Thom Mayne: Rebelde, inconforme y disruptivo

Revista M

El arquitecto Enrique Norten conversó con el ganador del Premio Pritzker de 2005, y hace una reflexión sobre su legado y la evolución de su trabajo con motivo de su exhibición monográfica en el Museo Franz Mayer

Thom Mayne.
y Sarah Gore Reeves
Ciudad de México /

La arquitectura es un medio de comunicación, una forma de describir las cosas cuando las palabras son inapropiadas e inexactas para hablar de la cultura de la cual proviene. Nuestro trabajo pacta con lo efímero de los sentimientos, transcribe las complejidades del mundo, la naturaleza fragmentada y la existencia desgastada. Nuestro interés en lo indeterminado es paralelo al valor que asignamos al lenguaje formal. Nuestro trabajo reitera la naturaleza inconclusa de las cosas. Tenemos esperanza de que logre desenmascarar las decepciones de las apariencias iniciales y logre explorar lo que no podemos ver”, mencionan Thom Mayne y Michael Rotondi, en el libro MORPHOSIS: Buildings and Projects.

Thom Mayne es uno de los creadores de la arquitectura más prolíficos y propositivos de la generación del cambio de siglo. Su legado —integrado por su pensamiento creativo, su labor académica y los proyectos construidos a través de su taller de arquitectura y urbanismo, Morphosis— ha tenido la mayor influencia en la formación y el trabajo de los arquitectos que hemos deambulado por los últimos 50 años, y le ha merecido ser uno de los creadores más reconocidos y laureados de nuestra generación.


Mayne es el eterno “chico malo” de la arquitectura, y uno de los más ricos y complejos representantes de estos tiempos turbulentos en los que vivimos: rebelde, inconforme y disruptivo. Constantemente está en búsqueda de soluciones formales y espaciales que negocian entre el caos, la aleatoriedad del mundo construido y las estructuras firmes de la naturaleza, desde una posición de “resistencia a lo a priori y la búsqueda por maximizar las oportunidades de libertad”, menciona Mayne.

“Su insaciable curiosidad, su necesidad de ir siempre más allá de lo conocido, su necia fe en la arquitectura como instrumento de pensamiento y de acción, lo impulsan siempre hacia adelante”, ha declarado previamente Lebbeus Woods.

La obra de Thom Mayne refleja de la manera más precisa el proceso de una de las transformaciones más significativas de la historia moderna: el paso del territorio de la fisicalidad del siglo XX al mundo abstracto digital en el que estamos inmersos. Su exposición homónima Thom Mayne estará disponible en el Museo Franz Mayer hasta junio de 2024. En esta se ilustra, a través de su trabajo, la evolución que ha experimentado el hacer arquitectónico en las últimas décadas. Su eterna fascinación con la innovación radical le permitió montarse de manera arrogante y valiente en la ola del cambio tecnológico muy temprano, impulsando la sustitución de su interés inicial por la máquina, hacia las sucesivas oportunidades que nos han ofrecido los avances digitales. Tanto su trabajo intelectual como su obra construida evolucionaron siempre al ritmo del desarrollo de las nuevas tecnologías.

Thom Mayne, arquitecto.


De acuerdo con Ada Louise Huxtable: 

“Su trabajo ha movido la arquitectura del siglo XX al XXI”. Con esta exposición, Thom Mayne muestra un fiel retrato de su pensamiento conceptual; expone las raíces y la naturaleza generativa de su arquitectura. No es una colección de edificios o espacios terminados, sino de abstracciones, líneas de fuerza, ideas y patrones organizativos que representan las preguntas que el arquitecto se hace y que genera su trabajo construido.
Esta, su primera exposición monográfica en México, no es solo un viaje por su propia historia creativa, sino también una revisión del proceso transformativo provocado por la revolución digital de los siglos XX y XXI. Nos muestra claramente el cambio paulatino del “uso directo de materiales físicos de investigación y representación al uso de las nuevas tecnologías que han borrado y desenfocado la distinción entre forma y proceso”, declara Mayne.

Por medio de una rica colección de impresiones litográficas, dibujos y construcciones —drawdels—, Mayne describe su turbulenta biografía de más de 40 años de intensa investigación y asombrosas aportaciones al campo de la creación, que conforman uno de los más fascinantes legados de innovación arquitectónica moderna.

La muestra consta de dos partes; en el primer salón Mayne nos comparte la investigación y exploraciones de sus primeros 25 años de práctica profesional, y su interés por los aspectos materiales y tectónicos de la arquitectura por medio de fragmentos, así como sus interconexiones entre sí y con el mundo físico. En el segundo espacio presenta sus intereses actuales por la abstracción y la inmaterialidad, basados en observaciones de la complejidad, la diversidad, la heterogeneidad y la incertidumbre del mundo contemporáneo. Este trabajo busca representar las tensiones, los conflictos, los accidentes y las imperfecciones de nuestra cotidianidad.

Esta exposición muestra una selección de momentos y fragmentos interconectados que se debaten y buscan ubicarse en el frágil equilibrio entre la voluntad creativa y el azar o lo fortuito de un “desorden controlado y articulado”, como lo llama Mayne. Tales fragmentos sugieren la complejidad de la experiencia arquitectónica de la habitabilidad discontinua, dinámica y siempre inconclusa en el espacio y en el tiempo.

“La aproximación morfológica de Mayne crea espacios que solamente pueden ser habitados en formas diferentes. En otras palabras, nuevas formas de habitabilidad deben ser inventadas” -Lebbeus Woods.

Lentes: Oliver Peoples

Total look: Zegna

Pluma fuente: Montblanc



evt


  • Enrique Norten

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