Hay historias que sólo se escriben en paz: Tamara Trottner

Nadie nos vio partir, la más reciente novela de la escritora mexicana, es una autoficción inspirada en la historia del secuestro que vivió por parte de su padre.

Autora del libro de 'Un último pedazo de bruma' y 'Siempre las jacarandas'. (Foto: Especial)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Tenía apenas cinco años de edad. Es más, estaba en plena celebración por su cumpleaños y su papá se la llevó, junto a su hermano, en venganza de la madre. Tardó poco más de una década para tener un poco de conciencia de aquellos hechos, pero debieron transcurrir cuatro décadas para asimilarlo, lo que hace con la aparición de la novela Nadie nos vio partir (Alfaguara, 2020).

Tenía que estar en paz para poder empezar a escribirla, para saber que no la iba a escribir de forma maniquea, de buenos y malos, de blanco y negro, sin juicio. En el momento en que supe que podía lograr eso me puse a escribirla, aunque a lo largo de dos años de escritura se aparecieron otras heridas que ni siquiera me había dado cuenta que tenía y se van sanando”, cuenta Tamara Trottner, autora de una historia que prefiere ubicar en el concepto de autoficción, antes que en el de la autobiografía.

Para la escritora, nacida en Ciudad de México, la novela está inspirada en hechos reales, porque es un hecho que su papá la secuestró a ella y a su hermano, que los llevó por Europa y África, antes de recalar en Israel, pero cuando reflexiona sobre el género de la novela, suele pensar que es un poco de misterio, policiaca, de persecución, de amor, de celos, erótica, de venganza…

“La que llega al libro es la tercera versión de la novela. La primera se la había dado a Ramón Córdoba y me acuerdo que en aquella ocasión me dijo ‘Tamara, si no te vas a encuerar, mejor no seas escritora. No puedes tapar las cosas’; y ese fue un consejo que me movió mucho, porque me di cuenta que la autocensura es una de las cosas que más afecta a los escritores, si no se escriben buenas novelas, es porque está la autocensura”, cuenta Tamara Trottner, también autora del libro de cuentos Un último pedazo de bruma y de la novela Siempre las jacarandas.

En Nadie nos vio partir, la autora hace un ejercicio de memoria para contar una historia en la que todo parte de una venganza, pero se convierte en una lucha entre familias poderosas: por ello, cuenta la escritora, fue una trama difícil de escribir: muchos de los personajes de la novela están vivos y existen, y la iban a leer, al mismo tiempo estaba convencida de que debía contarla.

“Sí fue un ejercicio de catarsis en el que te pones en buenos términos con todas las situaciones que suceden. La había empezado a escribir a los 16 años, luego la dejé, y cuando realmente nació fue cuando vi la otra parte: platiqué con mi papá después de 30 años de no haberlo visto y en el momento en que me dio su versión llegó el momento de escribirla”.

Eso sucedió cuando Tamara se dio cuenta que no existen las verdades absolutas, incluso, que “no hay odio más fuerte que aquel que vive después del amor”. Al notarlo, se cuente curada y la escritura avanza de mejor manera: “Termino completamente en paz con toda la situación”.

PCL

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