A partir de la técnica butoh que la coreógrafa y bailarina Yuko Kaseki comenzó a estudiar en Japón y, a partir de 1991, en Alemania ya con Anzu Furukawa, hace una reflexión sobre la muerte y el cuerpo. Trae a México la cuarta versión de su coreografía, para presentarla en una única función en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo, el martes 5 de diciembre, a las 20:00 horas.
“Vivo en Alemania desde hace más de 30 años. No pertenezco a la generación que inició la danza butoh en Japón ¿pero qué es butoh original? Ha habido cambios y transformaciones, porque la vida misma es cambios y transformaciones”, comenta la artista, que viene a México invitada por Eugenia Vargas, directora del grupo Laboratorio Escénico Danza Teatro Ritual, que ha colaborado con otros maestros de butoh, como Tadashi Endo, con quien montó Espejo Negro hace ya casi una década.
Con los auspicios de la Coordinación Nacional de Danza (CND) del Inbal, la cuarta versión de 9 Steps to Dust recoge las investigaciones de Yuko Kaseki en torno al cuerpo y su relación con la muerte, que partieron de su inicial observación de pinturas de monjes budistas meditando en torno al proceso de descomposición del cadáver de una joven y hermosa mujer, que así dio pie a su serie coreográfica.
En entrevista con MILENIO, Kaseki comparte la génesis de su propuesta artística, que ha llevado ya a todo el planeta, interpretada por ella, como podrá verse en el escenario en el conjunto del Centro Cultural del Bosque.
“Empecé a estudiar las pinturas relacionadas con la meditación de esos monjes en torno a la muerte mientras veían el cuerpo de una mujer joven y hermosa descomponerse hasta convertirse en polvo. En esa investigación hallé que la meditación estaba enfocada a perder el miedo a la muerte e ir más allá.
“Sin embargo, esta relación de los monjes budistas está hecha desde el punto de vista masculino, lo cual no me gustó; hay cierto cinismo en ese punto de vista para meditar sobre la muerte. Ahondé en mi investigación hasta llegar a esta cuarta que presentaré en México”, explica la coreógrafa, que formó parte de la Dance Butter Tokio de Furukawa, y en 1995 fundó su compañía Cokaseki.
Precisa que su propuesta cuenta con un diseño sonoro experimental y un concepto visual contemporáneo, en un montaje poético que se inspira en los kozozu, representaciones gráficas del arte budista sobre las nueve etapas por las que atraviesa un cadáver en su descomposición, en las que se exploran la muerte y la vida, el sexo y la muerte, el deseo y la iluminación, la belleza y la fealdad.
Kaseki, que reconoce como el creador del butoh a Tatsumi Hijikata, adelanta que su búsqueda continúa y el quinta versión del montaje estará enfocada a la guerra, causada siempre por hombres.
“Mi primer acercamiento fue una parodia, enfocada a lo divertido de esa meditación de los monjes; usaba un esqueleto, con el que bailaba y guardaba en una maleta, era algo lúdico. En la siguiente versión, me ocupé de la fragmentación de las pinturas. En la cuarta versión, que traigo a México, me interesa la mujer y el ciclo de la vida, el poder fundamental de la vida. No está enfocada propiamente en la mujer, sino en el cuerpo presentado desde la neutralidad.
“Y ya tengo una idea de la quinta versión, que estará enfocada en la guerra: en todo el mundo hay guerra, vemos por todas partes cuerpos muertos, aunque como sociedad nos estamos separando de la muerte mientras estamos expuestos a noticias, estadísticas e imágenes de las muertes de niños, ancianos, mujeres, entonces la pregunta que me surge es: ¿qué es la muerte?”, dice la artista japonesa.
Ese cuestionamiento lleva a otro: ¿qué pasa si un terrorista, un guerrillero o un soldado meditara frente a los cuerpos de los niños que asesinó? Probablemente no los habría matado, sostiene. De ahí que la coreógrafa se interesa en que 9 pasos para convertirse en polvo sea una forma de acercarse a la muerte.
“Si pudiéramos oler la muerte real, probablemente habría menos guerras”, aventura Yuko Kaseki.
MGR