Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas o por cohecho o soborno, están traicionando y derramando sangre de sus hermanos”, decía Emiliano Zapata refiriéndose a los políticos y militares de su época. Poca distancia hay, tristemente, en muchas de las frases del caudillo suriano con la realidad contemporánea. Y, a unas semanas de la conmemoración del centenario de su cobarde asesinato en Chinameca, un 10 de abril, es interesante recordar a Emiliano Zapata Salazar y su presencia en la dramaturgia nacional, aunque sea un repaso a vuela pájaro.
Mariano Leyva Domínguez, con el grupo Mascarones, hizo una versión titulada Vida, obra y muerte del general Emiliano Zapata hace 42 años. Su hija Amaranta, gran dramaturga especializada en el teatro para niños, cuenta con su propia versión para títeres y actores que está aún en repertorio con el grupo Marionetas de la Esquina. Zapata vive de Francisco de Hoyos hace un repaso muy puntual por la biografía del héroe desde sus inicios como guerrillero contra Porfirio Díaz hasta la traición infame de Jesús Guajardo, pasando por su amistad y posterior desapego a Madero (que fue su padrino de bodas), su lucha contra el usurpador Huerta, su encuentro con Villa y su batalla campal con las fuerzas de Carranza que no lo pudo vencer sino por medio del engaño.
Otras dos obras, una teatral y otra cinematográfica que me parecen espléndidas son La querencia de Juan Tovar y el guión de John Steinbeck ¡Zapata!, que realizara Elia Kazan con las actuaciones de Marlon Brando y Anthony Quinn en los papeles de Emiliano y Eufemio Zapata. Tovar, partiendo del recurso teatral de que los personajes ya están muertos, reúne a los próximos a Emiliano para revivir su gesta fracasada hasta cierto punto. Al estilo de este dramaturgo, el sabor amargo-irónico es lo que domina y nos devuelve una versión crítica de los hechos, cruel y desesperanzada. En tanto la de Steinbeck es apologética.
TANGENTE
FIGURA INAGOTABLE
Al calor de estas lecturas, resulta evidente que la figura del caudillo suriano está lejos de haberse agotado para la ficción dramática. Emiliano Zapata, con un montón de claroscuros, está desde mi punto de vista, por redescubrirse.