La obra Nos volvimos búfalos, de la Compañía Banyan de Marionetas, cuenta un momento de la historia de la comunidad indígena Lakhota, en el que las mujeres indígenas son el punto clave de la lucha y la resistencia del territorio.
La historia —cuenta el dramaturgo Diego Ugalde— está inspirada en dos niñas de la comunidad ubicada en Dakota del Sur, en Estados Unidos, que representan la resistencia de los pueblos indígenas en contra de las empresas que buscan entrar para extraer sus recursos naturales.
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Cuando la compañía inició la investigación para desarrollar esta puesta en escena, en 2017, en el transcurso de dos meses se suicidaron 20 jóvenes de menos de 18 años —la más joven tenía 12— pues se enfrentaban a una historia de siglos en la que la pobreza y la pérdida de recursos los llevaba a tomar esta decisión. Después de estar en contacto con la comunidad y reconocer sus luchas retomaron ciertos aspectos de esta niña de 12 años, pero también de una joven que inició una resistencia en contra de la entrada de un oleoducto a la comunidad.
“La obra es una interpretación poética de un montón de historias que han sucedido durante siglos en ese territorio; volcamos en este personaje principal muchas características de niñas que nos inspiran, que conocemos y que nos llaman a luchar”.
Nos volvimos búfalos, que se presenta los sábados y domingos, del 29 de mayo al 6 de junio en La Titería, también toca temas como el abuso sexual, pero no pone al personaje femenino como víctima: “estamos presentando a una guerrera indígena que de todas esas dificultades saca la fuerza y el valor para retomar la lucha, en gran parte recobrando la conexión con la espiritualidad dakota, que no es otra cosa que reconectarse con la lucha que sus ancestras han hecho a lo largo de los siglos”.
La compañía se especializa en teatro de sombras y como en todo el teatro de títeres, explica Ugalde, pueden contar estas historias “desde un territorio de metáforas y poesía, y eso ya es un filtro simbólico entre la violencia de la realidad en su estado puro. No es que se suavice, pero es comprensible para otras partes del espectador que no solamente se van a sentir agredidas con esta violencia sino que van a poder decodificarla de otras maneras”.
“A mí no me da miedo que las niñas y los niños de cualquier edad vean la obra. Creo que manejamos símbolos que pueden tocar cosas muy profundas y que si bien hay cosas que no van entender directamente o que quizás no tienen aún la información y el contexto para entender exactamente, se van a mover emociones importantes que esperemos van a formar a una niñez y a una juventud con ganas de defender la vida.”
Estas luchas también resuenan en las comunidades indígenas de México, en donde la extracción de de recursos naturales y el despojo del territorio a manos de grandes corporaciones es un común denominador, en este caso, con la comunidad indígena Lakhota. Es por esto que Banyan de Marionetas ha llevado esta historia a teriitorios indígenas de nuestro país, pero también a contextos urbanos, en donde Diego Ugalde espera que la gente se sensibilice con estas luchas.
“El desequilibrio ecológico es muy fuerte, existe. No es este ente abstracto del que nos hablaban antes como la contaminación, sino que son una serie de acciones realizadas por corporaciones que tienen la intención de extraer esos recursos y obtener dinero por ello. Esta obra no les va a decir ‘báñate con menos agua o no laves tu coche con manguera’ que sí, son pequeñas acciones, pero estamos hablando de algo muy grande que ocurre en comunidades enteras y que son acciones que afectan. En el caso de la lucha contra el oleoducto en Dakota del Norte y Dakota del Sur era por defender un río que le da agua para beber no sólo a las comunidades indígenas del norte de la cuenca, sino a cientos de millones de estadunidenses. Entonces, estamos hablando de cuestiones que afectan a grandes porciones de la humanidad y que no están ocurriendo porque no nos bañamos con más o menos agua sino porque hay corporaciones que están extrayendo de manera masiva estos recursos y que lo hacen por una ganancia económica”.
“Hay lugares donde las comunidades están luchando, poniendo su cuerpo para que la humanidad no se quede sin recursos y la mayoría de las veces esas luchas las hacen los pueblos indígenas y esto también lo queremos decir. La idea es que se sensibilicen a la existencia de las comunidades indígenas, que tienen otras lenguas, otras formas de existir con la naturaleza, otro tipo de conexiones. Creo que también el racismo en México y en todo el continente es muy fuerte y creo que es parte de lo que permite que las empresas vayan a los territorios indígenas a extraer los recursos. Hay una idea todavía muy metida de que los indígenas están viviendo arriba de recursos que pueden ser para toda la población y no se entiende que es al revés, que estas personas están viviendo en su propio territorio y además está haciendo una lucha, no sólo para defenderse a ellos, sino para defendernos a todos y eso es muy impresionante. Creo que las imágenes con las que se cuenta en la obra logran transmitir parte de estos sentimientos y esperemos que así sea para el público también de la Ciudad de México”.
La obra de teatro Nos volvimos búfalos, realizada dentro del Programa de Creadores Escénicos del Fonca, se presenta los sábados y domingos, del 29 de mayo al 6 de junio en La Titería, ubicada en la colonia Del Carmen, en Coyoacán.
PCL