Desde que tiene memoria, incluso desde antes, estuvo rodeada del agua tibia y a veces fría de diferentes albercas gracias a sus padres, como parte de su trabajo al ser entrenadores de natación y así Abigail Acosta empezó a competir desde los 6 años.
Junto con la natación, estaba preparada para combinar esa disciplina con otras, es decir en el Triatlón. No trata de romper récords, sino llegar en primer lugar.
“A mis 6 años mi padre luego de regresar de Cuba para estudiar Metodología del Deporte se convirtió en mi entrenador y a mis 6 años ya empezaba a competir en ciclismo y también enfocados en el Triatlón”, relata Abi.
Al paso de los años, de dos campeonatos panamericanos y varios nacionales, optó por dejar todo eso a un lado por cerca de 12 años.
En ese tiempo se dedicó a estudiar sin dejar de lleno el deporte pues practicaba fútbol y crossfit en la universidad, donde cursaba la Licenciatura en Fisioterapia, hecho que sin darse cuenta embonaría en su destino en el transcurso del tiempo.
Llegó a trabajar en la Comisión Nacional del Deporte en la Ciudad de México, así como en las instalaciones del Centro Nacional de Alto Rendimiento (CeNAR).
Sin embargo, su destreza no emigró nunca y los deseos por volver le ganaron gracias a la invitación de una amiga suya a un Triatlón, del que resultaría ganadora en 2016, a los que le siguieron cuatro certámenes más de este tipo.
Ahora Abi ya se prepara duro, ya que se ganó el boleto por su ranking nacional para representar a México el próximo septiembre en el Campeonato Mundial IRON MAN 70.3 'Nelson Mandela', a desarrollarse en Sudáfrica.
Ahí competirá en la categoría Medio Iron Man, que consta de 1900 metros nadando, 90 kilómetros en bicicleta y 20 kilómetros corriendo, carrera que tiene como límite 8 horas después de iniciado el recorrido.
Cabe destacar que un medio Iron Man es de mayor recorrido y resistencia que el nivel usado en las Olimpiadas donde se nada 1.5 kilómetros, en bici recorren 40 y corriendo 10.
A sus 31 años nunca imaginó volver con tanta fuerza y convertirse ser una de las referentes en Triatlón a nivel nacional, ahora sus objetivos van encaminados a seguir con su pasión por el deporte, pero además seguir mejorando en su profesión y oficio como fisioterapeuta.
“Siempre quise estudiar medicina o rehabilitación deportiva y al salir de la escuela decidí salir a la capital hacia la Conade, donde me tocó cubrir los Juegos Panamericanos del 2011 en un experiencia profesional inolvidable”, dijo.
Actualmente cuenta junto con un grupo de amigas y socias, la clínica de rehabilitación FisioLag, centro que entre todas decidieron abrir desde hace cinco años para ofrecer servicios relacionados con terapias de rehabilitación física y neuromotora.
“De las cosas que más me llenan de satisfacción es cuando un paciente dedicado al deporte pueda ir a competir a un certamen muy importante para esa persona y que lo haga al cien por ciento. Y los que no estén dedicados al deporte, que vuelvan a realizar sus labores cotidianas como antes de su lesión”.
Por si fuera poco, tiene una pasión extra y de las que más disfruta realizar, ya que atiende a niños con discapacidad a los que enseña a nadar y prepara duro para que compitan, tanto en el agua como en la vida.
“Trato de que se den cuenta que pueden lograr grandes cosas. No le llamo rehabilitación, sino una forma de tomar fuerza y disciplina, lo cual después se refleja al valerse por sí solos en sus hogares”, opina.
“Es inevitable no involucrarse en sus vidas, encariñarse con ellos y con su familia”.
¿Qué es lo que más se le aprende a un niño con discapacidad?
Las ganas de vivir que tienen, conoces gente increíble, campeones que nos demuestran que los problemas que llegamos a tener en nuestra vida no tienen en realidad tanta relevancia al ver a gente con limitaciones, pero que ponen todo el empeño del mundo cuando se les exige.