Teatro Abraham Oceransky

Teatro

A 46 años de haberse abierto, primero provisionalmente porque era una bodega de vestuario, un cobertizo sin cara de teatro, se convertiría muy pronto en la sala codiciada para cualquier experimentación.

De vez en vez ocurren actos de justicia tan necesarios y grandes. (Especial)
Jaime Chabaud Magnus
Ciudad de México /

El corazón se sintió grandioso, oía por dentro su latir, como campanas de catedral; la respiración de todos era un huracán; algunos hombres y mujeres mayores caminaban entre los ángeles, era más que un ritual de fe. […] Caminé desde ahí con ellos, siendo ellos, tratando de ser ellos. Fundirme con ellos, saber lo que ellos sabían, y me pregunté: ¿Porqué es tan fuerte el silencio? Algo dentro de mí contestó: <<El silencio es más grande que cualquier grito>>” (Abraham Oceransky, Tras el anuncio del 68, Paso de Gato #75).

De vez en vez ocurren actos de justicia tan necesarios y grandes como el que el lunes pasado tuvo lugar en uno de los espacios escénicos más emblemáticos del país: el Teatro El Galeón ha sido rebautizado con el añadido “Abraham Oceransky”.

A 46 años de haberse abierto, primero provisionalmente porque era una bodega de vestuario, un cobertizo sin cara de teatro, se convertiría muy pronto en la sala codiciada para cualquier experimentación. Por tanto, también se volvió prontísimamente en el más solicitado por los jóvenes directores que anhelaban hacer oír su voz preñada de ese impulso revolucionario, renovador y rabioso que venía de un movimiento al que habían cortado las alas a filo de bayonetas.

El entonces muchacho Oceransky adapta la bodega-cobertizo-navío y con la obra Simio impone un hito con 400 representaciones e inventa un teatro que llegó y se quedó, así como el vicio de Abraham de regalarnos espacios escénicos memorables: la Carpa Alicia, el Estudio T y el Teatro La Libertad. Éste último, la gran aventura de los años recientes de este portentoso artista, ha desaparecido bajo el peso de la estulticia y la cerrazón política de las autoridades salientes de los gobiernos municipal de Xalapa y estatal de Veracruz. Nada debiera opacar la celebración y acto de justicia que el INBA y su Coordinación Nacional de Teatro emprenden.

Sin duda estamos de fiesta con este rebautizado Teatro El Galeón Abraham Oceransky. ¡Felicidades, maestro!

TRASPUNTE

RESTAURAR LA LIBERTAD
Exigencia será para los entrantes gobiernos federal y estatal, reintegrar a la sociedad veracruzana y al maestro Abraham Oceransky un predio para la reedificación del Teatro La Libertad.

LAS MÁS VISTAS