"¡Paren el juego…!" Se escuchó la orden del ampayita en el parque Alijadores.
Se jugaba la quinta entrada del partido que, a la postre, le daría el título al Club Alijadores.
Era el 28 de Agosto de 1975.
El legendario Parque Alijadores, inaugurado el 16 de octubre de 1927, era de madera, pero en él jugaron las máximas figuras del béisbol mexicano: Angel Castro, “Cochiuila” Valenzuela y Héctor Espino, entre otros.
Quien asistió al diamante de la Isleta Pérez, seguramente recordará con nostalgia, como la máquina, tripulada por trabajadores que se dedicaban a la carga y descarga en la zona portuaria entraba a la altura del bullpen del jardín derecho, en pleno juego.
Alegremente cruzaba por toda la pradera central, para finalmente abandonar el escenario deslizándose por el jardín izquierdo en terreno de fer-ball. Los portones se cerraron
¡Por Dios; era todo un espectáculo, no visto en ningún otro parque del mundo!
"¡Play Ball!" Cantó el ampayer, y el juego se reanudó.
Héctor Espino al bat.
El mejor bateador de todos los tiempos jugaba en esa época con los Alijadores, y esa noche fue una de sus más gloriosas.
El Supermán de Chihuahua pegó un cuadrangular, par de dobletes y dos sencillos. O sea, de 5-5.
El bambino se paró en home; Porfirio Salomón hizo el lanzamiento y el exniño asesino de Chiahuahua, con su clásico juego de muñecas, blandió la majagua y la pelota fue a dar al Río Pánuco. En las espuelas se llevó a Víctor Torres.
Acercó al Alijadores 2-3 en la piazarra, ante los Cafeteros de Napoleón Reyes, un trabuco, que habían tomado la ventaja, en éste que era el quinto juego de la serie.
Por cierto, la serie estaba a favor del Tampico-Madero (sí; leyó bien), por 3-1. Iban por el cuarto triunfo que significaba el título.
Salomón explotó en la siguiente cuando Camarero produjo la del empate. Lo relevó Pablo Gutiérrez Delfín..
Mientras su equipo tomaba otra vez la delantera 4-3, él se encargaba de colocar ceros hasta el sexto inning.
Ramón Arano entró a tirar en la séptima y no permitió carrera.
Pero en la octava todo cambió. Arturo Rey y Eladio Urías ligaron sencillos. Eddie León respondió con toque de sacrificio para avanzar a sus compañeros. Víctor Torres produjo la del empate con sólido hit sencillo. Héctor Espino, quien llevaba de 4-4, redondeó su gran noche conectando largo doblete, empujando a la goma la quinta y sexta carrera.
Espino llegó hasta la tercera almohadilla en error del jardinero Ángel Bravo.
El relevista Buentello lanzó wildpitch y el “Supermán” llegó a “home” con la séptima anotación para el 7-4.
En la novena entrada Maytorena retiró en orden a sus tres rivales, siendo el último out un elevadito al cuadro.
Fue así como la noche del jueves 28 de agosto de 1975 inició el partido decisivo por el gallardete del béisbol mexicano en el ya desaparecido parque Alijadores, y concluyó la madrugada del viernes 29.
Los fanáticos bajaron al terreno de juego a felicitar a sus ídolos y la potente sirena del barco que se encontraba en el Río Pánuco, al unísono con los acordes de la banda que se encontraba en el parque, lanzó el mensaje hacia el espacio:
ALIJADORES, CAMPEÓN!!
Texto íntegro cortesía de Enrique Morales Nacianseno