Teatro Isauro Martínez, 90 años de historia que dan identidad a Torreón

Luego de visitar los escenarios más importantes, en Chicago, se enamoró del diseño y la arquitectura del Missouri Theatre, al cual Isauro Martínez hizo un homenaje replicando su fachada.

El TIM es producto del imaginario de un hombre que se forjó con el pensamiento del siglo XIX. (Especial)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila. /

El Teatro Isauro Martínez es producto del imaginario de un hombre que se forjó con el pensamiento del siglo XIX. De origen zacatecano y con su segunda década de vida encima, llegó a Torreón junto con su esposa, Juana Ibarra, quien estaba embarazada. Corría el año de 1898.

De trabajar para una empresa alemana dedicada a la ferretería y los ultramarinos, el joven Isauro Martínez entendió que a través de la asociación podría impulsar sus propios negocios, enfocándose particularmente en el ramo del espectáculo.

La historia de este personaje es una como tantas que se concentra en el trabajo y esfuerzo como detonantes del progreso. Sin embargo al buscar las particularidades en la biografía de este hombre, se fortalece la idea de que fue un viajero sorprendido que se enamoró de los espectáculos y los escenarios, lo que pudo reflejar en sus empresas cargadas de una vitalidad enorme, vehículo con el cual decidió ofrecer sus conocimientos y aficiones de una forma amplia con la sociedad.

La idea de compartir su mundo con la población, producto de una visión política cargada hacia el socialismo, lo llevó a establecer las primeras funciones de cine, espectáculo considerado sin duda alguna como algo mágico y trascendente en sus orígenes. Pero también a fundar el primer teatro para Torreón.

Luego de visitar los escenarios más importantes, en la ciudad de St. Joseph, en Chicago, se enamoró del diseño y la arquitectura del Missouri Theatre, al cual Isauro Martínez hizo un homenaje replicando su fachada, obsequiando así el primer teatro a una ciudad joven que se desarrolló económicamente de forma vertiginosa.


El espectáculo como forma de vida

El libro “Teatro Isauro Martínez, patrimonio de los mexicanos” coordinado por Laura Orellana Trinidad y editado por Fineo para conmemorar el 75 aniversario del TIM en 2005, refiere que rondaba el año de 1910, periodo en que se gestó la revolución en México, cuando el empresario se asoció con Ciro Meléndez y Francisco Lozano y formó la Compañía Cinematográfica de Torreón S.A.

El propósito era uno y enorme, el “explotar toda clase de espectáculos dentro y fuera del país y construir teatros”, lo que impulsó como primera empresa la Carpa Pathé. Sobre el particular el historiador Eduardo Guerra refirió que era de “pocas comodidades, situada en la avenida Morelos esquina con Cepeda” siendo el principal centro de espectáculos, que “con el pequeño e incómodo Teatro Herrera, eran los únicos” en la región.

Con este primer paso los laguneros pudieron apreciar las primeras proyecciones de cine e incluso algunas funciones de circo a pesar de la revuelta que impedía se movilizaran las giras de teatro y los grupos musicales.

El libro de referencia recupera la voz de Isauro Martínez, quien explicó ese momento: “...los acontecimientos políticos que empezaron en 1910 me liquidaron algunos negocios, dejándome solamente la Carpa Pathé y desde entonces dediqué todas mis actividades al servicio de la empresa y aunque tenía la convicción de que el negocio necesitaba una transformación, es decir, algo mejor que una carpa, los acontecimientos revolucionarios en esta plaza (la Plaza de Armas de Torreón) que con frecuencia era tomada y evacuada, me lo impidieron”.

Pese al contexto, el empresario tuvo una convicción inquebrantable y se impuso a la idea de seguir trabajando en espera de la oportunidad para lograr la mejoría que se hacía indispensable en su negocio, “tanto en beneficio particular, como el de la colectividad”, pese a establecer de sí mismo que consideraba que no llegó “a este mundo para ser empresario de espectáculos”.

Sobre este periodo histórico, la directora del TIM, Claudia Máynez Alemán apuntó que “Don Isauro llegó a la región con otra visión porque aunque vino a trabajar para una empresa, era un apasionado de la cultura y fundó la Carpa Pathé, que tiene anécdotas muy graciosas”.

Máynez Alemán comentó que el empresario en una actitud vanguardista hizo traer una pantalla cinematográfica desde Nueva York sin considerar que el público lagunero creía que las fotografías en movimiento eran algo real, como ocurría en múltiples ciudades del país ante la novedad tecnológica.

“Hay una anécdota que es muy conocida porque a la carpa iban gentes de todos lados. Pasaron la Pasión de Cristo y don Isauro compró una pantalla muy especial. Donde pues, imagínate que crucifican a Jesús en la película y un hombre con pistola, en cuanto sale Judas le dispara a la pantalla por traidor. Así acabó con la pantalla de la Carpa Pathé”.

La directora del TIM refiere, además, que luego de esta empresa emergió el Cine Princesa, que en origen fue un teatro, y luego el Royal. Pero cuando Torreón tomó rango de ciudad se pensó que era la hora de tener un teatro digno y fue en 1928 que inició la construcción del TIM.

“Don Isauro viajaba mucho. Se iba y traía diferentes ideas de distintas partes a donde él viajaba. Para eso se trajo a Cortinas, fue quien hizo el proyecto del teatro, y luego se trajo a Salvador Tarazona que junto con su hermano eran los escenógrafos de moda. Hacían las mejores escenografías de México.

“Tarazona era español valenciano, se lo trajo para la decoración del teatro y empezaron los trabajos. Blas Cortinas fue el encargado del proyecto. Todo lo que es el trabajo de yesería del teatro que viene siendo toda la arcada del foro, las columnas del foyer, que pareciera que es madera, son de yeso, todo eso lo hicieron los hermanos Mares, de San Pedro de las Colonias, que eran dos hermanos”.

Fue a mediados de 1917 que la Compañía Cinematográfica de Torreón S.A. adquirió los terrenos donde se sitúa el TIM, pero antes, en la esquina de Galeana y Matamoros, se edificó el Cine Imperio, mismo que se anunciaba en La Opinión.

Antes del TIM, el Princesa

Mirar al pasado para reconocer el trabajo cultural de Isauro Martínez permite la recuperación de historias cargadas de un espíritu de solidaridad que se ha extinguido en Torreón. Antes de 1930, el espectáculo se concebía no sólo como una empresa de entretenimiento sino como un motivo para el encuentro social donde las manifestaciones artísticas y populares tuvieron cabida.

Con usos múltiples el Teatro Imperio fue sitio para celebrar mítines, actos filantrópicos, presentar aficionados, obras locales y funciones de circo o box, igual exhibiciones de danza y cine para todos. Claudia Máynez acotó que no obstante, para llegar al TIM, primero se debe pensar en la historia al Cine Princesa, ubicado en la avenida Morelos y la Valdés Carrillo.

Martínez se encargó de la construcción del Princesa y en 1918 comentó a la prensa que llevaría ese nombre debido a que había tomado por modelo los planos de un recinto de igual denominación erigido en Chicago, apenas unos cuantos años antes. 

Cabe mencionar que las ideas arquitectónicas para el Princesa, y el teatro que luego sería el TIM, las obtuvo de viajes realizados en su automóvil a los Estados Unidos.

El arte interior del TIM: ecos de Gustave Moreau

En cuanto a la obra pictórica interior del TIM, inspirada en la pintura francesa del siglo XIX, concentra a audacia y creatividad sensual debido a la diversidad discursiva que se manifiesta en una pintura simbolista que oscila entre pasajes de la mitología y de leyenda.

Luis Everaert Dubernard en la revista de historia y conservación “México en el Tiempo” editada en el año de 1996, refirió que el interior del TIM, donde la visibilidad y acústica se reúne con la belleza de la arquitectura y la decoración, mantiene reminiscencias o ecos plásticos de Gustave Moreau.

“Retomando el tema de los seguidores del estilo apoteósico del pintor francés, resulta sumamente significativo y gratamente satisfactorio el hecho de que en México se tiene una espléndida muestra del trabajo de uno de ellos. Se trata de la decoración parietal que el artista de origen español Salvador Tarazona realizó en los muros interiores y en el plafón del Teatro Isauro Martínez de la ciudad de Torreón, estado de Coahuila”.

De esta forma Everaert Dubernard consideró que al TIM se le puede considerar como uno de los teatros más representativos no sólo en el norte del país sino de la República, toda al conjuntar en fachada e interiores la dominante corriente art déco con estilos árabe y ecléctico en general.

“No obstante es la decoración plástica de la sala de conciertos y de su plafón, obra de Tarazona, lo que más llama la atención por su intrincada labor de arabescos, relieves de tipo indochino y lacerías otomanas que llegan al abigarramiento. Las impactantes pinturas murales a ambos lados del proscenio son el mayor foco de interés: contienen escenas de exotismo, exuberancia, imaginación, fantasía, delirio, decadencia y lujo que parecen sacadas de Las mil y una noches”.

Sobre este particular, la directora del TIM refiere que de manera personal disfruta cuando ofrece una visita guiada a una persona que se enfrenta por vez primera al interior del TIM.

“Siempre estoy pendiente de la reacción de la gente porque es verdaderamente un placer ver la cara de asombro de las personas. Yo estoy convencida que el asombro es precisamente por la obra que es el TIM, la obra pictórica y la arquitectónica”.

Aunque es sabido que la costumbre acaba con el asombro, lo que impide que muchos habitantes de La Laguna valoren el arte que tienen frente a sí, el TIM es un ícono de la cultura que se mantiene en esplendor.

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