Zaida Muxí: “Tenemos que hacer espacios vivibles desde una mirada no androcéntrica”

Arquitectura

La arquitecta argentina visitó México para participar en Mextrópoli, donde habló, entre otras cosas, sobre el diseño de viviendas donde los cuidados sean compartidos, y donde existan espacios propios para las mujeres.

Zaida Muxí, arquitecta argentina. (Foto: Nuria González: UPV/EHU)
Ciudad de México /

No basta dialogar sobre las necesidades de las mujeres en el espacio público, también es necesario hablar sobre su derecho al disfrute en los espacios privados, propone la arquitecta argentina Zaida Muxí.

Para lograr lo anterior —dice en entrevista— es preciso que las mujeres tengan acceso al tiempo de recreación. “Si somos las responsables de todas las tareas de cuidado y además trabajamos en el mundo productivo, el tiempo para eso es mínimo”.

Por un lado, plantea, habría que romper con la idea de que los cuidados de la casa, la familia, las personas y todo lo relacionado con las tareas reproductivas, ocurren solo en el espacio doméstico y privado: “Ocurren en muchos espacios y son muchas veces (tareas) comunitarias, aunque no lo reconozcamos”.

Teórica y especialista en urbanismo desde una perspectiva feminista, Muxí (Buenos Aires, 1964) estuvo recientemente en México para participar en Mextrópoli. Festival de Arquitectura y Ciudad, en su edición “Habitar al Margen”, donde presentó una charla en conjunto con el arquitecto Josep Maria Montaner. Participó también en una mesa de diálogo con dos colegas arquitectas, la mexicana Tatiana Bilbao y su compatriota Ana Falú, ganadora del premio a la trayectoria de la XII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo.

Otro de los puntos que propone Zaida Muxí es pensar las viviendas desde la perspectiva y las experiencias de cuidado. Espacios pensados para que la vida cotidiana sea compartida, pero en donde también existan espacios propios para las mujeres, igual que para los hombres. Para esto, dice, es necesario reflexionar de manera colectiva sobre qué es habitar, qué significa una vivienda y cómo tienen que ser los espacios pensando que “la vivienda va asociada a un trabajo de mantenimiento y de cuidados que muchas veces es invisible”.


Los cuidados son colectivos

Al igual que muchas de sus colegas —como Ana Falú— Muxí habla de los espacios colectivos de cuidado. “La idea de estos espacios colectivos de cuidado ya estaba en los primeros grandes conjuntos de viviendas de principio de los años 20. Pero a partir de la Segunda Guerra Mundial la vivienda se convierte en una cuestión meramente económica y desaparecen todos estos elementos que se ven como superfluos”.

Muxí señala cómo en viviendas de alto standing se priorizan espacios para el ocio como saunas, piscinas o salas de cine, bajo el pensamiento de que “eso sí se puede compartir, pero no se pueden compartir los espacios que ayudan a que el trabajo cotidiano sea más ligero y sea colectivo”.

En contraste, “hay que revelar cómo en muchos barrios con menos recursos existen estos lugares (de cuidado y colectividad) y la gente los organiza ante la falta, como lo dice el arquitecto colombiano Camilo Restrepo, de un Estado que dé respuesta”.

Mujeres en los márgenes y las periferias

Zaida Muxí apunta que las necesidades de mujeres racializadas y oprimidas por su condición de clase, en cuanto a cuidados y espacios privados, se deben analizar y resolver con mecanismos diferentes a los de una mujer de clase media o media alta que, desde una posición privilegiada, “explota a una mujer para que cuide su casa, provocando que esta mujer deje su propia casa sin cuidados. Las necesidades son las mismas, lo que pasa es que los mecanismos para resolverlas deben ser diferentes”.

En cuanto a los espacios públicos, dice, “evidentemente la ciudad central está mucho más dotada de equipamientos, de servicios, cosa que en las periferias no pasa. Por eso hay que dotar de servicios, equipamientos y espacios para la vida cotidiana todos los barrios, incluyendo, evidentemente, el borde, el margen”.

Zaida Muxí reconoce que, para atender desde la arquitectura las necesidades de las mujeres acorde a sus diversidades, tanto en los espacios públicos como privados —y desde una perspectiva feminista—, primero se deben entender las desigualdades y las diferencias: “desgraciadamente, es una profesión bastante elitista; tenemos que atender y hacer espacios más vivibles para todas las personas, y hacerlo no desde una mirada androcéntrica ni de clase”.

¿Cómo ha cambiado el panorama de la arquitectura desde que se empezó a hablar desde una perspectiva feminista? Para Muxí, cada vez se ha visibilizado más la presencia de las mujeres dentro la profesión, pero también existe un movimiento feminista muy importante —que está afuera de las aulas y de la profesión— denunciando la falta de igualdad de derechos y que lleva a pensar sobre la relación de estos derechos con la ciudad y los espacios de las mujeres.

“Esa conciencia de género y feminista ya empieza a atravesar a muchas de las profesionales de la arquitectura, no a todas, pero a muchas, y también a algunos hombres profesionales. Creo que ha cambiado; hay políticas públicas feministas en casi todo el ámbito iberoamericano, la cosa es que se puedan conciliar y que no sean una excepción momentánea, sino que se consoliden para construir realmente espacios de igualdad”.

PCL

  • Patricia Curiel
  • patricia.curiel@milenio.com
  • Estudió Comunicación y Periodismo en la UNAM. Escribe sobre arquitectura social y el trabajo de las mujeres en el campo de las artes. Cofundadora de Data Crítica, organización de investigación periodística que produce historias potenciadas por análisis de datos.

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