La pandemia de coronavirus ha provocado muchos estragos a nivel salud, economía y social, con afectaciones en el plano deportivo. Pero también nos ha permitido conocer historias de héroes que, además de su pasión por el deporte, le hacen frente al covid-19 y que dedican su vida a enfrentar esta cepa y muchas más enfermedades para ayudar a la gente.
Precisamente Oscar Jiménez Villalobos es uno de estos héroes. A sus 46 años de edad, trabaja en la Huasteca Potosina combatiendo este virus, entregándole tiempo a su trabajo y dejando de ver a su familia, con el fin de no arriesgarlos.
“La situación es complicada. Es un escenario triste a nivel nacional, una cuestión adversa”, comentó Jiménez Villalobos en entrevista con MILENIO-LA AFICIÓN. “Combatimos también contra la incredulidad y el hecho de que se minimicen los daños, tratamos de concientizar a la gente de todo lo que esto representa. Ya nada volverá a ser lo mismo”.
Óscar, egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, vive en la Huasteca desde hace 20 años, a donde llegó después de hacer sus prácticas, enamorándose de la región y dedicándose a ayudar a otros, siendo el responsable de la región sur de la Huasteca Potosina.
“Tengo a mi cargo dos hospitales, 32 centros de salud, 29 unidades médicas móviles, tengo una clínica de prevención de adicciones y una unidad de control de enfermedades metabólicas”.
Además de dedicarse al sector salud, es un apasionado del futbol americano, una disciplina que practica desde los ocho años, cuando se unió a los Avispones de Aragón, un equipo que entrenaba en el Bosque de Aragón, pero ahora juega en el Deportivo Los Galeana.
“Es algo que me apasiona. Por parte de mi familia querían que practicara karate y beisbol, pero a mí me gustaba el futbol americano”, comentó Óscar, quien tiene hermanos que disputan el deporte del bate, pero él decidió dedicarse a los emparrillados en la posición de tacle y ala defensiva.
Estuvo con los Avispones hasta que estudió en el CCH Vallejo, jugando con el equipo de intermedia de las Panteras. Dicha escuela fungía como semillero de los Huracanes de la ENEP Aragón (hoy FES Aragón), equipo en el que jugó tres años de Liga Mayor, hasta que por cuestiones de tiempo y de distancia, al estudiar en Ciudad Universitaria, tomó la decisión de cambiar de programa deportivo.
Decidió ir a las Águilas Reales, uno de los tres equipos que jugaban en CU, como Cóndores y Guerreros Aztecas, todo eso entre 1970 y 1997, años en los que Pumas solo era el equipo de selecciones entre la UNAM y el IPN, para eventualmente ver cómo regresó un equipo unificado como Pumas CU.
“Me fui a probar a las Águilas Reales, me quedé y terminé mi elegibilidad dos años más. Me vine a San Luis Potosí y me dediqué a mi oficio como tal”.
En 2011, en redes sociales obtuvo contacto con sus compañeros de equipo y acudió a los torneos de veteranos de Huracanes y Águilas Reales. Los dos equipos pertenecían a torneos distintos, lo que le dio más tiempo de participar en ambos, hasta que los tiempos se le complicaron y se dedicó solo al equipo de CU.
“Son viajes relámpago en los que voy, saludo a mis padres, a mis hermanos y al siguiente día me regreso. Es una pasión, una disciplina y un estilo de vida que te inculca ese deporte”.
En esta dura batalla contra el coronavirus, Óscar considera que el futbol americano fue una parte importante para convertirse en el profesionista que es hoy en día. Destaca los fundamentos de esta actividad y que las enseñanzas las ha aplicado en todos los aspectos.
“El futbol americano forjó mi vida y lo que soy ahora. El carácter, la disciplina, el entusiasmo, el ímpetu de ganar y sobreponerme a las adversidades. Es un deporte que te sirve para toda la vida. La ideología, el trabajo en equipo, las estrategias y esa mentalidad la he implementado en todos los ámbitos de mi vida”.