A 48 horas de la eliminación, Benjamín Gil analizó el final de su temporada junto a Charros. Fue un año donde parecía que Jalisco ya no aspiraba a nada, sin embargo, logró meter al equipo en playoffs con una gran segunda vuelta donde culminaron líderes pero los errores ante un equipo como Venados se pagan caro.
“Se batalló en el relevo intermedio en la cuarta o quinta entrada, eso le mete presión al bullpen pero también batallamos a la defensiva, incluso más que el pitcheo. Cuando la defensiva batalla le mete presión al pitcheo que está haciendo su labor para dominar o conseguir outs, eso alarga las entradas y le da más oportunidad al rival. Si hubiésemos jugado buen beisbol aquí en Guadalajara a lo mejor se hubiera terminado aquí, porque tuvimos posibilidades de ganar el cuarto partido y el quinto definitivamente debimos haberlo ganado, eso nos hubiera llevado quizás a un séptimo juego y quizás a ganar. Fue una combinación de pitcheo y defensiva que nos complicó la situación ante Mazatlán”, detalló.
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En términos generales, el 2023 fue un muy buen año para Benjamín, desde su labor como coach de los Angelinos, el trabajo con la Selección Mexicana en el Clásico Mundial y el pase a la postemporada.
“El estar en Ligas Mayores nuevamente y con dos de los peloteros más importantes, el Clásico Mundial cambió la vida de cada uno de los que participamos y cambio la vida del beisbol en México, espero que para bien; entrevisté para manejar en Ligas Mayores, no sé si soy el primer mexicano en hacerlo o no, pero estuve muy cerca de lograrlo y eso es algo bueno en mi carrera y para México también, no se da pero tengo la oportunidad de llegar a Charros en un reto importante por la situación del equipo, se hicieron las cosas bien y cerramos el año siendo nombrado Manejador del Año, así que muy bueno. No me gustó como empezó el 2024, eso sí te digo, no es de mis favoritos hasta el momento pero el 2023 fue un año extraordinario, ojalá y el 24 sea algo parecido o cerca, superarlo va a ser difícil”, aseguró.
Con todas esas hazañas primero como jugador y ahora como manager, es difícil pensar en algo que le haga falta por cumplir.
“Yo diría mucho, no soy una persona conformista creo que eso ayuda a tener éxito, espero algún día retirarme y entonces reflexionar en los éxitos, a cómo va el tiempo uno comprende qué vamos logrando pero no podemos parar lo suficiente para creernos todo, ni lo malo ni lo bueno. Soy masoquista quizás, le pongo más atención a las cosas negativas que se dicen de mí porque eso es motivación, es como gasolina para el motor de echarle más ganas y demostrar que hay más y a la gente que no cree primero Dios algún día podré convencerlos a base de trabajo y esfuerzo”.
Sangre guinda, corazón azul
Con la polémica por su pasado con Tomateros, Benjamín Gil deja en claro que siempre tendrá un cariño especial por los guindas, pues ahí se desarrolló como jugador y ganó cuatro títulos en LMP, pero asegura que no debe quedar duda de su amor por Charros.
“Quiero que la afición de Charros lo escuche y lo trate de comprender porque no lo voy a dejar de decir: mi sangre es guinda, porque fueron 20 años como jugador, me dieron la oportunidad de ser el manejador que soy; lo que sí, es que mi camisa es azul”, dijo.
Entrega es una de las palabras con que podría definirse a Benjamín Gil, cualidad que la directiva y afición de los Charros de Jalisco han sabido reconocer, dejando atrás su pasado con el acérrimo rival y arropándolo en su nueva casa, sentimiento que es recíproco con el manejador.
“Mi corazón es azul, a lo mejor si lo parten sale guida la sangre pero mi corazón es azul y voy hacer todo lo que esté en mi poder para darle grandes momentos a Charros y a la ciudad de Guadalajara, quiero ser parte importante de la comunidad y quiero estar aquí por mucho tiempo”.
MC