La historia de Doña Manuela, una vida de tejer con amor

Doña Manuela recuerda con ánimo y una sonrisa el trabajo que ha hecho por 71 años, historia que corre por sus manos.

“En su afán de seguir haciendo cosas, arma y desarma sus bordados tradicionales”. (Fotografías: Iván Carmona)
Toluca /

Tenía como 13 años cuando mi mamá me enseñó el telar de cintura y con mi esposo, que tiene más de 15 años que ya no está, hacíamos de todo, él hacía gabanes coloniales”, platica Manuela Becerril Mejía con una voz suave y lenta, propia de una señora de su edad.

Sentada en un sillón azul se tapa las piernas con un reboso de lana porque tiene frío, la lluvia de la tarde genera un poco de humedad. A su lado, la indumentaria de trabajo o los palitos que por mucho tiempo le permitieron armar su telar y dar vida a una infinidad de prendas de variados colores y figuras que no venían de un patrón sino de su imaginación.

Tardaba meses en una pieza, desde cardar la lana, torcer el hilo con el malacate, teñirlo con pigmentos naturales a base de hierbas y cochinillas, urdir, entramar, tejer y después bordar”, recuerda con ánimo y una sonrisa, especialmente, porque desde hace 7 años ha dejado de hacerlo, dos derrames cerebrales provocaron que su coordinación y vista no sean las mismas.

Con 87 años cumplidos en junio pasado, pese a lo frágil de su cuerpo, se mantiene activa dentro de sus posibilidades y aunque el tiempo ha hecho estragos en su memoria, pues asegura tiene 74, no olvida lo que aprendió y en sus horas “libres” por así decirlo, se dedica hacer cosas para su uso personal.

Su trabajo se caracteriza por lo tradicional, la finura de los hilos y la creatividad de sus diseños que van desde grecas hasta mariposas y flores. Las fajas que servían para ceñir a las mujeres con el chincuete, los quexquemetl y prendas de lana ya no tienen la misma demanda que antes, adornan la sala de su casa donde resaltan los cuadros familiares y algunos de sus reconocimientos.

Colección

de recuerdos

Amante de las fotografías, Doña Manuela pide a mi compañero Iván Carmona, que le mande una cuando se publique el artículo, planea unirla a su collage personal, donde se observa en exposiciones, ferias e incluso una gráfica con Cuauhtémoc Cárdenas cuando en una de sus campañas por la presidencial de la República visitó Xonacatlán.


Herencia cultural, legado familiar

Si bien su madre fue la encargada de enseñarle todo lo que sabe, su oficio se mantiene vivo desde hace 71 años. Oriunda de Temoaya, desde los tres años Doña Manuela emigró con su familia a Xonacatlán, donde procreó una herencia de nueve hijos, cinco hombres y cuatro mujeres, las cuales conocen su labor, pero solo una sigue la tradición.

  • No terminó la primaria, pero sabe leer y escribir, habla otomí y alberga en su historial varios cursos relacionados con el telar de cintura, corte y confección y las manualidades. Siempre ha sido muy inquieta e intrépida y aunque ya no sale como antes por la enfermedad, no se está quieta.

“Ya no tiene la fuerza para armar el telar, no lo deja, sigue intentando. En su afán de seguir haciendo cosas, arma y desarma sus bordados a mano”, dice su hijo Neftali. 

Reconocimientos a lo largo de su trayectoria

En su momento obtuvo un tercer lugar nacional en un concurso artesanal en Cancún, Quintana Roo, y a finales de los 80’s ganó otro tercer lugar nacional en textiles de lana.

En Xonacatlán ha participado en sin fin de exposiciones y en marzo pasado recibió un reconocimiento por su larga trayectoria. Uno de sus quexquemetl sencillo puede cotizarse entre 700 y 800 pesos, aunque hay otros que pueden costar hasta 10 mil pesos por sus materiales, dificultad y colorido.

Ella diseñaba sus trajes regionales completos -el chincuete, el quexquemetl, la faja y el saco-, pero en los últimos años ya solo los renta porque son muy caros, “uno sencillo cuesta entre 3 mil 500 y 4 mil pesos, mientras que los más caros pueden alcanzar los 20 mil”.

Doña Manuela es de las pioneras en su labor, pero de las últimas de su generación, en la Casa de Cultura de la cabecera municipal hay un taller especializado en telar de cintura, sin embargo, su experiencia y el legado es invaluable para su familia.

“Todos los hijos tenemos carrera por su labor, quizás por ello no seguimos con su herencia, pero la valoramos mucho. Estamos orgullosos de lo que ella representa, si podemos definirnos como personas, somos como fajas: entramados, tejidos y teñidos a mano con todo lo que nos pudo dar”, puntualizó Neftali.

KVS

  • Alondra Ávila
  • alondra.avila@milenio.com
  • Comunicologa por el CUSXXI y con 16 años de experiencia en medios de comunicación. Desde 2012 colabora en Milenio Estado de México en la sección de Negocios. Ganadora del 9o Premio al Periodismo sobre Innovación Científica y Tecnológica en 2018.

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