Una noche de góspel en el FAOT con Alexis Davis

Acompañada por el pianista Héctor Acosta, la cantante presentó un programa con canciones espirituales en el Palacio Municipal de Álamos.

La mezzosoprano Alexis Davis y su esposo Earl Hazell. (Xavier Quirarte)
Álamos, Sonora /

Jessye Norman, soprano estadunidense que hace nueve años se presentó en el Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT), considera que “nunca hay ira en una canción espiritual. Siempre está el sueño del anhelo de que vendrá un día mejor”.

Un anhelo semejante vive en el canto de su compatriota, la mezzosoprano Alexis Davis. Al igual que su ídolo, combina su pasión por la ópera con un fervor por la música religiosa afroamericana. En 2004 la escuchamos por primera vez en México cuando participó en la ópera Porgy and Bess que, producida por su marido, Earl Hazell, se presentó en el Palacio de Bellas Artes.

Acompañada por el pianista Héctor Acosta y el Coro Ars Antiqua, la cantante presentó anoche en el Palacio Municipal de Álamos el concierto Noche de góspel. Como invitado estuvo su marido, cantante de tesitura bajo y productor del espectáculo.

Estudiante de violín durante su infancia, Davis cantó música religiosa en iglesias de Filadelfia, hasta que, a los 15 años, ganó una beca para estudiar canto. En entrevista, aseguró que su afinidad por la música religiosa viene desde niña.

“Eso lo aprendes yendo a la iglesia, pero también en los coros comunitarios, pues cuando vives en ciudades como Filadelfia o Nueva York esa cultura se preserva, todo depende de la iglesia a la que vayas. Generalmente esta música ahora es interpretada por cantantes clásicos”.

LA IMPROVISACIÓN

Las canciones espirituales y de góspel han incrementado su público gracias a que han sido interpretadas por luminarias de la ópera. Si bien para su interpretación se utilizan partituras, hay que tomar en cuenta otros elementos, advirtió Alexis.

“Hay ciertas aproximaciones técnicas que se transmiten de maestro a alumno, pero como esta música se basa en las raíces de la cultura afroamericana que tienen que ver con la improvisación, la forma de abordarla depende de la región de Estados Unidos. Es como el jazz: no es el qué, sino el cómo. Es una forma de ser, una forma de hacer. Eso no está en la partitura. La invención es la madre”, afirma.

MÚSICA CLÁSICA

Earl Hazell refiere que “en el siglo XX grandes compositores afroamericanos como Harry Bourleigh, Hall Johnson y William L. Dawson recabaron todas estas canciones espirituales y de góspel, y les escribieron arreglos. Las cosas habían cambiado, los esclavos se habían liberado, pero estos músicos querían salvar la experiencia cultural, la historia”.

La cantante agregó que “en el siglo XX los afroamericanos todavía eran oprimidos, así que esta música era un recordatorio para quienes todavía sufrían segregación, del fenómeno conocido como Jim Crow (sistema de clases racial) y los linchamientos. Las canciones fueron compiladas y escritas con arreglos, para luego ser cantadas en lugares que no fueran las iglesias”.

En tono de disertación, Alexis afirmó que “las canciones espirituales pasaron de ser la música folclórica de los afroamericanos a ser la música clásica afroamericana”.

ANCESTROS

CANTO PODEROSO
Earl Hazell explica que durante el periodo de esclavitud en Estados Unidos los esclavos que eran propiedad de los amos protestantes tenían la libertad de acercarse a los cantos espirituales. “Ahí los esclavos aprendieron que si iban a la iglesia aprendían las historias bíblicas, a las que luego les agregaban sus propias tradiciones africanas”.

  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras

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