Teoría y práctica

LA CRÍTICA/ESPACIOS

Los arquitectos no estamos formados técnicamente al nivel de los ingenieros, ni al de los escultores en lo compositivo, y mucho menos al de los literatos en cuanto a la escritura y el pensamiento crítico.

El arquitecto debe seguir estudiando, actualizándose y formándose tras graduarse. (Especial)
México /

Aunque parecen dos conceptos extremadamente fáciles de distinguir, la teoría y la práctica se confunden constantemente dentro de las discusiones sobre arquitectura y urbanismo. En la construcción, la práctica abarca casi exclusivamente todo aquello que se materializa en forma de edificios, casas, calles, parques, etcétera; todo lo que se genere a nivel discursivo, la escritura, las discusiones verbales e incluso los dibujos de proyectos no realizados, pertenece necesariamente al ámbito teórico.

Los arquitectos participamos en los procesos de construcción en los ámbitos púbico y privado, desde una posición teórica; lo que aportamos al proceso son las soluciones técnicas y compositivas necesarias para guiar a los demás profesionales involucrados, como los ingenieros, administradores y otros actores relacionados con el proceso. Por último, los obreros son los encargados de materializar las ideas arquitectónicas.

Es por esta razón que la teoría y la crítica son dos campos de estudio en los cuales los arquitectos deberíamos de poner especial atención, no necesariamente para ejercer dichas actividades desde el punto de vista discursivo, sino para que se integren a la composición. También es posible para ellos dedicarse a la escritura y a la difusión de la arquitectura si así lo desean, pero para ello es necesario que los estudiantes complementen su educación universitaria con estudios humanísticos que pueden ir de la historia del arte hasta la filosofía y la literatura. Todo ello para que sean capaces de estructurar correctamente su pensamiento en forma discursiva.

La carrera de arquitectura se compone de educación técnica, ejercicios compositivos y materias humanísticas. Pero ello, desgraciadamente, no alcanza a ser suficiente en ninguna de las tres áreas. Los arquitectos no estamos formados técnicamente al nivel de los ingenieros, ni al de los escultores en lo compositivo, y mucho menos al de los literatos en cuanto a la escritura y el pensamiento crítico.

Parece que la formación del arquitecto requiere ser complementada por especializaciones y estudios de posgrado, para que el individuo pueda sobresalir en el campo en el que decida ejercer su práctica profesional. Aunque suene hasta cierto punto extenuante, debe continuar estudiando, actualizándose y formándose profesionalmente muchos años después de haberse graduado. Pero también se puede ver este fenómeno como la adquisición de la madurez necesaria para ser una autoridad en su campo de conocimiento. Ludwig Mies van der Rohe afirmaba que él no se sintió realmente arquitecto sino hasta que cumplió 30 años de ejercer su profesión, lo cual es una gran lección de humildad de la que todos debemos aprender.

  • Lorenzo Rocha
  • arquitectonicos@gmail.com
  • Arquitecto mexicano y maestro en teoría crítica. Su interés se centra en el uso experimental del espacio. Autor de los libros Arquitectura crítica y Comunidad en obra, el más reciente.

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