Traen al Museo Upaep el rostro del Holocausto

Pinturas, fotografías, videos e instalaciones serán mostradas desde este miércoles 18 a las 18:30 horas y hasta el 13 de octubre

(Especial)
Moisés Ramos Rodríguez
Puebla /

Pinturas, fotografías, videos e instalaciones serán mostradas en el Museo Upaep desde este miércoles 18 a las 18:30 horas y hasta el 13 de octubre en la exposición “Los rostros del exterminio. Holocausto”, donde descuella la participación de Miryam Weiss de Stillman “Buba”, sobreviviente de los asesinatos masivos contra judíos y otros seres humanos en campos de concentración de la Europa dominada por los nazis, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en agosto de 1945, es decir, hace 73 años.


Evelin Flores, directora del sitio de la Avenida 11 Poniente 1914, reveló que se trata de una colaboración entre éste y el Museo Memoria y Tolerancia, y el Centro Cultural Mizrahi de la Ciudad de México. El resto de los expositores son Eduardo Cohen, Claudia Shapiro, Ronen Ades, Sara Schmidt, Lior Mizrahi, Carlos Ruiz, Bere R.Cevada e Ilan Cohen. 


Entre 1933 y 1945 funcionaron los campos de concentración en Alemania, divididos en tres secciones, una de las cuales era de exterminio de judíos, pero también de gitanos romaníes, comunistas, socialistas, discapacitados y homosexuales. En uno de ellos estuvo “Buba” quien había sido conducida ahí con su hermana, recordó Flores: ahí conoció a una de las alemanas más crueles de las que se tiene noticia: Irma Ilsa Ida Grese, joven menor de 20 años de edad destacada por su crueldad y sadismo, quien hacía que sus perros hambrientos devoraran a algunas de las prisioneras.


“Buba”, detalla, perdió dos piezas dentales en su encuentro con quien era conocida como “La perra de Belsen”, amante del “sádico” Josef Mengele conocido como “El Ángel de la muerte”: la niña judía de origen húngaro buscaba a su hermanita una mañana, por lo que lloraba, cuando Grese le dio un golpe tal que le tumbó los dientes.


Sobreviviente del campo de concentración “Buba” tenía una hermana catorce años mayor que ella en México y, asegurando ser mexicana, con sus cuatro hermanos fue llevada a Suecia un año después, de donde escribió una carta en cuyo sobre sólo puso el nombre de su hermana y de nuestro país, con lo cual logró contactar con la mujer que pagó el pasaje en barco de los cinco hermanos.


Los niños llegaron con otros, de los que no conocía la lengua: españoles que iban rumbo exiliados por la guerra civil, por la cual habían perdido a sus familias o a partes de ellas.

Bosques salvadores

En la exposición “Los rostros del exterminio. Holocausto”, se hace un reconocimiento al profesor y diplomático poblano Gilberto Bosques Saldívar, pues México “fue uno de los países que recibió a los refugiados por la Segunda Guerra Mundial. Uno de los personajes que favoreció esta labor diplomática fue el cónsul mexicano Bosques Saldívar, gracias a quien más de 40 mil refugiados judíos y republicanos españoles que vivían en Europa durante el Tercer Reich, consiguieron abandonar el continente, asolado por la guerra”.


“Buba” y sus hermanos fueron beneficiados por esa ayuda y se convirtieron en ciudadanos mexicanos. Miriam, pintora, relata en sus cuadros la “vida” en el campo de concentración, o la despedida de su mamá, donde dos figuras de largo brazos no quieren despedirse. O su llegada “al Paraíso”. Es quien ha recordado: “La mujer desnuda que corría en el bosque perseguida por un hombre soy yo”.


La sobreviviente ha recordado que, estando los mares minados, ella y sus hermanos llegaron a nuestro país en un barco que transportaba periódico, por lo que tuvieron que detenerse un mes en La Habana. Ahí convivieron con misioneros católicos que intentaron convertirlos al catolicismo. 


“Hasta la fecha me fascina la comida mexicana; es muy sabrosa; engordante, sí, pero sabrosa”, ha recordado Buba, quien no pintó las escenas del viaje en barco a México, país que ahora es suyo y del que ha dicho sentir “un agradecimiento que no acaba porque nos dejaron entrar”.


Casada por casi 70 años, conoció a su marido en un centro judío de la Ciudad de México, tuvo hijos y ahora tiene nietos y bisnietos. Buba (Aba para sus nietos) pinta, y asegura: “El amor es algo contra lo que no se puede ir. No dura mucho, pero mientras dura, es más fuerte que uno”. 


ARP

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