Obligado a trabajar en formatos virtuales para no perder contacto con el público en tiempos de pandemia por covid-19, el Centro Cultural La Titería ha ofrecido varias funciones a través de Zoom. Y aunque los espectáculos han sido bien recibidos, los integrantes de la compañía perciben que algunas cosas han cambiado.
Amaranta Leyva, directora artística de La Titería, dice en entrevista: “cuando estamos interactuando con niños en las funciones virtuales hay muchos silencios. Aunque de hecho busco el silencio de los niños en las obras de teatro, este silencio del que hablo se me hizo distinto, lejano, triste…”
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De ahí nació la idea de poner en marcha una escuela virtual para pequeños escritores a través del proyecto Palabras que Cuentan “para que los niños hablen de lo que sienten, de lo que ven en la pandemia. Ellos fueron los primeros que fueron guardados en su casa y perdieron el espacio púbico, como es el parque, la escuela, las calles... El niño más que nada necesita su espacio social, de recreación, el que le fue quitado por necesidad”.
Amaranta explica que la idea “es crear una comunidad de niños escritores, porque creemos que en este momento es necesario escucharlos, darles la voz, el espacio, así como acompañarlos en sus emociones y pensamientos ahora que están guardados”.
El objetivo principal es “abrirles puertas metafóricas para que se expresen, para que nos digan lo que sienten: cómo viven esta pandemia, cómo viven el confinamiento. Ya que no se los hemos preguntado y es momento de darles la palabra”.
La también dramaturga y docente refiere que “Palabras que Cuentan inició el año pasado como un programa piloto en la Escuela Activa Paidós y los resultados fueron positivos, sorprendentes en varios casos. De las niñas y niños salieron historias muy profundas, algunas muy divertidas. Los niños escritores mejoraron su ortografía, redacción, análisis, concentración y uso de las palabras; pero lo más importante, aprendieron a expresar sus sentimientos y emociones; aumentando la confianza en sí mismos”.
—¿Cuál es el número ideal de participantes?
Estamos creando tres grupos: de siete a ocho años, de nueve a 11 y de 12 en adelante. La idea es que sea un máximo de 15 niños por día, para que todos tengan su espacio y su tiempo para hablar. Trabajaremos con la poesía, que funcionó muy bien con el grupo que ya mencioné, pues al final del curso hicieron un espectáculo de poesía coral de sor Juana Inés de la Cruz. Entendieron quién fue, cómo escribía, el pensamiento de aquella época, etcétera. Fue muy conmovedor lo orgullosos que se sintieron de hacerlo: ellos mismos prepararon sus vestuarios y sus maquillajes y todo a partir del villancico “Las flores y las estrellas”. Les dio la convicción de que son capaces de lograr cosas.
—¿Se incluyen actividades escénicas?
Sí, por ejemplo, con unos niños hice una obra para sacar el miedo, estado de ánimo que convirtieron en un personaje y quedó muy divertida. Esto les permitió exorcizar el miedo de estar guardados y el covid. Vamos haciendo dramatizaciones en la pantalla, y de ahí ellos arman sus videos, sus diálogos o sus poemas.
—¿Cómo cambia la relación con los padres?
Mucho. Por ejemplo, una mamá me decía que estaba muy sorprendida de que su hijo se encerraba mucho tiempo en su cuarto, y se dio cuenta de que lo hacía porque estaba escribiendo su novela. Eso habla de que se desarrollan otras dinámicas, pues los padres comenzaron a apoyar el espacio creativo de este niño. Dentro de tanta tragedia, crear estos espacios creativos, donde la familia además empiece a acompañar al niño, es como un milagro.
Para informes e inscripciones a la escuela virtual de pequeños escritores se puede mandar un correo a latiteriacoyoacan@gmail.com
PCL