La edición 2022 de los Juegos Olímpicos de Invierno, además de estar marcada por ser la primera durante la pandemia de covid-19, cuenta con un elemento poco conocido pues depende casi en su totalidad de nieve artificial.
Debido al calentamiento global, la variedad de sedes que pueden albergar esta justa se reduce y la opción de utilizar este compuesto artificial aumenta las posibilidades de organizar este evento en lugares específicos de los países sede, de acuerdo con el informe Slippery Slopes.
El estudio realizado por Sport Ecology Group, la Universidad de Loughborough y Save Our Winters señala que es un problema que afecta a numerosas zonas montañosas alrededor del mundo. El agua tratada con químicos puede dañar el medio ambiente.
"Nuestro objetivo no era nombrar y avergonzar a Beijing, sino que queríamos ilustrar los desafíos que enfrenta el avance de los deportes de nieve y, con suerte, iniciar una conversación sobre cómo los eventos deportivos podrían adaptarse a un clima cambiante", dijo la investigadora Mady Orr.
Además, el uso de nieve artificial también puede afectar a los deportistas pues las caídas son sobre una superficie más dura y provocar lesiones más graves que las que se producirían si se llevara a cabo de forma natural.
SFRM