Boxeo lo rescata de las drogas y lo forja como entrenador

Francisco “El Tampico” Rodríguez vivió un infierno de adolescente, hasta descubrir el deporte; llegó al profesionalismo y hoy prepara a jóvenes porteños.

Francisco “El Tampico” Rodríguez
Sergio Sánchez
Tampico /

La vida de Francisco “El Tampico” Rodríguez se perturbó a los 13 años de edad. Cayó en el mundo de las drogas tras el abandono de su madre y el alcoholismo de su papá; afortunadamente abrió los ojos para salir de lo más profundo del ocio gracias al box, donde logró pelear en el amateur y profesionalismo y hoy se ha convertido en uno de los entrenadores más exitosos de la región. 

Gracias a este deporte motiva a los jóvenes a seguir adelante ante cualquiera que sea su problema, siendo él, un ejemplo vivo de que el querer es poder. Paquito, como lo conocían los amigos del barrio, tenía 8 años cuando su madre lo abandonó, nunca supo los motivos.

La tristeza lo envolvió al no tener el calor de mamá cuando más lo necesitaba. Su padre, cuya enfermedad era la bebida, nunca pudo encargarse de él y su único sentimiento fue la desolación, tristeza, con la idea de por qué la vida le había puesto esa mala jugada a su corta edad. 

Pasaron los años hasta que Francisco cumplió 13, justo la edad de la pubertad, de las preguntas sin respuestas. Las malas compañías lo llevaron a refugiarse en el bajo mundo de las drogas sin ver la esperanza, sin cariño, sin amor. 

“Yo tuve una infancia muy dura por el abandono de mi madre y el alcoholismo de mi papá; yo tenía ocho años. Me dolió tanto el que ella se fuera y la enfermedad de mi papá, pues dejé de tener el calor que un niño necesita”, dijo. 

Tras este abandono, Francisco quedó al cuidado de sus abuelos pero se volvió rebelde.

“Quería tener a mi madre, nunca acepté el por qué no estaba y para otros niños sí”, acotó el pugilista. Los años pasaron pero el dolor oprimido en su pecho era diario. Con ese sentimiento, un día recibió otra terrible noticia, la muerte de su padre justo el día de su celebración. nuevamente se refugió en las drogas. 

“Me drogaba con resistol, después con marihuana y luego caí en el alcoholismo. A los 13 años tuve contacto con las pastillas, así seguí hasta los 29”, expresó.

“Yo andaba en mis ondas, en mi avión y de ahí me convencieron para que fuera a entrenar, como siempre, había personas que me daban buenos consejos”


Inicia a boxear 

Justo cuando pasaba frente al cuarto donde dormía, le tomó la palabra de ir a entrenar un rato a Alejandro de la Torre, “El Tyson”, en la Unidad Deportiva de Tampico.

 “Yo salí de una casa abandonada donde me refugiaba, pasó Alejandro de la Torre como a las 4 de la tarde; me dijo ‘vente, vamos, acompáñame’ y como era mi ídolo, ya lo había visto en peleas, me atraía el box, entonces llegué a la Deportiva y estaban guanteando, le gritó el entrenador (José Antonio) “Pilinga” Reyes: ‘este canijo quiere guantear’. 

Se acercaron y me pusieron unos guantes; tuve miedo, pensé rápido ‘no lo demuestres porque se van a burlar de ti’, y pero fuí bien ‘valentón’ y me trajeron un ‘chavillo’ con un año entrenando, Ramiro Hernández”, recordó. 

Ese día Paco sacó algunas cosas que traía en su corazón, le dio con todo a su rival y mostró madera para este deporte. 

Yo andaba en mis ondas, en mi avión y de ahí me convencieron para que fuera a entrenar, como siempre, había personas que me daban buenos consejos”, detalló el deportista. Eso fue un lunes, regresó al día siguiente yel resto de la semana. 

Para el viernes gana su primera pelea en el torneo Raúl Barceló, ya con 18 años. “Eso me motivó para seguir entrenando bajo la instrucción de “La Pilinga”, uno de los mejores entrenadores aquí en Tampico y en el ámbito nacional”. 

Gana su primera pelea en el torneo Raúl Barceló, ya con 18 años.


Entra a rehabilitación 

Pese al deporte, Francisco se integró a un grupo de Alcohólicos Anónimos tras debutar como profesional , donde logró 8 triunfos y 3 derrotas ante campeones nacionales e internacionales.

 “Llegué al grupo y recuerdo contra tres ex campeones del mundo, Roosevelt Montoya de Reynosa, empaté con él aquí en Tampico; el “Pingo” Miranda y Nikki Benz”. 

Sus ojos brillan cuando el final del combate ante Montoya para recaer. “La policía me detuvo, al salir de la celda fui a rehabilitarme. Ahí se acabó, dejé las drogas y el alcohol porque yo decía que esa pelea era conmigo mismo”, indicó.


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