A batazo limpio: una mexicana se abrió paso entre hombres en tierra machista y ahora jugará en EU beisbol de grandes ligas

Diana Ibarra es una de las nueve mexicanas elegidas para el Draft de la primera edición de la Women’s Pro Baseball League

Diana Ibarra es una de las nueve mexicanas elegidas para el Draft. (Cortesía)
Vanessa Flores
Guadalajara /

Diana, la más pequeña de la familia Ibarra Muñoz, tomó el camino contrario al de sus tres hermanos: cambió el rectángulo por los diamantes y se enamoró del deporte favorito de su padre, el beisbol, el más practicado en la región de los Altos de Jalisco, específicamente en Pegueros, su tierra.

En un terreno baldío y rodeada de niños pulió sus habilidades, soñando con que algún día jugaría profesionalmente este deporte y saldría en la televisión. Contó a MILENIO: lo que jamás imaginó fue que la oportunidad le llegaría en Estados Unidos y sería parte de la primera edición de la Women’s Pro Baseball League, que trae de vuelta el beisbol femenino profesional.

Es el cuarto intento en ese país y pone fin a una espera de poco más de 70 años; su antecedente más cercano fue la All-American Girls Professional Baseball League, vigente de 1943 a 1954.

Un sueño que cruzó la frontera

“Yo siempre dije: ‘quisiera ser un día profesional’. Jugué softbol profesional, estuve en Nacionales y en la Preselección, pero yo quería algo más formal, más profesional. Pensé: ‘si ya inició la Liga Mexicana de Softbol, probablemente en unos cuantos años más en México salga la de beisbol’, pero ahora que fue en Estados Unidos y que quedé en el Draft tengo muchas emociones encontradas que no sé explicar. Lo que soñaba a mis ocho años ahora lo puedo estar haciendo realidad”.

De 29 años, Diana Ibarra es una de las nueve mexicanas elegidas para el Draft que definirá a las jugadoras que compondrán la primera edición de la Women’s Pro Baseball League en agosto.

El amor por el deporte rey fue herencia de su padre. (Cortesía)

La creación de la liga la tomó por sorpresa: se enteró de la oportunidad por una amiga suya. Entonces apareció la duda y fue el respaldo de su familia lo que la impulsó a realizar el registro. Una vez elegida, la tapatía recuerda la agonía que vivió cada noche durante el try out, en espera de que le informaran si continuaba en las pruebas.

Cuatro días de prueba y noches de angustia

“Una de mis compañeras de la Selección me dijo: ‘va a haber una liga en Estados Unidos’, y me mandó el link para que enviara mis datos. Estaba indecisa porque faltaba muy poco tiempo y la verdad es un gasto muy grande, pero pensé: ‘es la oportunidad que siempre he querido’. Así que sacamos los ahorros y lo hice.
“Hicimos pruebas cuatro días y en la noche siempre esperaba mi correo con el nervio de saber si había avanzado. No me sentía segura. Si pasas la prueba te avisan cuál es tu horario al día siguiente. Cada día iban recortando porque eran demasiadas las jugadoras; 600 hicimos la prueba. Cada noche le escribía a mis amigas para saber si ellas continuaban o qué les habían dicho. La última noche, cuando vi que me mandaron un correo de ‘felicidades, eres elegible para el Draft’, brinqué de felicidad, casi lloré y dije: ‘tengo que prepararme más porque es algo que yo siempre he soñado y que siempre he querido’”.

Velocidad y carácter, sus mejores armas

Las habilidades de Diana son la velocidad, y eso fue lo que convenció a los entrenadores.

“Soy muy rápida, cubro mucho espacio en el fielder, ese es mi fuerte. Hice tiros y fueron muy certeros y fuertes; siento que eso fue lo que ellos vieron en mí, lo que les llamó la atención para seguir pasando las rondas. Si antes entrenaba dos horas, ahora que sean tres o cuatro. Soy un poco exigente conmigo misma porque me gusta ser buena, demostrar que puedo hacerlo y equivocarme lo menos posible”.

Un sueño que parecía imposible

“Fue un día que no me lo esperaba. Estaba muy emocionada y no sabía qué hacer. Es una emoción que no se puede explicar porque siento que la mayoría es un sueño; es algo por lo que hemos luchado muchísimo y que no pensábamos que en algún punto se iba a lograr. Esto no es futbol, es beisbol, y el beisbol femenino es muy raro verlo, y más que haya una liga profesional”.

Los Altos de Jalisco, cuna beisbolera

El amor por el deporte rey fue herencia de su padre. La semilla se plantó en los campos del municipio de Tepatitlán, en la región de los Altos de Jalisco, zona que se popularizó por su amor por la pelota caliente, donde Sergio Romo, el mexicano con más anillos de Serie Mundial, tiene raíces familiares, y donde nació Luis Iván Rodríguez, pitcher de Charros de Jalisco. Semilla que germinó en busca de su identidad en un terreno baldío del pequeño pueblo de Pegueros, los sábados después del catecismo.

La habilidad de Diana es la velocidad. (Cortesía)

Jugar entre niños en tierra machista

“Cuando yo estaba muy pequeñita, él (su papá) nos llevaba a verlo jugar. Aparte, mis primos juegan beisbol y yo me iba con ellos a armar las retas en el campito de al lado o donde pudiéramos jugar. Me gustó desde que empecé a ver a mi papá. Fui la única: tengo tres hermanos que juegan futbol y decían ‘ay, ahora no quiero ir’, y yo seguía a mi papá, siempre me iba con él. Siento que de ahí nació mi amor por el beisbol.
Había un lote baldío y a un lado estaba el río; nosotros lo hicimos como un campito de beis y los sábados, saliendo del catecismo, nos íbamos a jugar allá o al salir de la escuela. Siempre jugué con niños. Siendo realistas, es un lugar donde son muy machistas. Yo era la única niña que se animaba y me valía que me dijeran ‘tú debes de jugar a las muñecas’.
A mí me gusta el beisbol, yo voy a jugar con los niños y punto. Fui privilegiada porque mis papás nunca me dijeron que no lo hiciera. Mi papá me decía: ‘tú vete y juega, solo ten cuidado y listo’. Desde chiquita yo creo que tenía el don del beisbol, por así decirlo. No se me dificultaba ni tampoco tenía miedo. Por eso muchos niños sí querían que jugara con ellos, porque tenía la fuerza de ellos o bateaba un poco más fuerte que ellos, y siempre decían: ‘yo quiero a Diana en mi equipo’”.

El tardío, pero decisivo inicio formal

El tiempo trajo consigo nuevas oportunidades. El interés en la región era mucho y poco a poco se crearon los espacios para que más mujeres pudieran jugar.

“Yo empecé tarde en una escuela formal de mujeres, a los 14 años. En ‘Tepa’ empezaron a hacer una liga de beisbol femenil. Llegó la invitación a unas personas de aquí de Pegueros para que, si había muchachas interesadas, se unieran a ‘Tepa’. Entonces mis primas se enteraron y, como sabían que a mí me gustaba mucho, me dijeron. Creo que era de martes a jueves y así fue como empezó. Jugué con Pegueros, después me hablaron para jugar en ‘Tepa’, luego en Valle, en Santa María, y así, de un lado a otro, me empezaron a invitar y fui escalando. Gracias a Dios he podido ir logrando ese sueño que tenía yo de chiquita”.

Soñar sin referentes femeninos

Finalmente, rodeada de mujeres, Diana creyó que había alcanzado la cúspide de sus sueños, aun cuando el anhelo palpitaba internamente. El solo pensar en que hubiera una liga profesional femenina parecía un imposible.

“Cuando jugaba con los niños les decía: ‘qué chido que un día yo salga en la tele y me puedan ver’, y ese tipo de cosas, pero también pensaba que no iba a pasar porque no hay beisbol de mujeres. Luego hubo softbol, pero yo no lo juego. Entonces yo lo miraba solo como un sueño, como muchos soñamos cosas que sabemos que probablemente ni pasen. Desde entonces mi sueño más grande es estar en una liga profesional”.

Sacrificio sin ídolos

Talento, paciencia, dedicación y mucha fe forjaron a ciegas el camino de Diana hacia la profesionalización. Jamás hubo certeza, pero sí la conciencia del esfuerzo requerido. Por ello no define a un ídolo: su admiración pertenece a todo aquel que se atrevió a tomar el riesgo y sacrificarlo todo por lograr la meta.

“Yo siempre digo: admiro a todos porque sé lo que se esfuerzan para estar en un equipo, para lograr su sueño. La verdad es que no es nada fácil perderte reuniones familiares por entrenar, por estar en el gimnasio, por partidos, por torneos. Te pierdes de estar con tu familia y de muchas otras cosas. Por eso no tengo un ídolo en específico; para mí todos los deportistas, y más los beisbolistas, lo son. Es muy complicado tener que dejar todo para irte lejos y seguir tus sueños, estar solo y empezar de cero sin conocer a nadie”.

Nueva York, el siguiente diamante

La hija de Pegueros fue tomada como fielder por el equipo de Nueva York, uno de los cuatro que conforman la primera edición de la WPBL, en la que se reúne talento femenil de todas partes del mundo.

A Diana le tocó abrir el camino. Hoy, su historia servirá para impulsar a más niñas a cumplir el sueño de ser beisbolistas.

Diana fue tomada como fielder por el equipo de Nueva York. (Cortesía)

Las 9 mexicanas que irán a EU

  • Diana Ibarra (3B): elegida por Nueva York
  • Rocío Barajas (PD): elegida por Nueva York
  • Edith De Leija (3B): elegida por Nueva York
  • Esthela Segovia (C): elegida por San Francisco
  • Flor Valerio (PD): elegida por San Francisco
  • Rosi Del Castillo (PD): elegida por San Francisco
  • Samaria Benítez (SS): elegida por Los Ángeles
  • Luisa Hernández (3B): elegida por Los Ángeles
  • María José Valenzuela (2B): elegida por Boston

MC

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