Hace 14 meses el panorama era muy distinto para Julio Urías. Una lesión en su brazo de lanzar no solo lo tendría fuera de acción sino que lo obligó a operarse. Tendría que esperar al menos un año para poder estar de regreso en los diamantes. Someterse a la cirugía, descansar, rehabilitación fueron parte de su día a día a partir del 27 de junio del 2017.
Mientras los Dodgers calificaron a playoffs, Julio Urías sabía que tenía que esperar al menos un año para poder pensar en lanzar de nuevo. Físicamente era un gran reto lo que venía. Mentalmente también lo fue. Pero el trabajo diario tuvo sus recompensas: desde ver que ya podía lanzar hasta volver a Grandes Ligas el 15 de septiembre.
Parecía que por esta ocasión solo serían tres oportunidades de subirse a la loma en la temporada regular, un paso grande después de lo que vivió, pero no, los Dodgers tenían otro plan. Después de no integrarlo al roster en la primera ronda de los playoffs, lo pusieron en la lista para la Serie de Campeonato, donde subió a la loma en cuatro ocasiones. El equipo venció en siete juegos a los Cerveceros y el mexicano se mantuvo en el equipo para la Serie Mundial. Y el martes debutó en esta instancia trabajando una entrada.
¿El debutar en el Clásico de Otoño fue como lo imaginó o fue mejor?
“Fue mucho mejor por todo lo que he vivido el último año”, declaró Urías tras terminar el primer juego del Clásico de Otoño. “No ha sido nada fácil lo que viví, mantenerme día a día con la mentalidad positiva y fuerte para seguir trabajando y seguir buscando lo que era. Eso es lo que me deja el mejor sabor de boca”.
Julio empezó a calentar en la parte alta del sexto inning y fue llamado al montículo para hacerse cargo de la parte baja de ese rollo. Enfrentó a tres hombres y los dominó con dos ponches y un elevado a primera base. Con 14 pitcheos se estrenó el lanzador nacido en Culiacán. Volvió para el séptimo rollo pero le dieron un elevado corto al jardín izquierdo que se transformó en un doblete. Ahí acabó su primera experiencia en un Clásico de Otoño, en una noche donde además, hizo historia, al ser el pelotero más joven en debutar en una Serie Mundial desde Fernando Valenzuela en 1981.
“El año pasado no fue fácil para mi y este año cuando empecé a lanzar en la etapa de rehabilitación seguía teniendo cansancio y cierto desgaste físico normal después de un día de lanzar, aunque obviamente ahora me siento muy bien y bendecido”, añadió Urías.
Ese imparable que le pegaron en la séptima tanda se transformó en una de las tres carreras que anotaron los Medias Rojas en ese rollo, cargándosele a su cuenta final del día, que fue de un inning, un hit, una anotación y dos ponches.
“Es algo especial porque era uno de mis sueños venir a este parque como jugador y nada mejor que ahora en una Serie Mundial que forma una parte mucho más profunda, uno de los sentimientos más grandes el que he tenido el día de hoy”, sentenció el tricolor.
Aunque no hay planes específicos para Urías, se espera que tenga más acción en esta Serie Mundial sobre todo en momentos donde haya que enfrentar a bateadores zurdos después de que el abridor deje el juego