En 1924 inició la construcción de una de las joyas arquitectónicas del Estado de México y edificación que le da orgullo e identidad a Tenango del Valle, hablamos del Teatro Municipal, el cual está a un lustro de cumplir un siglo de antigüedad y que todavía en sus muros, pisos y butacas conserva la esencia de un complejo elegante para disfrutar de eventos dignos para su población y sus visitantes.
Construcción de piedra en su desplante, adobe en sus paredes y madera en la estructura que sostiene el techo de lámina y el de su plafón iluminado por el candelabro, más los altorrelieves terminados en dorado con fondo blanco y los vivos guinda, como el color de las butacas, son parte de los elementos de este inmueble del neoclásico y que para inicios del siglo XX quedó expresado en Art Nouveau.
Resurgimiento
De acuerdo con Federico García García, cronista de Tenango del Valle, hay información que da cuenta que allá por 1903 había un teatro ubicado cerca de la parroquia; sin embargo, este sufrió un incendio y, debido a los conflictos de postguerra de la Revolución, fue hasta 1924 que volvieron a construir un teatro.
“Evidentemente demuestra capacidad organizativa, visión de funcionarios y, sobre todo, el orgullo de la comunidad para hacer que este teatro, que anteriormente ya lo había, pero se había quemado, pudiera estar nuevamente de pie”.
El espacio que se brindó para el teatro fue a un costado de la presidencia municipal, el cual era un terreno baldío y que hoy en día ambos inmuebles son parte del interés histórico y arquitectónico y visita obligada de quienes acuden a este municipio; sin embargo, también se destaca que en la entidad mexiquense solo hay dos edificaciones similares: el teatro de Tenango del Valle y el Teatro Benito Juárez ubicado en el municipio de El Oro.
“Son, por ejemplo, todavía evocaciones a esta grandeza que había en la época porfiriana, esos momentos en los que se exalta la riqueza, el orden, la disciplina y que dan como legado estas construcciones que evocan el gusto francés del porfiriato, y que se van a ir adaptando a las nuevas tendencias arquitectónicas del principio del siglo XX, entre ellas el Art Decó y el Art Nouveau, y que van a guardar muchas características del neoclásico”.
Como se explicó en párrafos anteriores, tras haberse incendiado el anterior teatro, había muy pocas esperanzas de tener otro espacio para la cultura, ya que se atravesaron diversos problemas en aquella década de 1920 como el impacto de la Revolución Mexicana, la pandemia de la gripe española y la inestabilidad política; sin embargo, gobernantes y civiles de ese entonces lucharon contra toda adversidad para tener nuevamente un teatro.
Manos a la obra
Luego de ponerse de acuerdo, en 1924 dio inicio la construcción del Teatro Municipal bajo el diseño de Manuel Gorbea. Después de tres años de arduos trabajos desde el desplante, el armado de su estructura en madera, el amueblado y los decorados de sus cenefas, guirnaldas circundando dos angelitos que flanquean un medallón con el perfil de una mujer, concluyó en 1926, como lo testimonia la piedra labrada en el lobby.
Finalmente, en 1927 la obra fue terminada; el escenario de tipo rectangular, cerrado con piso de madera; la boca de escena amplia, de ocho por cuatro metros de fondo; la altura del piso al escenario de un metro y medio. El aforo del teatro fue diseñado para 558 personas, distribuidas en cinco áreas: en luneta la capacidad para 189 y en platea para 102; en el primer piso para 138 y en el segundo para 114; finalmente, en el palco, espacio para 15. El 10 de mayo se inauguró el Teatro, con Santa, película muda basada en la novela homónima de Federico Gamboa.
Centro de reunión social
A mitad del siglo XX fungió más como centro de reunión social y para la presentación de artistas de renombre nacional.
Su actividad principal recayó sobre la proyección cinematográfica y, en menor medida, sobre teatro, música, danza, ópera, espectáculos infantiles, conferencias, asambleas, actos cívicos del gobierno municipal y educativos.
A principios de los años 80, el cine era uno de los eventos más solicitados, por lo que se remodeló y reabrió en 1983, con lo que tuvo su última etapa de éxito como cine, incluso se destaca la proyección de la película “El Exorcista”, la cual fue una de las mejores películas de terror a nivel mundial.
“La etapa anterior a la última remodelación fue orientado básicamente al cine y fue bastante interesante porque era una de las mejores actividades de diversión para la población tenanguense".
Finalmente, en 2014 hubo una última remodelación con la participación de la arquitecta Elda Gómez Rogel, pues ella planteó y supervisó la restauración integral del inmueble, con la cual devolvió la sobria belleza y se dignificó nuevamente este monumento artístico catalogado dentro del estilo de construcción Art Nouveau, célebre en el Estado de México. De esta forma, junto con la remodelación de la imagen urbana, obtuvo la distinción de Pueblo con Encanto.
JASJ