Tras aprender a leer, lo primero que hizo Wendy Moira fue empaparse de todas las historias que había en el librero de su casa – “los cuentitos que vienen en la Biblia, los periódicos, los clásicos como Don Quijote” – para con ellas hacer pequeñas obras de teatro que representaba en una casa de muñecas que le trajeron los Reyes Magos.
“Obligaba a toda la familia y a veces hasta a los vecinos a verlas. Mi mamá cuenta que esta locura de las obritas me duró un año de soledad, hasta que los siguientes reyes me trajeron mi bici y me volví viajera de tiempo completo”, recuerda la politóloga, dramaturga, directora y representante latinoamericana de la banda Pussy Riot en entrevista con MILENIO.
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En sus credenciales, la artista también cuenta la fundación y gestión del Teatro Lúcido, un espacio ubicado en Santa María la Ribera que a la par de ser su casa – con cama, baño y todo lo cotidiano de un hogar –, funge como templo contracultural donde convergen la magia, la música, la poesía y otras tantas bestias creativas.
Por eso en su cocina Moira ha visto desfilar a la Maldita Vecindad y Damo Suzuki, también a líderes zapatistas, a Nicolas Sotnikoff, al galardonado Iñarritu y a los poetas Aullantes de la Guerrero. “Hoy lo decido porque estoy convencida de que para eso estoy viva. Lo sé porque lo que siento cuando doy un taller de teatro no se compara con nada que haya sentido”, dice ante la pregunta de por qué hace – y es – teatro.
¿Cuál es el recuerdo más sólido que tienes de tu niñez?
Siento que mi niñez nunca se va a acabar quizás por embrujo del nombre que me pusieron, sacado de Nunca Jamás porque mi mamá estaba leyendo Peter Pan en su embarazo. Lo más bello que recuerdo de mi niñez es lo más bello que podría recordar de cualquier mañana hoy en día a mis 38: jugar y jugar y jugar incansablemente con niños fascinantes, leer y escribir historias para construir teatritos.
Teatro Lúcido. Foto: Yair Hernández
De los maestros/as que has tenido, ¿quiénes te han dado los aprendizajes más significativos?
Mi papá, que me enseña cómo ser humana en cada conversación con él. Mi mamá, que me enseñó lo hay que saber sobre amor, justicia, bondad y nobleza. Las bestias, les digo yo, que son mis compañeros actores y productores en el Lúcido. Lo que sea que sé de teatro lo aprendí espiándolos y haciendo como que los dirijo, pero siempre ha sido al revés. Y a quien considero mi maestro espiritual: Don Juan Gil, el hombre que me ayuda con el mantenimiento del teatro. Ha tenido la vida más trágica que se pueda tener y es la persona más alegre, esperanzada, enamorada y vital que se pueda ser. Verlo carcajearse, cantar y bailar es lo más esencial que he aprendido en los últimos años.
El teatro, ¿cuál es el mayor sacrificio que has hecho por él y cuál ha sido la mayor bendición que te ha dado?
Naufragar después de diez años de constante navegación. Y la bendición: poder comer y pagar la renta de lo que adoro. Que mi “trabajo” sea contar historias en la sala de mi casa. Ver a todo tipo de personajes echándose un pox en mi cocina, desde la Maldita Vecindad y Damo Suzuki hasta líderes zapatistas. Desde Iñarritu y los poetas Aullantes de la Guerrero, hasta Iris Jodorowsky que está por montar una obra de su abuelo Alejandro con nosotros.
Eres una viajera consagrada, ¿qué es lo primero que haces al llegar a un lugar que no conoces?
Caminar sin rumbo por la parte antigua o la parte salvaje, muy atenta a las señales y buscando a los personajes, esos que traen escondidas las llaves de las puertas secretas. Me jacto de tener un ojo extraordinario para reconocerles. La última vez que fui a Marruecos con compañeros actores, intuí al personaje en cuestión sentado en una tetería árabe, lo abordé sin rodeos y le pregunté: "¿En qué lugar secreto se reúnen los bohemios marroquís, los poetas y outsiders?". Nos citó a las 6 am del día siguiente para llevarnos durante semanas en su coche a rincones alucinantes del país. Resultó ser el actor de cine más célebre de Marruecos. No había una sola persona que no se emocionara al verlo. Por supuesto, eso nos abrió puertas imposibles.
¿En qué lugar del mundo has contemplado el atardecer más esplendido y en qué lugar has sentido el mayor miedo?
A los atardeceres del Sahara blanco mientras filmaba mi corto, los recuerdo como incendios violetas en la luna.
El mayor miedo en México, en una manifestación por los 43 cerquita del Ángel: apagaron de repente la electricidad y los policías nos cercaron y salieron en estampida con sus gases y macanas a golpear a diestra y siniestra. Hubo un momento de pánico colectivo. Nunca había sentido tanto miedo, ni de noche sola en el Salvador, ni detenida en Kurdistán, ni en Cairo durante el golpe de estado, ni en ninguna parte.
Teatro Lúcido. Foto: Yair Hernández
De configurar al Teatro Lúcido como un amigo, ¿cómo resulta su amistad?
Como el más auténtico y libre amigo de la infancia y vejez, con ideas, historias, poemas, recetas, vinilos y juegos realmente infinitos. El amigo que te hornea un pastel de chocolate cuando estás triste. Y, definitivamente, el que hace las fiestas más chifladas.
Al hacer y ser teatro en la Ciudad de México, ¿qué tanto apoyo gubernamental se percibe?
Nosotros no, ninguno, nada, nunca. Cumplimos con cada uno de los requisitos que no se requieren para ser parte del teatro institucional, Fonca, etcétera. Oficialmente no existimos, lo cual tiene sus ventajas y congruencia con nuestra búsqueda y postura política y poética. No vendemos la ideología y alma del Lúcido por reconocimiento, fama o dinero. No nos sometemos al sistema de producción masiva de teatro. El premio que nos interesa es el que nos ha dado el público asistiendo varias veces a ver la misma obra. Los impuestos que pagamos son directamente a familias del barrio.
Santa María la Ribera, ¿qué es lo que más disfrutas de tu barrio?
Eso se tiene clarísimo si pasas un rato en la Condesa y luego regresas a la Santa: se suspira de alivio. Tiene sus días contados, pero todavía es un barrio mágico, todavía es un barrio mexicano,todavía no llega Starbucks.
¿Cuál fue el último libro que te atrapó al grado que no querías llegar al final?
Un soplo de vida de la escritora brasileña Clarice Lispector, fue su última palabra, un incendio ese texto. También La Revolución de las hijas del Sol sobre las guerrilleras kurdas, o te inspiras o te inspiras; todavía no llego al final porque el final es ir a Rojava a conocerlas.
Dentro del panorama artístico en México, ¿qué mujeres te inspiran?
De hoy, me inspiran las artistas que defienden su obra, que defienden su cuerpo tal y como es, que defienden y hacen respetar su voz, que defienden sin miedo una postura política, que defienden y confían en su instinto y conocimiento. De hoy: Coral de la Vega, Dalia Xiuhcoatl, Natalia Plascencia, Marisol Calymayor, Ingrid Pohlenz, Lila Pap, Audrey del Piccolo, Helena Puig, Liz Quezada, Daniella Valdez, Itari Marta, Priscella Uvalle. De ayer: Antonieta Rivas Mercado, Elena Garro, María Izquierdo, Lilia Carrillo, Minerva Cuevas, Aurora Reyes, Lola Álvarez Bravo, Frida, Pita, Nahui, Remedios y Leonora, Tina… y no me caben.
Admiro en general a las mujeres que antes de embarazarse o casarse o venderse a una empresa tienen la osadía de conocerse a sí mismas y construirse un mundo acorde a ese conocimiento.
Teatro Lúcido. Foto: Yair Hernández
¿Coincides con la premisa de que toda expresión artística es política?
No. Como artista y politóloga no. Si una lee un cachito de la biografía de Siqueiros o Tina Modotti queda claro que no. Creo que en Tlatelolco murió acribillado el arte mexicano comprometido con un ideal político. Con raras y valientes excepciones como por ejemplo el Teatro para el Fin del Mundo y Lagartijas tiradas al Sol.
Dios, ¿qué significa este concepto para ti?
La coincidencia entre lo que anhelas profundamente y lo que por prodigiosa casualidad llega de repente a tocar nuestra puerta. Nomás que ya no creemos en Dios y no abrimos porque nos da miedo.
¿Y el concepto de ‘belleza’ a qué te remite?
A la liberación total de nuestros estereotipos. Me ha tomado una vida entender lo increíblemente violentos que son nuestros conceptos de belleza, cómo participamos en perpetrarlos y cuánto pueden llegar a dañar y destruir. Belleza total: mirar cada mañana al espejo y pensar: "¡Wow, qué hermosa y sensual!". No tengo idea por qué me dijeron lo contrario. Belleza total: agarrar un hacha y pulverizar ya estos estereotipos arcaicos. Belleza que se desborda: Omara Portuondo, Bessie Smith, Angela Davis, Rigoberta Menchú, Patti Smith… ¡Nathy Peluso en su rap con Bizarrap! ¿ya lo vieron? Qué manera de gritarnos: "¡Mujeres! Belleza es amarse salvajemente a ustedes mismas".
En un ejercicio imaginativo, ¿con qué figura histórica te hubiera gustado sentarte a tomar un mezcal?
Con el sub Marcos, todavía quiero creer que sí va a suceder. Y algo que no va a suceder: que en la misma mezcalería estén Mujica, Rosa Luxemburgo, Lula, el Che, Arafat y Sakine Cansiz.
¿Le temes a la muerte?
No. Ahora le temo al amor, muy cabrón, como nunca le había temido a nada.
Si se escribiera un libro sobre tu vida, ¿cuál sería la frase de inicio?
Sería un comic o mejor un guion de teatro que empezaría por algunas instrucciones de algún juego tipo: ‘Quema esta hoja después de leerla y con las cenizas…’.
Por último: en un país que a veces parece que se cae a pedazos, ¿qué te motiva a seguir creando?
Justo eso, reconstruir con nuestras propias manos el país, el teatro, la utopía que necesitamos. Crear como un golpe de autodefensa.
Teatro Lúcido
El Teatro Lúcido es un espacio ubicado en el número #234 de la calle Dr. Enrique Gonzalez Martinez, en la colonia Santa María la Ribera,, alcaldíaCuauhtémoc.Su programa de actividades se puede conocer a través de redes sociles:
- Facebook: /teatrolucido
- Instagram: @teatrolucido
hc