A más de 10 mil kilómetros de casa, cinco miembros del equipo de pista y campo de Sudán del Sur, tres olímpicos, un paralímpico y un entrenador, dejaron atrás el tener que entrenar en terrenos improvisados para hacerlo por primera vez en una pista profesional de atletismo. Por 19 meses su nuevo hogar ha sido la ciudad de Maebashi, a dos horas al noroeste de Tokio, donde se les ha ofrecido campo de entrenamiento, hospedaje y alimento.
Su verdadero hogar en cambio, Sudán del Sur, sumido en un conflicto armado desde su independencia en 2011, no le brinda a los atletas condiciones básicas para su desarrollo. La guerra civil comenzó en 2013 y se calcula que ha matado a más de 400 mil civiles y a pesar de que se han firmado tratados de paz, el último en febrero de 2020, las consecuencias del conflicto continúan y en 2019 el país fue enlistado como el más bajo en el índice de felicidad del reporte de las Naciones Unidas. Tras la postergación de los Juegos Olímpicos su futuro fue incierto, pero gracias a campañas de recaudación que hizo la pequeña ciudad de Maebashi de 350 mil habitantes, lograron juntar más de 300 mil dólares para continuar su estadía.
Abraham Guem, que corre los mil 500 metros y tiene ya 21 años, cree que 60 por ciento de los atletas en su país no tienen ni un par de zapatos así que corren descalzos. Cuando llegó a Japón no sabía que esperar, pero finalmente él y sus compañeros se han adaptado por completo a una vida japonesa. “El amor que tengo aquí es más de lo que esperaba, así que no he extrañado mucho casa porque estoy en un ambiente de paz con gente muy amable.”