Con la publicación de un libro se conmemora el quinto aniversario luctuoso de la artista Yvonne Domenge (México, 1946-2019), la primera escultora mexicana en exponer en Millennium Park, Chicago.
Su hija, Chantal Couttolenc, directora de la Fundación Domenge, dice a MILENIO que la aparición de Yo, Domenge es un tributo a la creadora, una figura clave en el arte contemporáneo nacional.
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Todo empezó con un proceso de investigación minuciosa por parte de la investigadora Fernanda Muñoz Castillo de Valenzuela, como resultado de su participación como curadora en la exposición que se dedicó a la artista en el Palacio de Iturbide.
La curadora relata que comenzó a trabajar hace siete años con la escultura para preparar la exposición impulsada por Fomento Cultural Citibanamex junto con Cristina Gálvez.
“Cuando elaborábamos el guion curatorial, nos dimos cuenta del gran universo de información que había en el Estudio Yvonne Domenge, y de la profundidad a la que llegaba la artista tras estudiar los temas para poder producir sus esculturas”.
Al reunir todo este acervo se percataron de que era importante que la gente lo conociera, por ello se hizo este libro, cuya presentación será este 12 de noviembre en el Museo Rufino Tamayo.
Couttolenc Domenge detalla que en este libro reúne material inédito que no se pudo exhibir en algunas exposiciones, incluso en la que se presentó en Citibanamex.
“Es un libro inédito, con información y textos que son piezas nunca antes valoradas, tanto en el ámbito académico como en el personal, y que transmiten sentimientos, a través de sus textos, de todos los escritores que participaron con ella”.
Edición de lujo
La curadora Fernanda Muñoz Castillo de Valenzuela comenta que el libro es un acercamiento profundo a las creaciones artísticas de Domenge, desde su concepción primigenia hasta la realización total de sus obras.
En total son 12 capítulos y en el prólogo se ofrece una idea de lo que se irá abordando. Hay textos relatados por escritores, científicos y curadores de arte que tuvieron relación con Yvonne Domenge, como Luis-Martín Lozano, Eduardo Antonio Chávez Silva, Miguel José Yacamán, Nicolás José Rodríguez, Achim M. Loske, Nino Bauti y Lucas Cowan, entre otros.
El libro en edición de lujo, con fotografías e imágenes de sus obras, despliega la vida y la obra de Yvonne Domenge, quien participó en más de 50 exposiciones individuales y más de 160 muestras colectivas. Por su talento y trayectoria, en 2006 recibió la medalla dorada de la Sociedad Académica de las Artes, Ciencias y Letras de París y dos años más tarde, ingresó como miembro asociado de la Real Academia de Ciencias, Letras y Bellas Artes de Bélgica, en la sección de escultura.
¿Qué aspectos de Yvonne Domenge se muestran?
Couttolenc Domenge: Si bien es cierto que es un libro académico en donde cada información viene apoyada con documentos de la historia acerca de la carrera de la escultora, también muestra aspectos más íntimos de la artista.
¿Qué se dice de ella, de sus búsquedas?
Couttolenc Domenge: Esta información está cotejada con una entrevista que le hicieron en los años 80 sobre el tema de su estrabismo, que le causó no tener la noción de la tercera dimensión. Ese tema probablemente es tocado solamente en este en este libro, es un aspecto interesante en el que se explica todo el proceso de búsqueda de esta tercera dimensión a través del tacto, a través de la escultura.
"Lo compartía conmigo, lo compartía con todos mis hermanos, somos cuatro hermanos. La escultura era parte de su vida, por lo tanto, era parte de nuestra vida cotidiana".
¿Cómo era en familia?
Nos platicaba siempre sobre todos sus retos, los estudios que tenía sobre los temas que le apasionaban o que le interesaban, ya fuera incluso de matemáticas, astrología y astronomía. Así como los temas espirituales y filosóficos.
“Ella compartía mucho todo el proceso de sus esculturas, y yo especialmente cuando empecé a trabajar con ella, aquí en el estudio hace ya casi 11 años, pues me metí un poco más en el tema del proceso de fabricación de las esculturas, el cual es sumamente interesante. Es descubrir muchos de esos procesos en este libro, donde se muestran desde los primeros bocetos hasta la pieza monumental terminada y que tanto disfrutaba.
“Disfrutaba muchísimo de dibujar, lo hizo todos los días de su vida, no dejaba de dibujar en ningún momento. Pero por otro lado la satisfacción que le daba a ella poder compartir una obra monumental que pudiera influenciar en el público y que pudiera convivir con la escultura, a ella eso le fascinaba. Su objetivo era sacar al público de su cotidianidad para permitirle, aunque sea un segundo, el disfrute de esta perfección, de esta suavidad y de esta monumentalidad”, dice su hija.
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BSMM