El niño Vladimir Kibalchich Rusakov (Rusia, 1920 – México, 2005), mejor conocido como Vlady, nació en San Petersburgo y empezó a dibujar a los siete años. Pero su vida cambió, tuvo que salir huyendo a los 20 años de su país al lado de su padre, el escritor Víctor Serge, quien era perseguido por el estalinismo.
Llegaron a México tras recorrer varios países europeos, cruzar el Atlántico, pasar por Martinica, Santo Domingo y Cuba. Fue en la capital de la República donde establecieron su residencia. Hoy esta ciudad le rinde homenaje con la magna exposición Vlady. Revolución y disidencia, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
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La muestra se realiza a 102 años del nacimiento de Vlady; estaba programada para el centenario, pero ante la llegada de pandemia tuvo que posponerse, comentó Eduardo Vázquez, coordinador ejecutivo del Mandato del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
La exhibición, conformada por más de 300 obras, presenta una de las pinturas que fue censurada en los años 90, cuentan los curadores. La pieza desapareció y después se encontró en una oficina del Archivo General de la Nación.
La obra censurada
En septiembre de 1993, Patrocinio González Garrido, entonces secretario de Gobernación, pidió a Vlady que pintara una serie de obras que exaltaran los logros de las “revoluciones permanentes”. Entre las pinturas que presentó se encontraba un cuadríptico de 1994 que fue una provocación para el funcionario, entre otras razones porque uno de ellos exaltaba la imagen de una joven zapatista en ascenso.
Era una pintura que realizó en 1993 inspirada en las jóvenes cantantes Gloria Trevi y Alejandra Guzmán, pero en 1994, al registrarse el levantamiento zapatista, Vlady le añadió un pasamontañas en alusión al EZLN, dice Óscar Molina Palestina, uno de los tres curadores de la muestra.
Araceli Ramírez, también curadora, recuerda que al día siguiente de la inauguración de la exhibición en donde se mostraría esta obra, desapareció de la secretaría, y más tarde se supo que estaba el Archivo General de la Nación, originalmente en una sala de juntas; hoy se encuentra en la entrada del lugar. “Yo destacaría el hecho de que fueron enviadas al Palacio de Lecumberri”, dice.
Vlady visitó Chiapas tras el estallido social, incluso intercambió ideas con el obispo Samuel Ruiz (a quien los indígenas llamaban Tatik) y le hizo un dibujo en un formato amplio que lamentablemente no pudo localizarse para mostrarlo en esta exposición, agrega Ramírez.
“Él le comentó al secretario de Gobernación que haría su propia interpretación de las revoluciones permanente y sí le aceptaron el tema, justamente con la referida obra, titulada Descendimiento y asunción. Representa a una joven rockera zapatista, como la juventud que hará la revolución”, dice la curadora.
Para los jóvenes
Fernando Gálvez, responsable del Centro Vlady de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), comenta: “Vlady fue un permanente disidente y fue el impulsor primario del movimiento de la ruptura, al lado de Alberto Gironella y Héctor Xavier, al crear la Galería Prisse”.
“En esta exposición se podrán ver las diversas preocupaciones ideológicas, filosóficas y éticas de Vlady a lo largo del tiempo. Él fue muy enfático en hacer ver que nada de estas discusiones tendría sentido de no estar acompañadas de la maestría artística y técnica”.
Foto: Haarón Álvarez
La curadora Ramírez agrega que la exposición Revolución y disidencia es un homenaje al pintor ruso mexicano Vlady, proveniente de una estirpe anarquista y de luchadores sociales, y su historia está signada por la experiencia de la guerra, la persecución política, el exilio, la locura de su madre y la muerte.
“Es también un homenaje a sus ancestros y a los mártires que sucumbieron luchando por sus ideales por una sociedad más justa e igualitaria. Esta exposición no es un recuento de su vasta producción, contiene sus obras más importantes con el acento puesto en el proceso creativo y en la interpretación del contenido histórico, social y personal”.
Destacó la relevancia que tiene el estudio de los cuadernos de Vlady, que forman parte del acervo del sitio Vlady de la UACM. Se trata de los diarios que a partir de 1940 utilizó para dibujar las escenas de su vida cotidiana, hacer bocetos y reflexionar sobre historia y política, así como del sentido del arte.
“El estudio de estos invaluables documentos y obras artísticas ha sido una de las más importantes fuentes de investigación. La obra de Vlady es simbólica y alegórica, a través del estudio de estos diarios hemos comprendido su iconografía y algunos símbolos recurrentes de su creación”.
Claudio Albertani, curador italiano e impulsor del Centro Vlady, reconoce que estaban muy emocionados porque al fin lograron presentar la obra del artista en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, cuna del muralismo, en el momento en que se celebra el centenario de ese movimiento pictórico de importancia internacional.
“Lo que intentamos fue desentrañar el sentido profundo, los fantasmas, las inquietudes, los ejes, y por ende la iconografía del pintor ruso-mexicano. Son 318 cuadernos que tiene la universidad, son alrededor de 55 mil páginas, y cada una de ellas es una obra de arte en miniatura. A través de ese acervo, en especial de 80 cuadernos, es como hemos gestado esta exposición”.
El experto dice que la intención de la exposición es reflejar los ejes de la revolución y la disidencia. En un cuadro dedicado a Trotski, el artista escribió: “A Ernesto Guevara y a los revolucionarios mientras no estén en el poder”.
Foto: Haarón Álvarez
Óscar Molina Palestina, cocurador de la exposición, dice que la intención es acercar la obra de Vlady al público joven porque es profundamente contemporáneo debido a que el tema que trabajaba era la revolución y la disidencia, que es lo que caracteriza a los movimientos actuales. Al tiempo de que buscan reposicionar al artista dentro de la historia del arte mexicano.
La exposición estará abierta del 9 de septiembre de 2022 al 30 de abril de 2023 en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, ubicado en la calle Justo Sierra 16, en el Centro Histórico de Ciudad de México.
hc