Tampico fue escenario del último intento de reconquista de los españoles en 1829, pero a partir de ese momento, los ibéricos han sido uno de los pilares del puerto hasta la actualidad, gracias a sus contribuciones al comercio, educación, la medicina y el deporte.
La ciudad se fundó en 1823, en 1829 la legión de Isidro Barradas quiso derrotar al Ejército Mexicano y en 1830 ya había un grupo, nada numeroso, “pero sí de alrededor de 80 o 100 españoles”.
José García Dosal, de padre español (llegó a México en 1917) y de madre de ascendencia española, contó que al reconocer España la Independencia de México en 1940 fue enviado el primer cónsul al país, que llegó a Tampico con el nombre de Francisco Preto y Neto.
“En la ciudad estuvo algunos meses y al ver que había españoles en malas condiciones económicas y de salud, consideró fundar una organización filantrópica y de beneficencia, que se llamó Beneficencia Española de Tampico. Obviamente fue el primer presidente de esta sociedad”, detalló el amante de la historia.
A partir de 1850 una sociedad filantrópica conformada cien por ciento por españoles soñaban con tener un sitio en el cual se pudieran recibir atención médica digna; sin embargo, en los años siguientes se registraron conflictos como la Guerra de Reforma, la Intervención Francesa y otros problemas, lo cual complicó todo.
En 1890 se pensó más en serio la construcción de un hospital, aprovechando que había un poco más de socios, pero aún así, los “no” ganaron por un voto, porque se explicó que no se trataba solo de comprar un terreno y acondicionarlo; el mantenimiento de un hospital es caro y no se puede hacer el ridículo.
García Dosal rememoró que en 1917 “había tres sociedades: una era la Beneficencia Española de Tampico, el Centro Español de Tampico y el Club Deportivo España, que fueron unidas por uno de los miembros al proponerles ser una sola fuerza y compraron 51 mil 970 metros cuadrados en la avenida Hidalgo”.
Dicha cantidad de terreno se disminuyó por el desarrollo urbano al trazarse calles, se vendieron terrenos y se dieron al Seminario Conciliar de Tampico, así fue que en 1922 se acabó la construcción del edificio de la Beneficencia Española, del cual aún se conservan las instalaciones. A partir de 1990, la Bene, como coloquialmente se le conoce, tiene nuevas instalaciones.
“Es la aportación más importante de los españoles a la ciudad de Tampico”, aseguró quien fuera presidente del Consejo de la Bene durante siete años, que incluso en medio de la pandemia por coronavirus de este 2020, atiende a los ciudadanos tampiqueños.
Herencia española
Los visitantes que llegan al puerto no se pueden ir sin visitar y admirar la Catedral de Tampico, que además de ser el epicentro del catolicismo en la región, es una obra de alto valor histórico. En el Tampico de 1840 comenzaron a construir la Catedral Inmaculada Concepción, que en sus inicios fue la Parroquia de la ciudad hasta 1922, que subió el rango.
El reloj, que todos los días resuena al ritmo del campanario a media plaza principal, fue donado por , un prominente empresario español. “Era un empresario, tuvo una ferretería muy importante, fue dueño de varios locales en el centro de la ciudad, muchos de ellos sobrevivieron en los 50 y 60, posteriormente se fueron vendiendo poco a poco”, explicó el historiador tampiqueño.
En la misma cuadra de la Catedral hay otra herencia de los primeros españoles a la sociedad porteña, la cual se mantiene vigente como un ícono de la educación de la región. Los libros de actas refieren que José María Gajá era pedagogo y el introductor de la pluma de acero en México (porque antes escribían con plumas de ave), fue quien donó el terreno en el que cientos de niños han estudiado la primaria que tiene el mismo nombre del benefactor actualmente.
Trajeron el fútbol de Primera División Durante 1940 comenzó la inquietud de formar un equipo de futbol entre la comunidad española, fue entonces que Carlos González Sabín y Arturo Bouza, promovieron entre los socios la idea y fundaron el Club de Futbol Tampico, que comenzó a competir en Primera División. Primero se jugaba en un estadio de madera frente al Cementerio Municipal de Tampico, en donde estaba la plaza de toros Gaona, en el año de 1945.
Posteriormente se compró otro terreno en lo que se llamaba carretera Ejército Nacional (hoy Ejército Mexicano) y ahí se construyó el Estadio Tampico, que se inauguró en 1946. Ahí jugaron los Celestes del Tampico durante 20 años y posteriormente se construyó el Estadio Tamaulipas, pero en ese momento dejó de ser manejado el equipo por españoles. Fue así que el viejo Estadio Tampico fue demolido y en dicho terreno se erigió en 1973 el Centro Deportivo Español, que es una versión del antiguo Centro Español, el cual se encontraba en el Centro de Tampico.