Román González no olvida sus raíces y a pesar de haberse encumbrado hasta lo más alto del boxeo al convertirse en rey de los libra por libra, el campeón nicaragüense recuerda cuando iba a la cama a dormir con el estómago vacío o como cuando para poder rendir en el gimnasio tomaba agua con azúcar.
El actual campeón mundial diamante del WBC está de visita en la Ciudad de México en donde aseguró que viene a dar un mensaje a los jóvenes de que con esfuerzo y trabajo – alejados del mal camino – pueden salir adelante.
“Recuerdo como luchábamos - como familia - cuando yo estaba chico. Una vez mi mamá trabajando tuvo un accidente muy malo. Se quemó la cara y yo me propuse que mi mamá no volvería a trabajar. Luché como nunca para salir de esos momentos como cuando nos íbamos a dormir sin comer, eso me motivó a salir adelante. Hubo momentos que no había nada de comida y nos íbamos al gimnasio, que nos quedaba a 5 kilómetros a pie, con solo agua con azúcar en la panza”, dijo en conferencia de prensa el peleador que conquistó los campeonatos mínimo y minimosca WBA, mosca WBC y supermosca WBA y WBC.
Con una trayectoria de 17 años profesional, 21 peleas de campeonato mundial y un estimado de 2.5 millones de dólares en ganancias por sus duelos, Román ahora se prepara para la última etapa de su carrera, pues reconoce que a los 35 años está cerca de decir adiós.
“A mi me motiva mucho Dios, yo pongo mi vida en sus manos y todo. Yo tengo muchas bendiciones, pero nunca pensé llegar a donde he llegado. Pero siempre he dicho que lo que tengo es por Dios. Compartir esto hoy con ustedes es importante, que llegue a los jóvenes para que se aparten de los malos vicios”, explicó.
Román aseguró que las negociaciones con el mexicano Juan Francisco Estrada van viento en popa y solo espera a finalizar algunos detalles para poder firmar la trilogía que se ha extendido a lo largo de 10 años y en la que reparten las victorias.
EM