El torneo de voleibol de playa en los Juegos Olímpicos no pudo reflejar más claramente las vicisitudes de la era del coronavirus.
El primer partido del calendario en las justas demoradas por un año se canceló el sábado por la mañana, luego que una jugadora checa dio positivo de covid-19.
Marketa Slukova, la jugadora que se infectó esta semana, quedó fuera del certamen, lo mismo que su compañera Barbora Hermannova.
La sede de este deporte en el Parke Shiokeze, vacía ya por la prohibición de público en estos Juegos, lució todavía más triste cuando se anunció la cancelación del partido que debía comenzar a las 9 de la mañana.
El único sonido perceptible provenía de los árboles cercanos, donde se posan unas cigarras notablemente ruidosas.
Una hora más tarde, cuando el campeón olímpico vigente Alison llegó a la cancha de arena, señaló hacia el graderío desierto, como si hubiera ahí espectadores. Tal vez los imaginó y quería que lo ovacionaran.
“Las sensaciones fueron diferentes”, dijo el brasileño de 2,03 metros de estatura, quien se coronó como local en Río de Janeiro. “La situación es muy diferente en el mundo. Pero me alegra de que esto haya llegado finalmente”.
En un deporte que se enorgullece de transmitir un ambiente parecido al de una fiesta en la playa, la sede frente a la Bahía de Tokio palideció frente a sus antecesoras.
Ahora, se tocó rock en los altavoces, y un locutor hacía referencia a cada jugada del encuentro. Pero los únicos aplausos provinieron de una media docena de recogebolas, cuando se presentó a los equipos.
El calor era de 32 grados Celsius, y se sentía incluso más sobre la arena.
“Esto fue muy diferente”, comentó Ágatha, una brasileña que obtuvo la plata en 2016 y que abrió los Juegos de Tokio el sábado, con una victoria en sets corridos junto a su compañera Duda. Se impusieron 21-19, 21-10 a las argentinas Ana Gallay y Fernanda Pereyra.
RGS