La obra musical es un acto de arte; el tema, un acto político: Sylvain Gasançon

El director huésped de la OFUNAM aseguró que las notas de un compositor hablan de la conciencia de los problemas como el cambio climático.

Sylvain Gasançon dejó la batuta para dirigir con las manos.
Daniel Francisco
Ciudad de México /

Las notas hablan al corazón, hablan a la mente, pero lo hacen de temas específicos. Habla la conciencia de la persona que hace música, por ejemplo, un compositor que tiene conciencia de los problemas de la ecología, de los cambios climáticos, afirma Sylvain Gasançon, director huésped de la Orquesta Filarmónica de la UNAM.

Me dice en entrevista que si el músico compone una obra que nos cuenta algo sobre la naturaleza, nos obliga a pensarlo, a tomar en cuenta este problema que existe y no olvidarlo.

Afirma que a veces con la vida que tenemos podemos olvidar los problemas que hay, “pero urge hacer algo. Creo que por eso los músicos se convierten en políticos o activistas, porque la obra musical es un acto de arte, pero el tema de la obra es un acto político. Creo que en nuestros momentos, en nuestros días de hoy, es algo importante que se nota más y sobre todo en la nueva generación de compositores, de los artistas”.

Sylvain Gasançon, director huésped de la Orquesta Filarmónica de la UNAM. (Especial)
Conoce a muchos jóvenes artistas que son compositores, pintores, escritores, “y se nota que tienen en la mente, en la cabeza, estos problemas (cambio climático), porque son de la nueva generación y es la que va a ser más impactada por estos problemas. Creo que ellos se convierten no solamente en artistas, sino a veces en políticos en el sentido más general, como activistas, como miembros de la sociedad. La música puede hablar de estos temas que son tan importantes”.

La obra que eligió para los conciertos del 21 y 22 de mayo, efectuados en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM, fue la Sinfonía número 1 de Albert Roussel, El poema del bosque. Precisa que la idea de este año en El Aleph. Festival de Arte y Ciencia es la ecología o los problemas del cambio climático. “Pensé en esta obra que habla de la naturaleza en diferentes momentos del año, desde el invierno hasta el verano, pasando por la primavera, así que nos habla de cómo la naturaleza se transforma, cómo regresa la vida, las flores, los animales, los árboles, etcétera”.

Explica que fue una elección personal porque le gusta muchísimo, “y pensaba que entraba bien en el tema de este año, y luego la primera pieza que tocaron se llama "Become a river" (Convertirse en río), de John Luther Adams. Me la sugirió José Wolffer, el director de Música de la UNAM; él conoce muy bien al compositor. Lo conocía de nombre, pero no sabía de su obra, y cuando me la propuso entonces la escuché, la trabajé y me interesó muchísimo, así es que la hice con gusto y también empata muy bien con el tema de ecología.

Sylvain Gasançon en ensayo para la presentación de la OFUNAM. (Especial)

Además de hacer "Become river", que es más o menos como la historia de un filete de agua que se convierte en un río muy grande, es un tema del agua que se trata de un asunto importante en nuestros tiempos. El compositor también es un activista de la ecología, se fue a vivir a Alaska varios años, vive en el desierto de Sonora, así que tiene una relación muy especial con la naturaleza, con el mundo ecológico, y así lo pone en su música. Compuso, aparte de la pieza señalada, Become ocean, Become desert, así que son siempre obras que hablan de la naturaleza de los problemas del cambio climático”.

La batuta

Sylvain Gasançon no usa batuta, “son varios directores que no usan la batuta, el más conocido era Pierre Boulez, y es un asunto a la vez personal y técnico. Desde el punto de vista técnico no cambia tanto, solamente que las manos hablan más para mí que la batuta, que es una cosa demasiado reducida y prefiero tocar con mis dos manos, pero no lo puedo explicar, pero técnicamente hablando no cambia tanto. Los músicos, sobre todo, cuando voy a dirigir a una orquesta por primera vez, que no me conoce, se tienen que adaptar porque habitualmente los directores tienen la batuta. Una orquesta como la OFUNAM, por ejemplo, ya me conoce muy bien, ya saben cómo voy a dirigir, así que se adaptan rápidamente”.

Personalmente decidió dejar la batuta hace como 10 años, “es difícil explicarlo, es una cosa que me molesta. No me gusta tener algo en la mano cuando estoy dirigiendo. Me gusta tener las manos libres y así puedo buscar el sonido de los músicos. Es algo que viene con mi cuerpo seguramente, con mi mente, con mi estado de alma, con mi visión de la música, es una reflexión de varios años y pasé muchos años con la batuta y finalmente decidí que tenía que elegir una dirección y decidí que era mejor sin la batuta, sin poder explicar exactamente por qué pero sí fue una decisión muy íntima”.


DMZ

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