La obra IA Inteligencia Actoral propone un juego al espectador para decidir por sí mismo quién es más convincente en el papel del príncipe de Dinamarca: el robot o al hombre de carne y hueso.
“El tema surge de algo que está muy presente en nuestra vida, la interacción que tenemos con la inteligencia artificial (IA), ya sea con un navegador o con una plataforma que nos sugiere qué buscar. Hay una gama de espacios y actividades en las cuales estamos constantemente interactuando con IA y no forzosamente nos damos cuenta”, explica en entrevista Flavio González Mello, ganador del Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón y el Premio Nacional de Dramaturgia Víctor Hugo Rascón Banda.
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“Esta interacción con la IA genera una pregunta en muchos de nosotros: ¿cuánto tiempo va a pasar antes de que yo sea sustituido por una entidad de inteligencia artificial que realice mi trabajo más rápido y eficiente, e incluso cumpla funciones de mi vida social o personal? Siendo gente de teatro, la pregunta la llevo a mi ámbito, que es muy contrastante porque es un espacio en el que las cosas igual durante siglos, donde no se filtra la presencia del actor a través de la tecnología como ocurre en el cine, sino que sigue requiriendo de un escenario hecho de madera en el que encima están los actores y enfrente un público, todos de carne y hueso”, expone el dramaturgo.
González Mello, quien también dirige su obra, lleva al límite del teatro lo que ocurre en otros ámbitos: “Entonces en el teatro, que es una frontera y una de las actividades más humanas que podría imaginar, nos hacemos la pregunta de si sería convincente que un robot interpretara el papel de un personaje en lugar de un actor de carne y hueso”.
Con un elenco que incluye a Carlos Aragón, Dobrina Cristeva, Diana Sedano, Fernando Rebeil, Verónica de Alba y Elena del Río, el protagónico del actor y su robot está en manos de Roberto Beck.
Teatro y metateatro
En un futuro muy cercano, el famoso actor Paco Ramos está a punto de estrenar un nuevo montaje de Hamlet, pero recibe una propuesta para filmar una película en Hollywood. Como las obras de Shakespeare en México solo dan 24 funciones, y la lista de espera de los teatros es interminable, el director y el actor se confabulan para utilizar un robot suplente que protagonizará la pieza.
IA Inteligencia Actoral permite también al dramaturgo y director abrir al espectador la manera en que se hace teatro, cómo son los ensayos, qué cosas se discuten, qué problemas hay y por qué a veces es difícil montar y estrenar una obra, en una reflexión de metateatro en el que también se cuestiona su artificio.
“Vemos qué conductas tenemos los humanos que todavía hacemos teatro que muestran, efectivamente, algo de patrón artificial, de algoritmo. La obra plantea en varios momentos la pregunta de qué tanto estamos haciendo lo que queremos, esto es un poco más claro en las plataformas en las que entramos que tienen sugerencias para uno pero se basan en la idea de que lo que ya viste es lo que quieres ver.
“Aunque en el teatro todavía no llegamos allá, la manera en que se ha hecho teatro durante siglos y la manera en que se hace teatro en México tienen muchas fórmulas y procedimientos muy artificiales también, y la actuación misma, que es el tema central de la obra, eso también lo queremos señalar”.
“Es un poco el juego que la misma Inteligencia Actoral propone al espectador y qué él decida quién interpreta mejor a Hamlet”, expone el dramaturgo y director sobre la producción de Erizo Teatro
La escenografía e iluminación están a cargo de Jesús Hernández; el vestuario, de Pilar Boliver; la música, de Jorge David García y Enrique Arriaga Celis; la caracterización, máscaras y títeres, de Jorge Siller; el movimiento escénico, de Marco Antonio Silva; la asistencia de escenografía e iluminación, de Ismael Carrasco; la realización de escenografía, de MACE Montajes Artísticos y la construcción escenográfica, de Iván Cervantes.
Y, además
La ironía del personajeGonzález subraya la ironía de que Hamlet, el personaje más complejo del teatro y que, según el crítico Harold Bloom, es más humano que los humanos, termine haciéndolo un robot, que puede ser más convincente que el actor acostumbrado a hacer lo mismo no sólo en la misma obra, sino obra tras obra o película tras película, y que aborda a su personaje de la misma manera, con los mismos chistes. Literalmente, como un robot.Teatro Helénico del 9 de febrero al 19 de marzo, funciones de jueves a domingo.
DAG