En el año que el gobierno decretó para honrar al Caudillo del Sur, Emiliano Zapata, conmemorando la cobarde traición y asesinato de que fue objeto a manos del coronel Jesús María Guajardo en Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919, un buen número de obras teatrales se han estrenado con el mismo fin. Fuera de su estado natal escasas pero en su terruño el asunto se volvió prioridad. Quizá para los chilangos la cosa suene a folclor y es lo que dictaría la obviedad de la efeméride, con lo cual solo se demostraría que efectivamente la capital es una burbuja que invisibiliza al México profundo que sigue ahí con sus carencias de siglos. En Morelos hay pueblos en los que quien no tuvo un abuelo(a) o bisabuelo(a) que peleó en la Revolución mexicana al lado de Emiliano Zapata, simplemente evidencia que no son de ahí.
Colartes es una agrupación formada hace cinco años con lobos de mar de varios grupos, entre ellos el famoso Mascarones que fue un polo de la vida cultural de Cuernavaca durante décadas. Homenaje a Emiliano Zapata es un corrido escénico dirigido por José Manuel Galván Legizamo, actuado por él mismo acompañado por Fernando Hernández (el Fantasma), Rafael Román y (protagonizando a Emiliano) Jesús Montoya. Con este montaje han recorrido casi todos los municipios de Morelos constatando que la figura y las demandas del Caudillo del Sur siguen vigentes en un Estado en guerra en el que la violencia cobra vidas día con día de manera imparable.
El trabajo de Colartes (también homenaje a Mariano Leyva, fundador de Mascarones) es un bello-terrible recordatorio de que las cosas han cambiado bien poco. Con la estructura de un corrido, lo figurativo-realista pasa a un tercer término y por tanto, la dramaturgia se concentra en lo musical desvelando a Zapata con viñetas lúdicas a ratos y solemnes en algún momento. Entre recital poético-musical y obra de teatro, Homenaje a Emiliano Zapata es un montaje espléndido encarnado por veteranos entrañables de la escena morelense.
TRASPUNTE
TERRITORIO ZAPATISTA
Las conmemoraciones en Anenecuilco, donde nació, o en Chinameca, donde fue asesinado, siempre obvian el sitio donde pasó 6 de los 9 años que peleó Emiliano Zapata, donde tuvo su cuartel general y construyó el mausoleo para que lo enterraran junto a sus generales: Tlaltizapán.