Dentro de las actividades de la extensión del Festival de la Joven Dramaturgia 2019 en la ciudad de Puebla, Patricia Estrada, productora y gestora teatral; Rafael Pérez de la Cruz, dramaturgo poblano; y Pablo Cano, dramaturgo y organizador, celebraron un conversatorio en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), donde coincidieron en la importancia generar espacios de creación, diálogo, intercambio y reflexión sobre la dramaturgia nacional entre los jóvenes y maestros, en aras de fortalecer el teatro mexicano y forjar su identidad.
Durante la charla con jóvenes de artes escénicas, los especialistas expusieron los procesos de gestión cultural y los resultados obtenidos tras 16 años desde la primera edición del festival en Querétaro, lo cual permitió que ahora llegara a la ciudad de Puebla, así como a Guadalajara, San Luis Potosí, Oaxaca y Acapulco.
Patricia Estrada, gestora cultural, explicó que entre las premisas para la continuidad de este festival se encuentra el cuestionar su importancia para el teatro, de ahí que la suma de esfuerzos y el apoyo de agentes involucrados en la labor teatral y cultural permite que año con año continúe la dinámica.
“En el proceso empiezan a aparecer las razones para desplazar el miedo ante la urgencia de hacer las cosas, y entonces te preguntas ‘¿por qué es importante hacer este festival?’ Conforme te vas apropiando del porqué, hacerlo dejas de lado la idea de no hacerlo, sino que habrá quien se sume”, expuso.
Asimismo, resaltó la alta respuesta de la convocatoria, por lo que año con año la curaduría del festival cambia, con el fin de dar cabida a nuevos escritores y colaborar en el proceso de creación teatral. En ese sentido, indicó que a lo largo de los 16 años del festival también se han recibido postulaciones de estudiantes poblanos, con el objetivo de diversificar las propuestas, aunado a que se exponen estéticas que permanecieron alejadas a lo convencional.
Además, Estrada resaltó que los resultados del encuentro no solo se determinan con el número de asistentes a las lecturas dramatizadas, sino con el producto final de los jóvenes dramaturgos, tras la discusión del texto dramático y que sirve para dar continuidad al proyecto de cada participante.
Mientras, Pablo Cano, dramaturgo y organizador de la extensión del festival, expuso la importancia de generar estos espacios, pues los resultados en los talleres se replican en otros escenarios del teatro mexicano.
“¿Qué va a pasar con el festival? Esa es la pregunta de cada año, y muchos creen que es un punto de paso, cuando es todo lo contrario, el festival ha permitido que ciertos autores estén en contacto con otras formas de dramaturgia o encontrar sus propias voces, es un espacio de reflexión (…) Parte del resultado del festival es preguntarse ‘¿qué estamos haciendo en el teatro?’”.
Por su parte, Rafael Pérez de la Cruz, dramaturgo poblano, comentó sobre los procesos creativos que se desarrollan dentro del festival, en el cual los jóvenes participan en los talleres gratuitos que son impartidos por dramaturgos consolidados. Por lo anterior, explicó que se desarrolla un espacio de convivencia con el fin de reflexionar sobre la dramaturgia mexicana y lo que tienen que decir las nuevas generaciones, aunado a que los resultados sirven como un punto de inicio para encontrar su propia voz en el teatro.
“Muchos consideran que el festival es una zona de paso, pero no es así. El festival es un punto de encuentro entre los jóvenes y los maestros, así que no se trata de una plataforma (…) Existe un dicho de que hay que generar ‘contactos’ dentro del teatro, pero realmente se trata de enlaces, es decir, se trata de leer a tus contemporáneos, lo que están diciendo, porque al final ellos son los que van a seguir haciendo teatro en México, van a seguir con esto, por eso el festival es para ustedes”, concluyó.
MITM