La carrera de Benjamín Galindo Marentes se catapultó en la zona sur de Tamaulipas a principios de la década de los Ochenta. La Jaiba Brava del Tampico-Madero le dio la oportunidad en el futbol profesional y de emigrar para trascender en las Chivas Rayadas del Guadalajara, a raíz de una de las operaciones más secretas registradas en dicha época.
Fue años más tarde, cuando se dio a conocer el monto acordado entre ambos clubes por los servicios del mediocampista, más de 90 millones de pesos, lo que significaba el doble del valor de los jugadores más importantes en el balompié nacional. Sin embargo, para no inflar el mercado, el propietario de la escuadra porteña Salvador Barragán Camacho y su homólogo tapatío Marcelino García Paniagua pactaron no divulgar el costo.
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"Benjamín mostró de inmediato su talento y varios equipos lo pretendían, aunque el más insistente fue el Guadalajara. García Paniagua hizo todo por llevárselo y cuando vino el interés formal del Guadalajara, Chava Barragán me pide ponerle un precio. Al principio fue 100 millones de pesos, una cifra estratosférica en su tiempo y con la intención de no ser vendido", aseguró Raúl García Cobos, ex directivo y amigo de Galindo Marentes.
Al darse la primera propuesta, el entonces presidente de la escuadra jalisciense quedó sorprendido por tan alta cantidad. Ante esto, decidió reunirse tanto con Barragán Camacho y Joaquín Hernández Galicia, ex dirigente del sindicato petrolero, encargado de la Jaiba Brava en todos los aspectos económicos.
En esa charla, cuenta García Cobos, Marcelino aprovechó la amistad con manos personajes para amarrar el trato, sin antes solicitar una rebaja. "Te lo dejo en 90 millones", fue la última oferta de Chava. Sin más que decir, el directivo rojiblanco respondió: "¿cómo quieres el pago, en efectivo o en un cheque?". Así concluyó la transacción.
"Vendimos muchos jugadores en ese tiempo, pero Galindo fue el más caro de todos", apuntó el ex directivo local.
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Su llegada
Al nacer en el municipio zacatecano de Tierra Blanca, Benjamín Galindo parte de su infancia y juventud en Guadalajara. A los 19 años fue invitado junto con otros talentos a viajar a Tampico, participó en la Liga de Novatos de nivel amateur, cuándo fue visto por el entrenador Ignacio “el Gallo” Jáuregui. En el otoño de 1979 hace su debut oficial con la casaca azul celeste.
A pesar del descenso tres años más tarde, vino la fusión cómo Tampico-Madero, donde fue titular indiscutible durante 4 años, antes de la negociación con las Chivas.
“El Benja llegó como tantos muchachos al equipo, directamente del barrio al profesional. Lo hizo desde muy lejos pero cuando lo detectaron, se notaba su habilidad y toque”, expuso Raúl García Cobos.
Antes de su consagración, jugó las finales de los torneos Prode 85 y México 86, con Carlos Reinoso de entrenador, al perder con América y Monterrey respectivamente.
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