Cuba y México son países hermanos y lo serán para siempre, con esta consigna la Alhóndiga de Granaditas bailó y cantó con el Septeto Santiaguero, que se presentó la noche de este viernes en el marco del 49 Festival Internacional Cervantino.
Pidieron candela y el público de Guanajuato respondió como los grandes, no hubo canción que no se parara a bailar, a cantar y a gozar.
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Hasta con coreografía y toda la cosa los asistentes replicaron a la agrupación que interpretó algunas de las canciones más populares y tradicionales, como “Amor Silvestre”.
La explanada de la Alhóndiga de Granaditas se convirtió en un enorme y exclusivo salón de baile: ¡ahí namá! Los reflectores iluminaron las escalinatas desde donde se marcaba el ritmo y la cadencia del “Danzón de la Reina Isabel” y también de "La meneadera", de Ignacio Piñeiro, uno de los temas que mejor caracteriza al Septeto Santiaguero.
De repente, mientras se preparaban para interpretar uno más de sus éxito, los bailarines por una noche empezaron a gritar: ¡Cuba! ¡Cuba ¡Cuba!, en reciprocidad y en agradecimiento, el Septeto Santiaguero respondió con un fuerte ¡México! ¡México! ¡México!
Para cerrar su actuación eligieron el tema de su amigo santiaguero, Eduardo Charón, quien compuso: “Esa familia a mi no me conviene”.
“Parece complicado cuando decimos el titulo, pero es uno de los temas que más presión ha levantado en los escenarios durante nuestras presentaciones, por lo que lo que se ha quedado como el cierre de nuestros conciertos”, expresó Fernando Dewar Webster, director de la agrupación con más de 26 años de trayectoria, once discos grabados y dos premios Grammys Latino.
Invitaron a cantar en coro al auditorio, que ni tardo ni perezoso agarró el ritmo y con las manos arriba interpretó: “Mira cómo dice el coro, lo malo pa’llá; lo negativo, pa’llá; la mala vista, pa’llá; la hipocresía, pa’llá; el mal de ojo, pa’llá; los ciclones, pa’llá; las depresiones, pa’llá; los tornados, pa’llá; los temblores, pa’llá; el coronavirus, pa’lláaaaa”.
Al final se escuchó fuerte la tradicional petición de ¡otra! ¡otra!, pero alguien se atrevió a pedir “otra”, pero “otra docena de canciones porque quería seguir bailando en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas.
PJG