"Yo sigo haciendo el arroz de mi mamá, el de siempre". Al decirlo, la mirada se le enciende evocando sabores y, sobre todo, recuerdos de esa niñez que bajo el abrigo de sus padres y en una férrea disciplina lo catapultó a los escenarios de mayor prestigio internacional.
A sus 29 años se sabe parte de ese peregrinar, de ese salto a salto que tienen que dar aquellos que han logrado el éxito, en decenas de ciudades en las que el tiempo se acorta y lo limita a un solo objetivo: cumplir una apretada agenda que el mundo del ballet le ha exigido desde que tenía 13.
Pero Isaac se escapa y busca refugios. El estómago es, confiesa, un buen guía para buscarlos y ahí anda, en calles alejadas del barullo turístico y del glamur para encontrar sabores caseros y mimetizarse, aunque sea por un momento, con los lugareños.
Porque quizá esas pequeñas fondas le remitan a su amada Guadalajara. Porque siempre, de alguna manera —sea en remembranza, proyecto o en físico—, regresa a ella, al barrio que acoge y protege.
Como ahora, en esta semana en la que volvió para encabezar Despertares Impulsa, el proyecto multidisciplinario en torno a la danza y otras manifestaciones artísticas que buscan formar y concientizar y que esta noche culmina con su presentación de gran gala en el Auditorio Telmex donde mostrará, junto a grandes estrellas, porque en 2018 fue reconocido con el premio Benois de la Danse como el mejor bailarín del mundo.
Sí, semana sin parar, en la que tuvo que lidiar con decenas de actos, eventos, impartir a 68 jóvenes talentos una Master Class y, desde luego, defender la importancia social de la cultura.
Y de salto en salto, ante la férrea autodisciplina y la dictadura del tiempo, darse un respiro para volver al barrio querido y disfrutar los suculentos tacos de don Luis.
Has estado en Filadelfia, San Francisco, Ámsterdam, París, Londres, entre otras. ¿qué lugar es mágico para ti?
Londres por su diversidad de contenido creativo y cultural.
¿Qué extrañas de Guadalajara?
La familiaridad del barrio, cruzar la calle para ir a la papelería, ir con la señora de la tiendita que me vio crecer, a la parada de los taxis del hospital Zoquipan o al puesto de los tacos de don Luis. Eso es irremplazable, no se puede encontrar en otras partes.
¿Eres comelón?
Es una de las cosas que más me gusta. En mi familia somos 11 y mi mamá cocinó para nosotros toda la vida. Había un régimen muy poco variado y hasta que me fui a vivir a Filadelfia descubrí el sushi, el de verdad, el que no tiene queso crema, y empecé a conocer las diferentes comidas y descubrí que esa era una de las maneras más efectivas de conocer a las personas y a las diferentes culturas, en sus rituales alrededor de la mesa. Cuando voy a otros lugares, por ejemplo a Japón o China, me voy a los puestitos más chiquitos, más locales que se pueda, pues ahí está la vida real, la vida diaria. Ahí están los trabajadores, las inquietudes sociales, está todo. Siempre que viajo, que voy de gira, es como una expedición culinaria.
¿Y la comida inglesa?
No me gusta tanto. Me gustan los scones pero no el fish and chips. Pero Londres tiene gran variedad de comida. Una de mis hermanas estuvo de visita y le organicé un tour de mis lugares favoritos nomás para verle la cara cuando probara los diferentes platillos.
¿Cocinas?
Antes sí, ahora una vez a la semana.
¿Cuál es tu especialidad?
Sigo haciendo el arroz de mi mamá, el de siempre, pues fue lo primero que aprendí a cocinar y su secreto era un cubito de caldo de pollo concentrado. Me sabe igual que el de la casa. También me gusta hacer carne asada, un buen filete, papas al horno y ensaladas.
¿Qué te da el golf?
Paz. Es increíble tomarte cuatro horas del día sin teléfono y conociendo personas. Y si no, al jugar con el campo solo encuentro claridad para los pensamientos. Siempre los campos de golf están en lugares muy privilegiados en diferentes países. Me ha tocado jugar en Irlanda o en todo el Highway One de California. Hay cosas preciosas ahí. Me gusta la idea de que la gente piense que el golf es aburrido, así no están tan llenos y se pueden disfrutar más.
Ben Hogan, un gran golfista, decía: “El tiro más importante en el golf es el siguiente”. ¿Cuál es tu siguiente golpe?
Voy a hacer algo de actuación. Hice El rey de todo el mundo, con Carlos Saura y Vittorio Storaro, y estoy, solo tengo que encontrar el tiempo, para una serie de Netflix.
¿Con Manolo Caro?
Jajaja..sí, me metió en problemas. Después haré una película en Hollywood. Lo hago porque me abrieron las puertas; es una gran oportunidad de aprender de otra versión de mi vida, porque me ha alimentado de una manera diferente y quiero ver adónde me va a llevar. Sé que no es algo a lo que me gustaría dedicarme de lleno, porque hay muchas cosas que me apasionan pero, siempre y cuando haya ese entusiasmo por formar parte de esas oportunidades, las voy a aprovechar.
¿Qué estás leyendo?
The Penguin Book of Historic Speeches, una recopilación de los discursos más emblemáticos de la historia.