Hace apenas tres décadas nació la Orquesta Sinfónica de Israel Rishon LeZion, fundada por la municipalidad que le da nombre, pero ya se ha convertido en referente en cuanto a agrupaciones musicales al interior de aquel país y de todo el Medio Oriente, al grado de convertirse en la Orquesta de la Ópera de Israel y colaborar con la Fundación Arthur Rubinstein y el Instituto de Música Israelí.
“Por lo general, en el mundo hay una para ópera y otra para música sinfónica, pero nosotros tenemos una temporada completa de ópera, incluyendo Verdi, Puccini, Mozart, Strauss, los compositores más desafiantes del repertorio y, de manera paralela, un repertorio sinfónico que va de Stravinski a Mahler y a Bach”, explicó el director huésped Yeruham Scharovsky, previo a su presentación ayer en el Teatro Juárez, como parte del Festival Internacional Cervantino (FIC). La agrupación tendrá conciertos en otras partes del país, incluidas dos presentaciones en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, los días 16 y 17 de octubre.
Una de las características principales de la orquesta es que busca ofrecer a los espectadores un amplio repertorio de todas las épocas de la música, pero da especial acento a la interpretación y difusión de música contemporánea o inédita de su país, lo que fue resaltado por Yeruham. Destacó en especial el esfuerzo de Ofer Sela, director titular, para conformar programas que abarquen la música de distintas partes del mundo.
“El maestro Sela está ampliando ese repertorio con la música de vanguardia, no solo de compositores israelíes, sino de otros lugares del mundo. La orquesta está adquiriendo una dimensión mucho mayor a nivel internacional, porque vamos a otros países a tocar música de esos lugares. Es interesante, diferente, despierta interés”, enfatizó Scharovsky.
El programa preparado por la Orquesta Sinfónica de Israel para el FIC busca ofrecer un panorama de lo que es su estilo: primero una obra de Mark Lavri, compositor de la época de la formación de Israel, cuando no había autores nacionales, quien “comenzó a crear un estilo: tomaba la música autóctona de la tierra y la transformaba en música sinfónica”, relató el director huésped.
Luego vendrá el Concierto para violonchelo y orquesta, del compositor inglés Edward Elgar, una pieza que pone en desafío el virtuosismo de la solista, Danielle Akta, pero también “la capacidad expresiva de la solista; una obra de profundidad, de amor, que no cualquier chelista puede tocar. No es solamente técnico, no solo virtuoso: es algo pasional, algo intenso”.
Nacida en una familia de músicos, ambos son trompetistas, y con apenas 16 años, Danielle Akta ha sido elogiada por la crítica musical de todo el mundo como joven prodigio del violonchelo. Incluso hace un par de años fue nombrada por la Daily Gazette entre los diez mejores artistas de música clásica, si bien todavía prosigue sus estudios en la Academia de Música Barenboim-Said, en Berlín.
Con un ciclo de conciertos que supera las 120 presentaciones al año, la Orquesta Sinfónica de Israel suele presentar obras de compositores de los países que visita, por ello para el concierto en el Teatro Juárez prepararon una “sorpresa” para el final del concierto: una melodía que suele ser interpretada cuando nos encontramos fuera del país, “pero no diré más”, comentó Yeruham Scharovsky.
“Suelo hacer música mexicana en todo el mundo, sobre todo música folclórica. Hay mucha obra de compositores mexicanos que todavía debe ser tocada en el mundo. No se conoce la música maravillosa que fue creada aquí y creo que puede ser un primer puente para poder interpretarla posteriormente”.
Sinfónica de Israel, entre la modernidad y la tradición
Se presentó en el Teatro Juárez de Guanajuato; ha ampliado su repertorio con las obras de compositores israelíes y de otros lugares del mundo”, dice el director Yeruham Scharovsky.
Guanajuato /
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