'Trilogía del querer querer', tres monólogos que cuestionan el amor romántico

"Todas las historias de amor son complejas, pero hay veces que pueden caer en una simplicidad, por ejemplo: una mujer se enamoró, y hasta ahí", dice la actriz Leilani Ramírez, para quien es vital escudriñar: ¿Desde qué lugar se enamora uno? ¿Cómo incide un like o un mensaje en el estado emocional? ¿Qué hay detrás de una infidelidad? ¿Cuánto cuesta dejar una relación?

Preguntas que, directa o indirectamente, se abordan en la Trilogía del querer querer, cúmulo monólogos donde Leilani, la protagonista, se encarga de dar vida a tres mujeres en diferentes situaciones amorosas, y el rol de director recae en Otto Minera. 

Los tres textos que conforman este montaje, Un novio que tuve, Amor a los veinte y Aguacero, firmados por los dramaturgos Nail Labute y Jose Rivera, buscan generar una reflexión sobre las relaciones de pareja y la normalización de las pequeñas violencias.

"Nos gustaría abrir el panorama para analizar las relaciones de pareja y no solo pensar en Sujeto A se enamora de B. También se habla de las infidelidades porque a veces la mujer es señalada, la mujer es tachada, pero no sabemos desde dónde lo hace, cuál es su contexto", explica Ramírez. 

Trilogía del querer querer comenzó a fraguarse cuando la actriz coincidió con Otto - quien previamente fue su maestro de la materia de Dirección en el Colegio de Literatura Dramática y Teatro, de la UNAM - en la obra El inspector llama a la puerta y le contó de un monólogo sobre el amor romántico que leyó en una clase y le quedó impregnado.

"Me dijo que por qué no lo montábamos, que pensaba que podía ser interesante porque ya había escuchado testimonios de alumnas sobre la violencia que existe en los vínculos amorosos. Entonces, me compartió varios textos, que son traducciones de él, y así comenzamos a seleccionar. Juntamos tres que pudieran darnos unos 50 minutos en escena y así se formó la Trilogía".

Al principio, esta producción escenica se pensó para ser llevada a escuelas de nivel bachillerato, "y así abrir un diálogo con los jóvenes para saber cómo viven las relaciones de pareja, qué tanto se podían identificar, qué guiños tóxicos hay, si aún existen juegos de poder".

Pero el Teatro La Capilla (calle Madrid número 13, colonia Del Carmen, Coyoacán), por conducto de su director artístico Boris Schoemann, destinó la Sala Novo para que la Trilogía del querer querer pueda verse los sábados a las 18 horas. La temporada inició el pasado 8 de junio y finaliza el 27 de julio.

La obra es relevante "no solo para los públicos jóvenes, también para cualquier persona que ha amado en su vida y sigue construyendo un amor de pareja con alguien", afirma la protagonista del montaje.

Además, Leilani Ramírez advierte a los espectadores que van a recordar a sus primeros amores: "Se van a llevar memorias".

El teatro, "una segunda naturaleza" 

La Trilogía del querer querer "no salió de ningún apoyo o estímulo, fue nuestra propia producción y le estamos apostando todo a la taquilla", comparte la actriz, que también ha colaborado en libros como la antología Mujeres Escribiendo Mujeres y el libro de ensayos La necesidad de una reconstrucción.

Partiendo de esto, Ramírez, que descubrió su vena teatral cuando estudiaba en el CCH Vallejo, reconoce que para crear un proyecto independiente "existen maneras: programas o apoyos del gobierno, por ejemplo Fonca o Efiartes", pero "son limitados". 

"Y es un proceso muy largo: primero hacer la carpeta, postularte, juntar a tu equipo y si te quedas, genial. Pero cuando no tienes eso hay que buscar productores independientes u otras formas para ver quién podría apoyarte".

Ante estas dificultades, encuentra motivación en la visión legendario director y dramaturgo brasileño Augusto Boal: "Para él era importante que el teatro tuviera un reflejo en nuestra sociedad, que fuera algo que pudiera reflejar nuestras realidades".

"Es como si estuviéramos buscando la vida, porque muchas veces es habitual caminar, subirnos al metro, ir a una oficina, ir a hacer compras, vamos sin ver nada a nuestro alrededor, sin ver a los ojos a la otra persona. Entonces, cuando haces teatro es una segunda naturaleza en ti: llegas a un lugar y miras a los ojos a una persona, estás buscando los destellos de lo sorpresivo".

— Y regresando al foco de la Trilogía del querer querer, el amor. ¿Qué significa este concepto para ti?

— Ha cambiado mucho porque ahora pienso que el amor debe ser sano, que debe ser una energía que te ayude a construir, a crecer. También pienso que la palabra amar está compuesta de distintos verbos: escuchar, apoyar, aprender. Pienso eso en general del amor. Y de las relaciones de pareja, creo que para decir que amas a alguien, al menos desde mi experiencia, debe haber un tiempo de conocer a esa persona, no es algo de la nada.

— ¿Qué buscas que los espectadores se lleven al ver la obra?

— Si podemos ver a los personajes y reflexionar sobre sus vidas, creo que podemos cambiar nuestros destinos; si alguien sale de la obra y dice 'Ya voy a cortar a mi novio tóxico', eso ya habrá sido un gran paso.

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hc