A través de una clase magistral en línea con becarios de Opera Studio Beckmann, celebrada en días pasados, el tenor mexicano Rolando Villazón relató como su voz lo ha llevado a protagonizar grandes momentos de la ópera en el mundo.
Desde los 18 años, el cantante y también escritor, disfruta de disfrazarse de payaso para acudir a los centros hospitalarios y compartir un poco de alegría y de esperanza a los enfermos. Es una labor que, además de brindarle grandes satisfacciones, le sirve como una manera de quitarse el estrés.
Su charla de más de dos horas resultó todo un abanico de temas y confesiones de una carrera que lo ha llevado por las grandes casas de ópera del mundo. Con buen humor, Villazón compartió algunos consejos a los aspirantes a cantantes que sin duda les ayudarán a consolidar una carrera dentro del bel canto.
Como director de escena y actualmente director artístico del Festival de Mozart, en Salzburgo, indicó que los concursos, que son una maravilla, sirven en la medida en que hay dinero, funcionan si entre el jurado hay personas que toman decisiones acertadas.
“Fue un sueño participar en 1999 en el concurso Operalia de Plácido Domingo. Aunque no gané el primer lugar, me invitaron a cantar al Covent Garden”, refirió Villazón, quien recientemente publicó su novela más reciente, Amadeus auf dem Fahrrad (Amadeus en bicicleta), en Alemania.
Recomendó que en las audiciones traten de ser auténticos: “no traten de crear personajes, porque en las audiciones lo que buscamos es la voz, la interpretación y la seguridad del cantante, que domine lo que hace, que salga a divertirse”.
Sostuvo que “los cantantes de ópera son atletas y artistas”, de ahí que les recomendara la lectura de libro El juego interior del tenis, escrito por Tim Gallwey, quien fue tenista profesional, maestro y uno de los pioneros en psicología deportiva.
Los cantantes, afirmó, “tienen que cuidar su cuerpo y su voz.
La salud física es importante, pero también la salud mental. No estaría de más que el foniatra les tomara una foto de sus las cuerda vocales, ya que desde su experiencia el 70 por ciento de los cantantes han pasado por el bisturí. En mi caso eso sucedió hace 10 años”.
Firme en sus creencias, invitó a los cantantes a buscar otros placeres, otros oasis, además de la música, que les permita descansar, tomarse un respiro, como hacer yoga, pintar o leer. “No dejen de hacer nada por la carrera; su vida privada es muy importante. Yo tengo una familia con la que estoy feliz: conocí a mi esposa cuando yo tenía 16 años y ella 15”.
Su método para disponer de tiempo y compartirlo con sus seres queridos, es tener 150 días libres al año. De eso, dijo, se encarga su agente.
Filosofía del payaso
Roland Villazón se asumió como un fan de los payasos. Encarnar uno le ha permitido manejar el estrés con gran humor. “Amo la filosofía del payaso. Trabajé como tal cuando tenía 18 años y actualmente también soy embajador de las narices rojas, que son payasos que van a los hospitales.
El tenor refirió que cuando sus actividades se lo permiten, acude caracterizado de payaso a los hospitales, porque considera que “la filosofía del payaso es maravillosa. El payaso nunca pierde, como los mexicanos, lo que nos hace auténticos. Siempre busco en mis personajes lo payaso o el arlequín que tienen”.
Amante también de la literatura, señaló que autores como Julio Cortázar han influido en su carrera artística: “De hecho, yo vivo en París literalmente porque siempre quise vivir en una página de Julio Cortázar”.
El cantante señaló que si hay un libro al que le tiene mucho cariño es Palinuro de México, de Fernando del Paso, novela que estaba leyendo cuando tuvo su primer protagónico en la Ópera de Bellas Artes, el papel de Anselmo en La mulata de Córdoba, de José Pablo Moncayo.
El Festival de Mozart, de Salzburgo, es el mejor del mundo, afirmó Villazón, su director artístico, quien cada 27 de enero acude a las casas donde nació y vivió este genio de la composición, así como a su monumento.
Todos los años, el tenor le lleva serenata a Mozart, acompañado por un mariachi muy especial de Viena: se trata de un grupo conformado por un músico ucraniano, un colombiano, un coreano y una muchacha de la República Checa. Él es el único mexicano.