En los campos de la Liga Quintero comenzó la historia deportiva de Marco Verde. Antes de convertirse en el nuevo héroe del boxeo de México, el pugilista cimentó las bases de su carrera en otro deporte: el beisbol.
Esta Liga es una de las más importantes de Mazatlán, Sinaloa, una escuela donde han surgido peloteros de la talla de José Urquidy, campeón de Serie Mundial con los Astros de Houston en 2022.
- Te recomendamos Gestión de Ana Gabriela Guevara ha generado más medallas olímpicas, pero sin oros Juegos Olímpicos
En el 2006, Marco Verde arribó de cuatro años por primera vez a las canchas de tierra de la Liga Quintero en las que, durante otros 12 años, alternaría este deporte con el boxeo.
“Aquí llegó acompañado de su papá, de sus abuelos y otros familiares que ya jugaban en la Liga Quintero porque también él tuvo un hermano egresado de aquí. Empezó a la edad de cuatro años en el campo en Categoría Pastel. Desde aquí empezó a desarrollarse como pelotero, tuvo una infancia muy buena. Siempre fue un gran niño disciplinado porque lo ha mostrado desde chiquito: cumplía con los entrenamientos, siempre estaba acompañado por su abuelito, que lo traía a los entrenamientos y pues realmente fue un niño que siempre fue avanzando en este deporte también”, recuerda José Ángel Chavarín Osuna, su entrenador de la Liga de beisbol quien lo recuerda como un joven veloz que se desempeñaba por los jardines del diamante.
Fue seleccionado
Y fue tal la disciplina de Marco que su habilidad lo llevó a convertirse en seleccionado en el Panamericano Sub-12.
“Tenía mucha habilidad para desempeñarse en este deporte. Es zurdo, él lanzaba derecho y bateaba zurdo, jugaba de outfielder, era un jugador rápido, de base, un gran jardinero, hacía buenas atrapadas, buen brazo, eran muchas sus condiciones al grado de ser seleccionado a nivel nacional, donde estuvo como seleccionado en la categoría U-12 en Panamericano y también preseleccionado también en esa misma categoría para un Mundial”.
De hecho, el quedar fuera de la prelista para el Mundial juvenil, dejó marcado al joven beisbolista, quien a partir de entonces incrementaría su actividad en el boxeo.
“Él estuvo todo el proceso de entrenamiento, pero en el último día no viajó, situación que lo dejó muy triste”.
Su llegada al boxeo
A los 12 años, se fue en un ciclo escolar a Los Mochis y a partir de ese momento, el boxeo se convirtió en su principal deporte, en el que buscaría seguir los pasos de su padre Manuel Verde, quien también fue boxeador olímpico mexicano en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
José lo recuerda con una sonrisa y bromista con sus compañeros, tal como es en estos días en los que acapara el reflector del deporte nacional. Actualmente la liga cuenta con 450 niños y, además de una formación deportiva, se les da una formación cívica para ser mejores personas y, ¿por qué no? De vez en cuando que surjan diamantes en bruto.
“En la Liga Quintero les damos una formación integral en todos los aspectos, tanto deportivos como valores. Es lo que buscamos. Y pues ya realmente hay atletas que salen con las condiciones para jugar en el profesionalismo. Pero nosotros buscamos más que eso. Darles formación deportiva y que sean unas personas de bien el día de mañana”.
El viernes que se efectuó la pelea final de Marco en los Juegos Olímpicos, Mazatlán se paralizó para ver a su nuevo hijo pródigo de la colonia Montuosa. Su entrenador observó atentamente los movimientos del pequeño que conoció hace 18 años y no contuvo la emoción de verlo triunfar, aunque fuera en otro deporte.
“Hasta se me enchina la piel, estábamos desesperados porque se llegara la hora, desafortunadamente, pues no se alcanzó el objetivo, pero para nosotros es un logro, para nosotros fue oro y siempre será un campeón ‘Green’”.
Marco dejó de practicar el beisbol a los 16 años para enfocarse totalmente al boxeo. Seis años después, cumplió la meta de emular a su padre, colgarse una medalla olímpica y poner de pie a todo un país que ya lo tiene como uno de los héroes de los Juegos Olímpicos.
ZZM