Aunque existen cuatro museos en Europa para admirar la obra del filósofo, escritor y músico alemán Friedrich Nietzsche, ninguno posee la magia que tiene el que se localiza en el estado de Tlaxcala, pues en este su propietario podría tener la marca de albergar el mayor número de libros del también poeta. Es el único fuera del continente europeo.
Además de que los visitantes pueden encontrar pinturas, discos, retratos, piedras de su tumba, un peluche que le representa y hasta una réplica del vistoso, abundante y característico mostacho del nacido en Röcken, Lützen, Alemania, el 15 de octubre de 1844, y quien es considerado uno de los filósofos más importantes de Occidente.
Willebaldo Herrera Téllez, escritor e historiador tlaxcalteca, es el dueño del citado recinto —reconocido por la Embajada de Alemania en México—, quien cuenta que son 230 los libros que ha acumulado a lo largo de 50 años y aunque nunca fue su propósito le informaron que con dicho número de obras podría obtener el Récord Guinness.
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Informa que hizo un catálogo de la colección y con base en él, le notificaron que superan las publicaciones que posee a las que existen en los museos de Röcken y Hamburgo, que es manejado por una sociedad civil; así como el recinto dedicado al europeo en Suiza, Sils María; y del que promueve la hermana de Friedrich, Elisabeth Förster-Nietzsche, y patrocina Adolf Hitler.
Aclara que nunca ha considerado hacer valida dicha posibilidad, pues su único fin es difundir la obra e influencia del escritor germano, particularmente notoria en los filósofos existencialistas, críticos, fenomenológicos, postestructuralistas y posmodernos, y en la sociología de Max Weber; así como en generaciones posteriores de teólogos, antropólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, politólogos, historiadores, poetas, novelistas y dramaturgos.
Tiene 69 años de edad y desde los 19 empezó a investigar de Friedrich Nietzsche.
“Este gusto me permitió cumplir el sueño de juventud de conocer la casa donde él había nacido y donde estaba enterrado, en la parroquia cuyo pastor fue su papá, Ludwin Nietzsche, un pastor protestante. Ahí está afuera de la casa parroquial”.
Su gusto por Nietzsche se da en su etapa de estudiante de Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) influenciado por un amigo.
“Es él, el que me inicia. De ahí es que empecé a leer algunas obras, leí la obra completa y me llamó mucho la atención, me fascinó su personalidad y, sobre todo, su obra, y a partir de ahí empiezo a comprar libros y libros”.
Añade que su afición le hizo pensar en un momento de la vida en conformar un museo en el que pudiera rendir tributo al también filólogo, “como idealista, quise formar un museo y lo logré”. Pero reconoce que lo concreta con base en la experiencia que obtuvo al poner en marcha otros museos en su desempeño como funcionario de cultura.
“Tuve que remodelar la casa, mandar a hacer objetos museográficos y muebles que me permitieran poder hacer la exposición, mandar a enmarcar cuadros, mandar hacer algunas piezas de Nietzsche con artesanos. Tengo películas sobre él, hacer una biblioteca con todos los libros sobre él”.
Además de que publica un libro dedicado al músico y filósofo: Nietzsche más allá de míster logos y Lady Gaga, que es un estudio sobre la posmodernidad cultural y Dionisio, el dios mitológico de Grecia. Dicha edición también está en exhibición en el museo, junto con las cartas que el europeo redacta a lo largo de su vida.
“De Nietzsche me atrapó su postura ante la tragedia de la vida, porque decía que lo único que nos salva de sufrir y padecer como seres humanos es el arte, la cultura, es lo único que nos permite redimirnos y salir adelante, como una terapia, pero de sentido espiritual (…) además de una personalidad muy singular”.
Finalmente, da a conocer que su museo inicia operaciones el 13 de agosto de 2019 con entrada gratuita.
“La joya de la corona de mi colección es su correspondencia y la música que grabó la Sinfónica de la UNAM (…) porque Friedrich fue músico aprendió desde los 6 años a tocar el piano porque su papá le enseñó. Los regalos que recibía eran las partituras de Strauss, Orff, Wolff y, por supuesto, Mahler”.
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