obligatorio por la pandemia del covid-19, utilizan la música como una forma de desahogo.
Algunos lo hacen para concluir su formación académica y otros por aprender la ejecución de un instrumento, especialmente porque algunas clases son gratuitas.
Así lo explica el director de la academia musical Acordes 6, Octavio Augusto Lezama Almaraz, quien cuenta que por la contingencia sanitaria todas sus clases se imparten ahora “en línea”.
“Casi el 90 por ciento de las clases que teníamos se dan en línea. Todavía estamos dando algunas presenciales por la cuestión de que nosotros nos especializamos en dar clases para jóvenes y adultos. Tenemos alrededor de unos 20 alumnos adultos mayores, que son de entre 50 y 60 años de edad, quienes nos han dicho que no quieren las clases en línea por la cuestión de que no manejan bien las computadoras o el celular”.
Sin embargo, aclara que por respeto a las disposiciones sanitarias les han negado ese servicio, lo que provocó que algunos notificaran que al finalizar el mes suspenden las clases.
“Lo que entendemos y respetamos, en especial, porque son adultos mayores y como consecuencia pertenecen al grupo de mayor riesgo”, dice.
Resalta que por la pandemia del coronavirus pusieron en marcha un programa de enseñanza de forma gratuita, “pero mantenemos nuestros planes de estudio, porque somos una institución privada”.
Indica que los maestros decidieron capacitar a los interesados en aprender la ejecución de algún instrumento como un respaldo por el confinamiento domiciliario. “No tienen costo (...) y tenemos alrededor de 20 personas tomándolos”.
Los cursos que promueven son de canto, guitarra, piano, violín, bajo eléctrico y ukelele.
Señala que antes de la emergencia sanitaria tenían una plantilla de poco más de 200 estudiantes, cifra que disminuyó hasta así el 50 por ciento.
“Como dicen, esta no es una actividad necesaria. Es más de recreación o de hobbie, entonces sí nos bajó casi a la mitad, sí nos ha pegado bastante duro en nuestra matricula. Nos hemos quedado con alrededor de 100 alumnos. Se podría decir que ellos siguen fieles, en especial algunos que tienen ya con nosotros bastante tiempo”.
Presume que cuentan con la certificación del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), lo que buscan alcanzar sus estudiantes.
Afirma que la certificación se da en tres años y los estudiantes egresan con el grado de “estudios en música”.
Por otra parte, destaca que descubren que las personas no están capacitadas para las videoconferencias.
“No es algo tan común, como una llamada telefónica. Por eso la mayoría busca más lo presencial y aunque no les cobramos por enseñar, nos piden dejarlo para cuando todo esto pase”.
Respecto a los horarios de las clases, informa que se establecen de mutuo acuerdo, “pero respetando las clases establecidas con nuestros alumnos regulares (…) Tenemos una sesión o transmitimos en vivo y por Facebook también estamos haciendo una transmisión para que más gente se una a la clase”.
Expresa que los interesados solo deben de contactarlos a la academia para tomar sus datos e integrarlos a la lista de contactos.
“Luego con su nombre de usuario de Facebook, Skype o Zoom les mandamos la invitación para que se integren a la conversación en línea”.
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