Carismático, un apasionado del baloncesto, el futbol y las caricaturas, así se describe el entrenador del equipo de basquetbol Laguneros de la Comarca, Andrés Veneno Contreras Arellano, quien se siente identificado de alguna manera con Torreón, pues su esposa es de Saltillo.
El Veneno, uno de los entrenadores más experimentados de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional, es capitalino de nacimiento y se dice fan del Cruz Azul, aunque reconoció que al principio trataron hubo quienes intentaron inclinarle su preferencia hacia el América. “Afortunadamente no me gustó el color amarillo; azul soy y así me moriré”, comenta.
¿El basquetbol encontró a El Veneno o fue al revés?
Vengo de una familia donde mis hermanos eran deportistas; el mayor, José Ángel, desde muy chico jugaba basquetbol. Yo al inicio, cuando era niño, me dedicaba al atletismo, jugaba futbol con amigos del vecindario en Ciudad de México. Me llamó mucho la atención el atletismo, competí muchas veces por allá, iba a ver a mi hermano jugar, mi hermano el de en medio también jugó baloncesto, esa fue mi imagen, ellos me llevaban.
¿A qué edad dices ‘esto es lo mío’?
A los 14 años tomé el basquet en serio; jugué en un equipo, me llamó la atención y me gustó. Al inicio de mi carrera jugaba con mis hermanos, siempre jugué con gente más grande que yo, nunca en categorías infantiles. A los 15 ya estaba torneos de primera fuerza en Ciudad de México, poco a poco me nació el gusto.
¿Pensaste dedicar tu vida a eso?
Ni por la cabeza, yo estudiaba, era muy aplicado y me gustaba mucho la escuela; quería ser ingeniero químico y las matemáticas se me facilitaron también, pero me atraía mucho la química y en la prepa me enfoqué a la química industrial. A los 17 años me empezaban a pagar por jugar, no dejé de estudiar, peor como tenía talento me llamaron más equipos y tuve que poner en la balanza las cosas, porque trabajaba y estudiaba.
¿Qué hacías antes de ser profesional?
Trabajé en Gamesa, ahí era coordinador del secado de las pastas, me dieron un empleo muy sencillo para que jugara basquetbol con la empresa. Empecé la carrera y tuve que decidir, había una liga mexicana antes y cada vez me pagaban más dinero. Era joven y con muchas inquietudes, por desgracia dejé la escuela, pensé en regresar pero fue muy difícil.
¿Cuándo decide convertirse en entrenador?
Tuve dos fracturas muy fuertes, una de rodilla y una de tibia las cuales me retiraron de las duelas como jugador profesional.
¿Te gusta el futbol?
Me gusta el futbol. Cuando era chavo había varios equipos en la capital, el Atlético Español, el Atlante, Pumas, Cruz Azul y América; mi equipo es el azul, pero siendo honesto, la primera vez que fui a un estadio, fue al Azteca a ver al América. Mi hermana me llevó, a qué niño no le entusiasma ir al Azteca; afortunadamente no me llamó la atención el color amarillo. ¡El pasado torneo por poco queda Cruz Azul campeón, pero no se pudo!
“Vi al Cruz Azul campeón en varias ocasiones, en el último campeonato, ahí estuve en las gradas apoyando, no me tocó ir a León a verlo. Aún hoy en día no pierdo la esperanza de ver al Cruz Azul campeón otra vez”.
¿Eras bueno jugando futbol?
Jugaba futbol, antes era el Torneo de Los Barrios, en aquel entonces mucha gente me decía que era mejor en futbol que en el baloncesto. Era mediocampista, tenía buen toque de balón con las dos piernas y físicamente era fuerte y rápido, y por mi altura se me daban los remates de cabeza, pero elegí el basquetbol.
¿Te gusta leer?
Empiezo a leer pero los dejó incompletos, porque estoy de lleno en mi carrera, todo es basquetbol. A mi esposa la amo mucho, pero en la casa me pongo a ver basquetbol, en la computadora a ver estadísticas y demás, es mi profesión, es trabajo y hay que actualizarse.
¿Qué otros hobbies tienes?
En casa veo series, caricaturas, películas; no me gustan las de guerra. Hasta las de miedo, me dan risa. Me gusta el cine mexicano actual, el de antes era divertido pero ha avanzado mucho. Mi esposa y yo somos cinéfilos.
¿Un personaje a seguir?
Siempre tuve una imagen y un ídolo, mi caricatura favorita era Don Gato y su Pandilla; tengo la colección en casa, es la imagen de un líder, así lo veo.
¿Dónde quedaron tus amigos?
Lo que más deja el basquetbol no es dinero, deja muchos amigos; he llegado a pueblitos alejados y la gente que te conoce, te tiende la mano; crecí con muchos amigos pero dos muy especiales, somos los Mosqueperros, Heriberto Martínez y Salvador Helguero.